2009/05/15

> Berria: Homofobia > TURQUIA: EXPULSAN A UN ARBITRO POR HOMOSEXUAL

  • Expulsan a un árbitro turco por homosexual
  • Sport, 2009-05-15
Un árbitro de fútbol turco homosexual, cuyo nombre no ha trascendido, ha sido excluido de la competición por su orientación sexual, informó ayer el diario Hurriyet. La cuestión podría acabar en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos si el problema no puede resolverse en Turquía.

> Berria: Argitalpenak > LA SEMILLA DEL ODIO

  • La semilla del odio
  • Página 12, Soy, 2009-05-15
El retrato postal de la Antigua Grecia como paraíso de la diversidad sexual acaba de inundarse hasta desaparecer: la distribución en Argentina de "Homofobia: Una historia", de Byrne Fone, devela cómo la pasividad sexual, el afeminamiento (y las mujeres en sí) y hasta el deseo desatado eran considerados monstruos escatológicos capaces de corromper no a la naturaleza sino a la misma idea de sociedad: la corrupción empezaba en el cuerpo y seguía en el cuerpo político. Así germinó el odio en la cultura occidental, más de veinte siglos antes de la invención de la palabra homofobia.

”Mi suposición es que cuando la mayoría de los homófobos imaginan que la homofobia es un nombre intelectualizado para una antipatía innata hacia los homosexuales, ésta, no obstante, es un producto de la educación y la socialización”, explica Byrne Fone en la introducción a su libro Homofobia: Una historia, que se acaba de distribuir en Buenos Aires por estos días, pero que originalmente fue publicado hace una década en EE.UU. Así, la estrategia de Fone tiene que ver con la mejor parte de los estudios gay-lésbicos y con todo el movimiento queer: desnaturalizar los procesos que soportan las ideas monolíticas de la sexualidad. Y una historia desnaturalizada implica, claro, encontrar el punto de vista para deshacer el arbitrio, la construcción de los prejuicios que congelan el pensamiento o, lo que es lo mismo, que obturan la diferencia. Y por eso, Fone, en lugar de trazar virtudes de la homosexualidad, de buscar la belleza homoerótica y enfrascarla en prosa estética, cuenta una historia de la homofobia, es decir, se ubica en un revés de la trama; un revés erudito y con todo el orgullo de su pasión invertida. Y la desnaturalización es una estrategia genial, porque justamente la homofobia se construye mayormente sobre el efecto de sentido del discurso sobre “lo natural”.

Si bien la palabra “homosexualidad” apareció en 1868, recién en la segunda mitad del siglo XX se comenzó a usar la palabra “homofobia” para referirse a la antipatía hacia los homosexuales. Presumiblemente fue publicada por primera vez en un artículo científico de K. T. Smith de 1971 titulado “Homofobia: una caracterización tentativa de la personalidad”. Esa particular antipatía, lejos de ser un mero sentimiento, se expresó a través de condena, aversión, temor, proscripción y el exterminio de homosexuales a lo largo de la historia. Fone enuncia dos causas ideológicas, dos prejuicios de ese temor: 1) la homosexualidad y los homosexuales perturban el orden sexual y de los géneros que supuestamente creó la ley natural; es, en definitiva, el desagrado frente a la diferencia sexual; 2) la conducta social de los homosexuales perturba el orden social, legal, político, ético y moral de la sociedad. Estos prejuicios desperdigados en la cronología de la homofobia que realiza Fone, desde la antigüedad hasta fin del siglo XX, permiten hacer un recorrido transversal del libro: por un lado, uno puede leerlo como una teratología, es decir, un catálogo de discursos monstruosos para construir monstruos; y por otro, una descripción de las prácticas higienistas para limpiar el impacto social de esos monstruos: la lucha contra la exposición pública, la notoriedad, la supervivencia y la herencia de los homosexuales. Y con su punto de vista original, y recopilando varios estudios previos, Fone logra hacer una radiografía del germen, de la idea que tenemos de la cultura griega. Su hallazgo es refundar los orígenes.

