- “Una escuela sin armarios”, a pesar de Peñafiel, Rojo o Durán
- El Plural, 2009-07-08 # Beatriz Gimeno . Escritora
Sí, la discriminación es un tema muy serio; la manifestación también lo es. Nadie dijo nada del Carnaval de Río, de los cofrades vestidos de formas extrañas en Semana Santa, de los hombres vestidos de mujer en cualquier carnaval patrio a poco que les dejen; en fin, de la gente que sale a la calle haciendo cosas raras en cualquier procesión o celebración o fiesta patronal. Son fenómenos culturales que suelen verse con simpatía; a no ser que los protagonistas sean lesbianas, gays, trans y amigos y amigas.
Nuestra manifestación también es seria. La manifestación del Orgullo es una muestra de la visibilidad de la cultura homotransexual, una de las formas de expresión de esta cultura. Cualquier minoría que haya desarrollado una conciencia de identidad diferenciada crea también sus propias formas de expresión. La minoría homotransexual ha creado una de sus formas de expresión basándose en el carnaval, en lo que éste tiene de transgresor, de excesivo, de celebración de la sexualidad, de celebración de la vida antes de la cuaresma (la homotransfobia cotidiana), de desafío a los roles e identidades de género, desafío a la represión y a la tristeza. Es una manifestación cultural para un día concreto. Nadie va así a la oficina al día siguiente.
No gustará, supongo, a todos los gays, lesbianas, bisexuales o transexuales, ni todos se sentirán cómodos saliendo vestidos de yo qué sé, mariposa, flor, marinero, policía porno o camarera. De hecho, la mayoría asistimos vestidos de nosotros y nosotras mismas pero nos divertimos, en todo caso, con aquellos que son más atrevidos que nosotros, porque sabemos que es muy serio estar allí. Las fiestas de carnaval eran algo muy serio en su origen porque celebraban la vida y la alegría en medio de una Europa desolada por las enfermedades, la miseria y la tristeza. Somos muy serios cuando salimos a la calle con la mayor alegría posible.
Pero la manifestación es muy seria además porque tiene un lema y un contenido político explícito. El de este año: “Escuelas sin armarios”. Un lema asumido por los partidos que estaban allí y por los sindicatos que también nos acompañaron. Por asociaciones de padres y madres, de enseñantes y de alumnos; un lema que este año, y gracias al excelente trabajo de la Comisión de Educación de la FELGTB coordinada por Jesús Generelo, se ha escuchado más que nunca. Un lema al que han hecho referencia los políticos y la propia ministra de Igualdad que asistió a la manifestación. Un lema imprescindible y que anuncia por dónde tiene que ir el trabajo en los próximos años: porque la escuela no puede ser el último reducto de la homofobia y la transfobia y porque los adolescentes gays, lesbianas y transexuales no pueden tener miedo de ir al colegio.
La manifestación del Orgullo es siempre muy seria, porque serio es que salgamos a la calle a decir que estamos aquí, que somos como queremos y que estamos a gusto en nuestra piel. A pesar de todo. A pesar de gente como Peñafiel, Rojo o Durán que, seamos serios, lo que no pueden soportar es que a pesar de que exista aun gente como ellos, todavía seamos capaces de pasarlo bien y de reivindicar al mismo tiempo.
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