Bestiarios
Si bien los estudios gay-lésbicos repiten el retrato postal de la antigüedad como paraíso de la diversidad, cargando tintas sobre la democracia griega como ideal, en el libro de Fone se puede leer la idea de que en la Grecia antigua, como se señaló muchas veces, no existía una palabra que diferenciara la homosexualidad. Sí existieron formas del discurso que produjeron monstruos sexuales: antes del acto de nombrar lo diverso, se lo insultó directamente. La degradación homofóbica a partir del lenguaje es de inventiva griega. Porque si bien existía la tan idealizada paiderastia, ritual iniciático de un adulto mayor a un discípulo púber, donde se difuminaban los roles de maestro y discípulo y de amado y amante, la homosexualidad no era un problema siempre que fuese viril, exclusivamente activa y controlada. Pero el control era, principalmente, un control de esfínter: los que gozaban del sexo anal, aclara Fone, “no eran hombres verdaderos en absoluto sino monstruos afeminados, quienes recibirían a cualquier hombre que los quisiera por el ano”. La pasividad sexual, la insaciabilidad y el afeminamiento no se consideraban naturales o aceptables en Grecia, eran actos de freaks escatológicos, que abandonaban el ideal viril: así nacieron los malakos, palabra peyorativa que designaba a hombres suaves, afeminados, y que también sugería debilidad moral. Esa idea de virilidad como forma suprema del cuerpo amoroso está bien representada en El banquete, texto bendecido por tantas décadas de homoerotismo neoplatónico, pero que Fone pone en crisis al advertir que Platón, a través de ese encuentro para definir la lógica del Eros, construye un “reino donde ni las mujeres ni el afeminamiento tienen lugar alguno”. Y así lo declara uno de los asistentes a El banquete: “El amor entre varones no sólo es diferente del amor entre hombres y mujeres, sino superior a éste, porque es discriminador, fiel y permanente, y porque los hombres son superiores a las mujeres en inteligencia y fuerza”. El sexismo en toda potencia, la misoginia desatada que extirpa todo valor social a lo femenino en la sociedad, no puede representar en ninguna cultura un estadio de ideal democrático diverso.

Sobre ese monstruo afeminado descargó su risa el comediógrafo Aristófanes, con sus personajes de hombres mujeriles o travestidos, como el Agatón de Tesmoforiazusas, a quien se llama una “paradoja” por vestir ropas de mujer, fundando con esa palabra el chiste como burla homófoba, el antecedente de todo teatro de revistas machista. En esta obra, el argumento de Aristófanes sostiene que “hombres como Agatón –que no son ni varones ni hembras– perturban el orden de la sociedad, el cuerpo masculino corrupto introduce caos y corrupción en el cuerpo político”. Y, justamente, según los ideales de Platón, el problema era el cuerpo, porque siempre implicaba corrupción: lo platónico tenía menos que ver con el deseo sublime como relación física entre amantes que como amistad viril para la contemplación de lo bello y lo bueno. Estas ideas filosóficas, más bien abstractas, fueron recuperadas siglos después por los que sentaron las bases del pensamiento judeocristiano, fundando una corriente neoplatónica para justificar un ascetismo antisexual, acentuando la dichosa dicotomía entre carne y espíritu con la intención de promover el celibato, la vergüenza del cuerpo sensual, que finalmente corregiría con la moral de la Inquisición: la carne homosexual, desviada, perversa, sería quemada en las hogueras.

La posibilidad de una isla
Si a la sátira se le puede atribuir cierta ironía y a la filosofía una suerte de uso de la metáfora, ambos procedimientos que dan cierta ambigüedad en su condena a lo homosexual, a lo femenino y al travestismo, el alegato de Esquines contra Timarco, según sostiene Fone, aporta más cabalmente la ideología griega, sobre todo porque es el único documento que se conserva que trata exclusiva y seriamente de una argumentación sobre la homosexualidad. Y Esquines, para defenderse de una acusación de traición en un juicio, argumenta que Timarco no tiene autoridad por ser homosexual. O mejor dicho: por ser “una criatura con el cuerpo de un hombre deshonrado con los pecados de una mujer”. No sólo se acusa a Timarco de haber usado el culo para gozar, sino de otras mariconadas como maquillarse para aparentar menos edad de la que tiene con el fin de seducir, además de usar telas “suaves y hermosas”. Eso le valió otro insulto en perfecto griego: kinaidos, débil, lujurioso. Hoy lo llamaríamos simplemente marica, o cualquiera de sus sinónimos despectivos. El afeite amanerado, la estilización juvenil en el cuerpo adulto construidos como forma de lo monstruoso es un tic de la homofobia que se extendió hasta nuestros días. Es natural que un hombre maduro tenga canas, pero Timarco se las teñía: la tintura lo pintaba como puto. Toda esta argumentación posibilitó la sanción para que Timarco no pudiese seguir hablando en la asamblea pública y que se le denegaran sus derechos como ciudadano. Lo que los Estados modernos hacen con los homosexuales hasta el día de hoy, la Grecia antigua lo instauró en ese dictamen: al gay se lo invisibiliza negándoles los derechos como cualquier actor social pleno y se lo reduce a un ser despolitizado. La homosexualidad, ahora, ya no sólo es un crimen contra la naturaleza, sino contra las leyes sociales. Evidentemente, ésas son dictadas por la lógica estrictamente patriarcal, el ideal griego que se trataba de perpetuar.

Si faltaba alguna institución, la ciencia griega también decía lo suyo, que fue cruel y no mucho, pero suficiente para que también la homosexualidad fuese una enfermedad. Y para eso bastó un tratado, el Physiognomonics, del siglo IV a.C., que usualmente se compila dentro de los tomos de obras de Aristóteles, pero no fue escrito por él. Ahí, al marica, al kinaidos que comenzó a describir Timarco, se lo caracteriza fisonómicamente: “Ojos inconstantes y es patizambo; inclina la cabeza hacia la derecha; gesticula con las palmas de las manos hacia arriba y las muñecas fláccidas; y tiene dos estilos de caminar: menear las caderas o mantenerlas bajo control”. Para una anatomía de la inversión, para identificar al enemigo de la naturaleza, los fisonomistas pusieron al trolo bajo el microscopio para agigantar sus rasgos, para congelar su gesto bajo la lupa, y así dibujar la primera caricatura homófoba de la historia, una que se repite hasta en las películas del siglo XX.

Y si se trataba de detectar la diferencia sexual, era para después administrar el lugar que le correspondía en la escala social. Porque si esto no bastaba para que el cuerpo, el género y el ano se pensaran contra natura, aunque sobre todo se los creara como un atentado contra el orden político, en el 350 a.C. el mismísimo Platón, el supuesto adalid del homoerotismo, puso negro sobre blanco en Las leyes, que versa sobre la creación de Magnesia, un Estado utópico en la isla de Creta, y donde, justamente, decreta que el sexo homosexual y el lesbianismo son “crímenes antinaturales de primer rango”. Y, por fin, aparecen las lesbianas en el discurso platónico, para eliminarlas de la lógica del Estado ideal. Ahí tienen su democracia paradisíaca griega: Platón envió a los heterosexuales a una isla, para alejarlos de los afeminaditos y las machonas. La grotesca geografía imaginaria ya estaba trazada: era la isla de la fantasía homófoba, lugar desde donde se comienza a erigir el pensamiento y las prácticas contra la diversidad sexual que primaran en el resto de la historia.

Palabras específicas
Además de releer algunas ideas sobre la historia de la homosexualidad, "Homofobia: Una historia" también es un libro sobre las formas de los discursos literarios en su lucha por el sentido social y la representación de lo diverso. Por eso, con entusiasmo bibliófilo, Byrne Fone usa como fuentes de su cronología exhaustiva los libros que buscan afanosamente las formas literarias más aventuradas para expresar la diferencia sexual, en tanto de manera positiva como aberrante. Desde la literalidad a la traducción, desde la metáfora a la etimología, el libro multiplica el deseo en mil palabras que tratan de hacer de la diferencia una sublime experiencia literaria. Y así Fone expone cada detalle de obras fundadoras, pero también de muchas desconocidas, para que surjan los matices de la diversidad sexual en su búsqueda de las palabras justas. Fone parece más identificado con la investigación estética austera de Walt Whitman, tal vez el poeta homoerótico que inaugura una nueva voz cuando se apagaba el siglo XIX. En un afán preciosista, Whitman denuncia que existen “pocas palabras o nombres para los sentimientos amistosos” y se encarga de buscar las “palabras específicas” para que la poesía pueda expresar el cuerpo y el sexo. Cuando la pluma refinada de Fone vuela alto sigue los designios del poeta y se encamina en la investigación más elocuente para marcar el conflicto homofóbico a través de la cita expresiva y la invención justa. Dentro de esa línea, el libro alcanza su plenitud en las lecturas críticas de novelas, teatro y cuento en el Estados Unidos de principio de siglo XX. Ahí, logra recuperar una literatura panfletaria poco célebre y se adentra en su corazón oscuro para destapar las voces perdidas en medio del desconcierto, de la experiencia casi secreta. En esas páginas hay desafío político, inventiva, algo de humor y hasta ridiculez, por ejemplo, cuando se cita a un tal Dr. John F. W. Meagher que enuncia cosas estrafalarias como que a los homosexuales “les gustan las cosas artísticas agradables y casi todos ellos son aficionados a la música. También les agradan los elogios y la admiración. No saben silbar bien. Su color favorito es el verde”.

> Berria: Argitalpenak > "HOMOFOBIA: UNA HISTORIA", UN ENSAYO SOBRE "EL ULTIMO PREJUICIO ACEPTABLE"

  • “Homofobia: una historia”, un ensayo sobre “el último prejuicio aceptable”
  • Byrne Fone hace un recorrido acerca de esta forma de aversión
  • La Jornada, 2009-05-15 # Ricardo Solís
Una atractiva novedad editorial llega a librerías, aunque tal vez valga más decir que se trata de un texto necesario, por más de una razón. El libro en cuestión es "Homofobia: una historia" (Océano, 2009), del investigador norteamericano Byrne Fone (catedrático de la City University of New York y una autoridad en esta área de estudios), en el que –a lo largo de más de 600 páginas– se hace un recorrido a través de fuentes históricas sobre esta forma de aversión que, no sin un poco de velada ironía, el autor bautiza como “el último prejuicio aceptable”.

En esta historia del prejuicio, Fone detalla muchas de las acusaciones que ha sufrido la homosexualidad, incluso la de provocar o atraer catástrofes naturales o epidemias como castigo divino. Aquellos sobre quienes ha pesado el apelativo de sodomitas han sido acusados a lo largo del tiempo de amenazar a la familia, al Estado, al orden natural y a la propia supervivencia de la raza humana.

Así, la homofobia con frecuencia no puede desligarse de otros prejuicios, como el racismo o la xenofobia, por ejemplo. Y las reacciones hostiles hacia los hombres que practican “el amor que no se atreve a decir su nombre” (para seguir la cita del poema de Lord Alfred Douglas) pueden estar relacionadas con actitudes sexistas hacia las mujeres. Si los hombres normalmente desprecian a las mujeres porque les atribuyen el ser “débiles”, “irracionales” o “inferiores”, también pueden despreciar a aquellos hombres que –según su punto de vista– se comportan “como mujeres”.

Fone comienza su recorrido analítico desde la Antigüedad (cuando ni siquiera el término existía). Sin embargo, nos recuerda que en las civilizaciones griega y romana, la unión y el amor entre miembros del mismo sexo se practicaron sin prejuicios morales, ni religiosos (incluso ciertas prácticas determinadas se consideraban “saludables” en términos formativos, por ejemplo), aunque sí se desestimaban ciertas clases de unión o algunas conductas que merecían la crítica o la abierta desaprobación (el caso –por ejemplo– del “cambio” de postura de Platón, de El Banquete a Las Leyes, resulta ilustrativo y sus consecuencias fueron visibles en el futuro), a lo que debe sumarse la limitada base histórica documental y los vicios interpretativos consecuentes.

El autor considera que la narración bíblica de la salida de Sodoma por parte de Lot y su familia, es la fuente primaria fundamental de la prohibición de la homosexualidad hasta nuestros días, aunque ésta se base en la sesgada interpretación de carácter sexual de un verbo en arameo y sin atender a cuestiones históricas de mayor peso.

Con la consolidación del cristianismo se acentuó el encono contra los homosexuales, pero no fueron sólo las instancias religiosas las que fomentaron, difundieron y apoyaron la homofobia, otras instituciones (legales, políticas, morales y filosóficas) alentaron un fenómeno que, hoy día, no deja de provocar juicios y acciones lamentables.

En su extenso ensayo, Fone enumera numerosos ejemplos que refieren la burla y el desprecio en contra de los homosexuales y hechos todavía más graves, como la persecución y el homicidio del los que han sido víctimas por centurias (además de hacer hincapié sobre cómo evolucionaron también los marcos normativos que condenaron estas conductas e impusieron penalidades que llegaron a la pena de muerte, en muchos casos).

Al concienzudo estudio no escapa el revisar las diferentes tradiciones culturales a través de las épocas. De este modo, es posible atestiguar cómo se fueron transformando algunos prejuicios culturales y la manera como operaron y sirvieron de pretexto para la descalificación política o la franca eliminación de un adversario (así se tratara de un individuo o nación).

Pero, claro, a pesar de lo exhaustivo de la investigación, el libro adolece de fallas, algunas de ellas muy notables. Por ejemplo, así se considere lógico en alguna medida, Fone limita a un solo capítulo breve el desarrollo de la homofobia durante el proceso de conquista y colonización del continente americano, algunas referencias bibliográficas quedan en la mera mención o el plumazo obligado, y sus ejemplos (cuando en otras secciones del volumen hace gala de abundancia de citas) son –cierto– de contundencia, pero muy pocos y breves.

Pero, aunado a lo anterior, hay dos errores gravísimos del autor que no deben pasarse por alto. En primer lugar, confunde la batalla de Poitiers y la ubica en Tours, y después cita de manera equivocada la Eneida, al referir una escena del rapto de Ganimedes inexistente en el texto de Virgilio (donde el nombre se menciona una sola vez).

En contraparte, abunda en la tradición de lengua inglesa, su detallismo se acentúa al hablar del periodo de la Ilustración, el caso de Gran Bretaña o el desarrollo del prejuicio en Estados Unidos. Por supuesto, esto no afecta a la variada riqueza informativa que deja traslucir y la habilidad con la que se entrelazan las motivaciones ancestrales, los dogmas religiosos, el avance científico y, muy especialmente, las artes (de manera particular la literatura, tanto de ficción como testimonial).

Ahora, es asimismo valioso que Fone se detenga en revisar también las transformaciones sucesivas que sufre la manera en como se mira a sí mismo quien ha apostado por las prácticas homoeróticas en lo amoroso y lo sexual (esto último, clave) pero, más aún, el modo como este proceso desemboca en la participación activa en la esfera de lo social y lo político.

Fone, de igual forma, no olvida tampoco que la condena incluye el amor lésbico y el volumen abunda también en precisiones por lo que toca a este campo en específico, dado que ha sido visto, estudiado e interpretado bajo un punto de vista que no descarta sus singularidades.

El autor busca probar con este ensayo que la homofobia es un prejuicio “inventado” y fomentado por diferentes grupos e instituciones. Y, además, que se trata de un prejuicio que se fundamenta en la falsa creencia (puesto que carece de “base científica”) de que los homosexuales perturban el orden social, legal, político y moral; razón que ha motivado su segregación.

Byrne Fone, finalmente, nos deja ver su esperanza en que "Homofobia: una historia" contribuya a la erradicación de este generalizado prejuicio. Su consideración es que mientras la sociedad, la religión y la política la legitimen, la homofobia continuará esparciendo odio, desprecio y violencia, y seguirá siendo –como él mismo acusa– “el último prejuicio aceptable”.

> Berria: Indarkeria > EL IRUNDARRA HERIDO AL AUXILIAR A YASMIN MEJORA PERO "SU RECUPERACION SERA LENTA"

  • El irundarra herido al auxiliar a Yasmín mejora pero «su recuperación será lenta»
  • Desde el miércoles tolera la ingestión de líquidos y ayer los médicos le retiraron el suministro de suero. «No habla ni con la familia de lo que ocurrió esa noche»
  • El Diario Vasco, 2009-05-15 # Juanma Velasco • DV • San Sebastián
Mañana se cumple una semana de la muerte de Yasmín Rodríguez a manos de su ex pareja en Irun. Los mismos siete días que llevará confinado en un habitación del Hospital del Bidasoa Juan Pablo Urtizberea, el irundarra que resultó herido de gravedad al tratar de auxiliar a la mujer colombiana,

Urtizberea, vecino de Ventas, recibió dos cuchilladas, una de ellas en el abdomen que le provocó una herida grave de quince centímetros de profundidad. Tras pasar las primeras noches en la UCI, Juan Pablo se recupera «lentamente» en una habitación de planta y «mejora poco a poco», según explicó su mujer, Conchi Miranda, que apenas se separa de él desde que ocurriera el suceso.

«El miércoles comenzó a tomar líquidos y parece que los tolera. Hoy -por ayer- los médicos seguramente le retirarán el suero. La recuperación será lenta. En cuanto los intestinos empiecen a funcionarle un poco, irá mejor», señaló la mujer.

La herida más grave que sufre Juan Pablo le afectó «al peritoneo y al colon», lo que conllevó un riesgo de que hubiera infección. «Parece que de momento ese peligro ha desaparecido», señala Conchi.

De momento, su marido ni camina ni sale de la habitación. «Se ha sentado un poco en la silla y parece que aguanta un poco más. Tiene que ir poco a poco», añade. Dependiendo de su evolución, podría permanecer al menos una semana más ingresado.

Juan Pablo, de 49 años, pasa los días leyendo la prensa y viendo la televisión, sobre todo los deportes. Sobre el suceso ocurrido hace dos semanas «no habla ni con nosotros de lo que pasó», explica su mujer.

La madrugada del viernes 8 al sábado 9 Juan Pablo detuvo el motor de su motocicleta para auxiliar en lo que él pensaba era un accidente de tráfico con heridos, en la avenida Letxumborro de Irun. Bajó del vehículo y se encontró con una mujer, Yasmín Rodríguez, herida en el suelo, tras ser agredida por su ex pareja, de la que se había separado hace un año.

Juan Pablo se enfrentó al agresor, también colombiano, y en el forcejeo recibió las dos cuchilladas que ahora le mantienen ingresado. A pesar de su actuación, Yasmín falleció a consecuencia de la única cuchillada sufrida en el cuello. Su agresor fue detenido.

Mérito ciudadano
Junto con los mensajes de condena al asesinato y de apoyo a la familia de la fallecida, que deja en huérfana en Irun una hija de 18 años que vivía con ella, los halagos a la actuación de Urtizberea se multiplicaron.

Amigos, vecinos y compañeros de trabajo -Juan Pablo trabaja de maquinista en la empresa de cerraduras y llaves Tesa- hicieron patente en estas páginas la admiración y el cariño hacia el irundarra, padre de dos hijos de 20 y 23 años, al que, si la salud se lo permite, le espera el honor de llevar banderín de la compañía de Ventas del Alarde de Irun.

Entre otros reconocimientos institucionales -Juntas Generales de Gipuzkoa, Parlamento Vasco...-, el alcalde de Irun, José Antonio Santano, propuso a los portavoces de todos los grupos políticos del Ayuntamiento su intención de instaurar en la ciudad la Medalla al Mérito Ciudadano y entregar, además, la primera de estas distinciones a Juan Pablo Urtizberea por su intervención en defensa de Yasmín Rodríguez.

No obstante, según hizo saber su mujer, a Juan Pablo «no le importan las medallas. Lo que lamenta de verdad es no haber podido salvar la vida de Yasmín», declaró Conchi a una radio local.

> Berria: Homofobia > URUGUAY: LAS FUERZAS ARMADAS ADMITIRAN HOMOSEXUALES

  • Las FF.AA. uruguayas admitirán homosexuales
  • BBC Mundo, 2009-05-15 # Verónica Psetizki • Montevideo
En Uruguay las personas homosexuales podrán ingresar a las Fuerzas Armadas (FF.AA.), según una medida que cuenta con el apoyo del gobierno pero que causó rechazo en algunos sectores militares.

El decreto elaborado por el Ministerio de Defensa elimina la prohibición de que los homosexuales declarados ingresen a las escuelas de oficiales del ejército. El subsecretario de esa cartera, Jorge Menéndez, dijo que lo que se busca es asegurar la igualdad y evitar la discriminación.

Militares retirados dijeron al diario local El País que "el decreto fue considerado ‘una provocación' que sólo tiende a afectar 'a moral' de las FF.AA.

Menéndez negó que la medida tuviera ese objetivo y dijo que, por el contrario, intenta seguir "el criterio de no discriminación que impera en el país".

Durante una visita a Paraguay, el presidente Tabaré Vázquez expresó que el Estado uruguayo no discrimina a los ciudadanos "por su condición política o por su opción sexual".

Sus declaraciones sobre el tema llevaron también a su homólogo paraguayo, Fernando Lugo, a expresar que en su país eventualmente los homosexuales podrán incorporarse a las fuerzas militares.

Álvaro Queiruga, del colectivo de homosexuales Ovejas Negras, dijo a BBC Mundo que "el gobierno se está poniendo al día con la ley que está vigente desde 2004, que garantiza la lucha contra todo tipo de discriminación".

"No es que el decreto permita la existencia de homosexuales en las FF.AA. porque ya están, siempre lo han estado y seguirán estando", aseguró. "La diferencia es que la norma quita la hipocresía, porque los homosexuales que tienen la vocación militar ya no van a tener que ocultar su preferencia sexual", indicó.

Según los reglamentos vigentes hasta ahora, los homosexuales eran dados de baja si se les encontraba "en actitud activa y afectando el servicio".

Queiruga relató que "a la ex pareja de un amigo, que era marino, lo vieron entrar a un boliche gay y le dieron de baja". Este decreto impedirá que se repitan ese tipo de situaciones.

La norma deroga decretos anteriores que establecen que la homosexualidad es causa de no aptitud, incluyéndose dentro de las enfermedades y trastornos mentales que impiden el ingreso de una persona a las FF.AA.

Los militares retirados prefieren no hacer comentarios públicos sobre el decreto antes de recibir asesoramiento legal, aunque dijeron al diario El País que el decreto lesiona a las FF.AA.

Militares activos dijeron al periódico que los homosexuales forman parte de la sociedad y por eso deben ser admitidos en todos sus ámbitos, aunque advirtieron que habrá que esperar para saber si efectivamente se integrarán a las filas militares.

Recordaron que en 1996 se admitió el ingreso de mujeres al ejército pero hoy en día representan una ínfima parte de las FF.AA.

Queiruga, del colectivo homosexual, entiende que el decreto es un gran paso pero se mostró escéptico de lo que vaya a ocurrir en la práctica. "Las FF.AA. es un ámbito tradicionalmente machista, veremos si los homosexuales pueden desempeñarse abiertamente" en él.

> Iritzia: Santiago Eraso > EL BIOPODER

  • El biopoder
  • El Diario Vasco, 2009-05-15 # Santiago Eraso
El filósofo francés Michel Foucault se refería al biopoder como la capacidad de los Estados modernos para explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población. En sus certeros análisis de las relaciones entre poder y saber, describe con minuciosidad las diferentes tecnologías de dominación y modos de gobierno aplicados a la subordinación de los sujetos.

Esta estrategia de dominación convierte la vida en objeto administrable en manos del poder. No sólo aquella parte que cedemos, más o menos voluntariamente, para convertirnos en seres sociales: la familia y la escuela (educación), la fábrica (el trabajo), el hospital (la salud) o la prisión (la ley), sino toda la vida plena.

Las sociedades de control que habitamos han ampliado hasta tal extremo su supremacía que nada queda a resguardo de ser intervenido. Es decir, se trata de producir cuerpos dóciles y fragmentados mediante la disciplina, la vigilancia y la intensificación de nuestro rendimiento, llegando hasta la extenuación de nuestras fuerzas y, por tanto, impidiendo cualquier tipo de rebelión.

Los comportamientos de integración o de exclusión social son, de este modo, cada vez más interiorizados por nosotros mismos sin que, necesariamente, haya medidas coercitivas explícitas.

Tan solo, autorregulación, autocensura, autolimitación y, por tanto, autocontrol. Formas sofisticadas de subordinación de nuestra autonomía.

En su texto Vigilar y castigar Foucault sugiere que en todos los planos de la sociedad moderna existe un tipo de prisión continua. Todo está conectado mediante la vigilancia mutua de unos seres humanos por otros, en busca de una normalización generalizada. El delincuente se define en oposición al ciudadano normal, como el loco, el maleante, el malvado y, finalmente, como el anormal.

Nuestra integración en la vida social normalizada exige que abandonemos nuestra libertad en manos de un Estado que nos protege de todas las amenazas.

Por lo tanto aceptamos vivir en un interior controlado, resguardado de toda exterioridad extraña y aceptamos sin rechistar cualquier norma, por muy estentórea que nos parezca, puesto que nuestra legalidad puede ser puesta en cuestión en cualquier momento.

La suspensión de nuestras garantías jurídicas es la amenaza que se esgrime para amedrentarnos y obligarnos a aceptar nuestra condición de ciudadanos dóciles. Sumisión a cambio de seguridad.

> Komunikatua: CESIDA > "DECIR QUE EL PRESERVATIVO PROPAGA EL SIDA ES FALTAR A LA VERDAD Y ATENTAR CONTRA LA SALUD PUBLICA"

  • “Decir que el preservativo propaga el sida es faltar a la verdad y atentar contra la salud pública”
  • Las ONG que trabajan en el ámbito del VIH/sida sienten un profundo rechazo por las declaraciones del arzobispo de Granada, Javier Martínez, en las que afirma que “el uso masivo de los preservativos no ha detenido el sida en África, sino que lo ha propagado”, apoyando así las manifestaciones de Benedicto XVI en relación al uso del preservativo.
  • CESIDA, 2009-05-15
El presidente de la Coordinadora Estatal de VIH/sida, Santiago Pérez Avilés, vuelve a ratificar el mensaje común de las organizaciones que trabajan en el ámbito del VIH/sida de “la necesidad de promover el uso del preservativo y fomentar la educación sexual”. El presidente de CESIDA señala que “es necesario actuar ante el rechazo del uso del preservativo por parte de la jerarquía de la Iglesia, con unos argumentos que faltan a la verdad y atentan contra la salud pública”, en referencia a las declaraciones del arzobispo de Granada, Javier Martínez, afirmando que “el uso masivo de los preservativos no ha detenido el sida en África, sino que lo ha propagado”, en un artículo publicado por la Oficina de Información de los Obispos del Sur de España (Odisur).

Las manifestaciones del arzobispo de Granada, en línea con las declaraciones de Benedicto XVI en el inicio de su viaje apostólico por África, son “una irresponsabilidad, puesto que está demostrado que es una fórmula útil y eficaz en la prevención del VIH/sida”, señala Santiago Pérez. Asimismo, desde CESIDA “siempre recomendaremos la utilización del preservativo en las relaciones sexuales con penetración, ya que es un método que evita las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados”.

CESIDA
CESIDA es la Coordinadora Estatal del VIH-sida, entidad que se constituye con la intención de aunar esfuerzos, trabajos y voluntades de las distintas organizaciones del estado español que trabajan en el ámbito del VIH-sida. Se fundó en el año 2002 con el objetivo de ser una entidad referente para las organizaciones, entidades e instituciones nacionales del Movimiento Asociativo Organizado que abordan la realidad del VIH-sida. CESIDA está formada por 73 organizaciones de todo el estado español.

> Berria: Maiatzak 17 > GEHITU CENTRA EL DIA CONTRA LA HOMOFOBIA EN DENUNCIAR LA VULNERACION DE DERECHOS

  • Gehitu centra el Día contra la Homofobia en denunciar la vulneración de derechos
  • Gara, 2009-05-15
Con motivo de la celebración este domingo del Día contra la Homofobia y la Transfobia, la asociación de Gays y Lesbianas Gehitu ha querido llamar la atención «sobre la vulneración de los derechos humanos y civiles de millones de personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales en todo el mundo».

El colectivo ofreció ayer una rueda de prensa para dar cuenta de los actos organizados de cara a esta cita, y afirmó que «en el entorno más cercano, la homosexualidad y la transexualidad son objeto de discriminación y acoso». Recordaron, a modo de ejemplo, las conclusiones del informe «Adolescencia y diversidad sexual», donde se recogía que «la mitad de los encuestados reconocía haber sido testigo de palizas a algún compañero por su orientación sexual».

Los representantes de Gehitu mostraron su intención de seguir trabajando en contra de la homofobia y la transfobia y anunciaron la puesta en marcha de una campaña «para abordar de forma directa la homofobia entre nuestros jóvenes y adolescentes».

Entre los actos organizados de cara al día internacional. Gehitu ha organizado el domingo un evento lúdico-festivo que estará protagonizado por una «gymcana que juega con los insultos que habitualmente se usan hacia las personas homosexuales». La jornada se celebrará a partir de las 13.00 en el frontón de Behobia.

Gehitu anunció, asimismo, la concesión de su Premio de Hojalata 2009 -que otorga a personas o entidades destacados por su homofobia- a los miembros del jurado de un tribunal de Vigo que el pasado mes de marzo absolvieron al asesino confeso de una pareja de homosexuales.

Por otro lado, EHGAM inaugurará mañaña en Durango, a las 12.30, el Gay Oroitarria en homenaje a las «otras víctimas del franquismo», recordatorio también del 33º aniversario del nacimiento del movimiento gay vasco en esa localidad.

> Berria: Eliza > LA IGLESIA LLAMA "ABORTO" A LA PILDORA POSCOITAL

  • La Iglesia llama "aborto" a la píldora poscoital
  • Madrid y Aragón, que dan gratis el fármaco, critican el fin de la receta
  • El País, 2009-05-15 # M. R. Sahuquillo • Madrid / C. Monserrat • Zaragoza
La píldora poscoital inhibe la ovulación. Está considerada como un "método anticonceptivo de urgencia". Instituciones médicas como la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguran que no es abortiva. A pesar de esto, y a raíz de que el Gobierno anunció el lunes que se podrá comprar sin receta desde agosto, la Conferencia Episcopal Española (CEE) volvió ayer a reiterar su rechazo. "El aborto con píldora también es un crimen", aseguraron en una nota. "Se trata de un fármaco que no sirve para curar ninguna enfermedad, sino para acabar con la vida incipiente de un ser humano. Su empleo es un método abortivo en la intención y en el efecto posible", dicen en un documento de 2001 -con motivo de la aprobación del medicamento-, y que volvieron a reeditar ayer.

En él llaman además a la objeción de conciencia: "Los médicos y los farmacéuticos amantes de la vida humana y coherentes con la conciencia ética no deberían prestarse a facilitar en modo alguno este instrumento de muerte que es la píldora del día siguiente".

Pero la de la Iglesia no fue la única crítica, aunque sí la más dura, que recibió ayer la medida anunciada el lunes por las ministras de Sanidad e Igualdad, Trinidad Jiménez y Bibiana Aído. El PP critica la decisión pero evita tachar la píldora (que introdujo el Gobierno de Aznar) de abortiva.

Y la consejera de Salud de Aragón, la socialista Luisa Noeno, no está de acuerdo con la fórmula propuesta por el Gobierno. Este medicamento se dispensa de forma gratuita en Aragón desde 2005. Cuando una mujer acude a un centro en su comunidad "no sólo se le dispensa el medicamento, sino que se le informa de métodos anticonceptivo", recordó. "Me crea incertidumbre la dispensación generalizada, si no se acompaña de información (...) Me quedo con nuestro plan (...) gratuito y controlado". Por eso es contraria a que se dispense en farmacias y así lo defenderá en el próximo consejo interterritorial.

Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, la definió como "un contrasentido" y un "error médico", informa Daniel Verdú. El regidor aseguró que la poscoital no se dispensará en los centros de salud sin receta. Ahora, algunos centros municipales madrileños proporcionan a las menores y a las mujeres sin recursos este fármaco gratis. A partir de agosto todas las mujeres podrán, además, comprar el fármaco en las farmacias, pero no estará financiado. Aunque el Ayuntamiento de Madrid dé gratis la poscoital en sus centros -iniciativa por la que Gallardón recibió duras críticas de su propio partido cuando la puso en marcha en 2004-, ésta no está financiada en el resto de la región. Sólo la proporcionan gratis 10 comunidades: Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Navarra, Cataluña, Extremadura, Galicia y Baleares.

Un portavoz del Ministerio de Sanidad aclaró que una de las razones para liberalizar la venta es la desigualdad que existe ahora entre comunidades autónomas.