- Adiós a un poeta transversal
- José-Miguel Ullán logró sintetizar en su polifacética obra vanguardia y tradición, la alta cultura y la popular. Críticos y autores destacan su singular figura
- El País, 2009-05-25 # Javier Rodríguez Marcos • Madrid
"Un poeta que admirar. Un autor necesario para entender la historia de la poesía española en una de sus alas". Así definió ayer Antonio Gamoneda a José-Miguel Ullán, fallecido el sábado a los 64 años. El ala a la que se refiere el premio Cervantes de 2006 es la de la "ruptura" respecto a la tradición. Y respecto a sí mismo. "Sería difícil encontrar en España una obra tan marcada por la diversidad progresiva. O por la progresión diversificada. Ésa era la pauta de Ullán, y en ella alcanzó cotas muy altas", explicó Gamoneda, que recordó que había conocido al poeta salmantino cuando éste era "un mozalbete". "Su muerte me ha dejado tocado", dijo el autor de Arden las pérdidas.
También el poeta y crítico Miguel Casado, responsable del volumen Ondulaciones (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), que recogió el año pasado toda la poesía de Ullán, subrayó la "transversalidad" de un escritor que colaboró con pintores y músicos y que ejerció de periodista, editor y comisario de exposiciones. "Es una figura descomunal, única. No encuentro otra comparable", afirmó Casado, que ya en 1994 se había ocupado de la edición de la antología Ardicia para la colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra, una colección de clásicos que, por su eco en la enseñanza universitaria, llevaba décadas funcionando como toque de consagración para los escritores vivos.
Miembro como los novísimos de Castellet de la generación de los años setenta, el autor de El jornal supo mezclar en sus primeros libros el lenguaje "moderno" con las preocupaciones del realismo social hasta entonces en boga. Es lo que explica Ángel L. Prieto de Paula, catedrático de la Universidad de Alicante y autor de Musa del 68 (Hiperión), un ensayo de referencia sobre la generación de Ullán: "Atinó a percatarse de que usar el mismo lenguaje del sistema para criticar al sistema no hacía más que apuntalarlo", dice Prieto, que destaca en el poeta de Villarino de los Aires su personal mezcla de alta cultura y cultura popular, de poesía discursiva y poesía visual. "El hilo conductor de su obra es el proceso, la búsqueda. Cuando encontraba lo que buscaba, rompía con ello. De ahí que no tenga un título que podamos considerar emblemático. Su propio discurso repudiaba eso".
Hasta ayer mismo pudieron verse algunas de las piezas de poesía visual de José-Miguel Ullán en el Instituto Cervantes de Madrid, dentro de la exposición colectiva Escrituras en libertad. Allí compartió espacio con clásicos como Joan Brossa, Francisco Pino o Isidoro Valcárcel Medina. Antonio Gómez, también presente en la muestra, recuerda que si bien la parte más conocida de la obra plástica de Ullán son los agrafismos, que funden la escritura con la pintura abstracta, es su primera etapa, basada más en el letrismo y las tachaduras, la que lo convirtió en "un pionero".
Por su parte, el poeta y musicólogo José Ramón Ripoll destacó el conocimiento que el autor de Tàpies, ostinato tenía de la música contemporánea. Además de sus colaboraciones con el compositor Luis de Pablo (Pocket Zarzuela, Relámpagos y Circe de España), Ripoll subrayó que Ullán supo teñir su poesía con "una musicalidad que no es la de la métrica tradicional española, sino la del dodecafonismo y la música atonal europeos. Conseguía que las letras se emanciparan y las sílabas produjeran una eclosión de sonidos".
¿Y puede un poeta tan singular servir de modelo? Para Prieto de Paula, la escritura de Ullán "no es fácil de reconocer y, por lo tanto, no es fácil de reproducir; no cristaliza en una fórmula que se pueda imitar". Miguel Casado comparte esa opinión: "Los grandes poetas son siempre únicos. No crean escuela. Nos abren la mirada y los oídos. No enseñan el camino. El camino está ahí. Y uno tiene que fiarse de sus propios ojos".
- La belleza de la palabra
- El País, 2009-05-25 # Juan Goytisolo
En medio de tanta promoción interesada y oportunismo generacional con los que se disfrazan muchas mediocridades, la obra de José-Miguel Ullán, con su busca minuciosa de la palabra bella y exacta y su elaboración singular del poema la erigían en un referente indispensable para cuantos amamos la poesía que brota del silencio: la que vertebró la vida entera de Ullán frente al bullicio mediático y los teatrales aspavientos de los que confunden hondura y visibilidad. Poesía reunida (1968-2007), editada por Círculo de Lectores, quedará como uno de los mejores testimonios de la perdurabilidad de la palabra en nuestra lengua durante las últimas décadas.
De darse lo fatal, pues todo llega, / que no nos falte el renuente en sueño / de procurarse la frugal manera / de convertirlo, amoratado, / en lirio.
- Súbita y deslumbrante
- El País, 2009-05-25 # Julio Ortega
Volviendo a leer la poesía reunida de Ullán en la magnífica edición de Miguel Casado (Ondulaciones) entendí que su trabajo (una verdadera acción poética) nos ha acompañado a lo largo de estos 40 años con la rara constancia de su fe en nosotros (o en nos-otros), sus lectores. La suya es una poesía que empieza por poner a prueba el alfabeto, verificando tanto su condición material como su calidad aleatoria. Si lo primero es la grafía, lo otro es la sintaxis. Explorar esa constelación de signos, como otro golpe de dados, lo llevó a la composición gráfica y a la pintura. Y no es casual que concitara la complicidad de Tàpies, Chillida, Saura, Arroyo y Rojo, entre otros; y que abriera un espacio gozoso y feraz de lenguajes entrecruzados, unos de ida, otros de vuelta, que a su modo exploraron luego Julián Ríos y Frederic Amat, cuyo extraordinario recorrido del bosque de signos es de la misma estirpe. Cada libro de artista de Ullán es un asteroide de esa constelación imaginada como otro museo de la creatividad más libre, la gratuita.
Más que para una deconstrucción crítica, su poesía regresa al alfabeto para rehacer el camino del lenguaje en una sintaxis abierta pero no abstrusa, barroquizante pero liviana, y capaz siempre de humor y asombro. Venía del gran modernismo internacional, de las vanguardias trashumantes, de la literatura trasatlántica, y sus interlocutores fueron César Moro, Octavio Paz, Haroldo de Campos, Juan Goytisolo, José Ángel Valente, Severo Sarduy...
Implacablemente librePero no era un poeta programático, ni mucho menos normativo, y felizmente careció de imitadores. Fue, es impecablemente libre. No escribió dos páginas iguales porque escribía de nuevo cada vez, en el presente sucesivo y pródigo donde nos cita para recomenzar el gran juego de nombrar. Su trabajo se despliega con una fuerza creadora irrestricta, abriendo el lenguaje por dentro, como si hablar fuera milagro. La poesía de José-Miguel Ullán es un ejercicio de liberación. O sea, un largo aprendizaje.
También por ello, su escritura desbordaba los moldes genéricos. Lo que empieza como grafismo prosigue como suma lexical compacta, notación desglosada, prosa de ironía lujosa, glosas y parodias de humor benévolo; y sagas de rara resonancia lírica, donde la poesía súbita y deslumbrante se debe a las pocas palabras que en el acto de sustituirse se encienden. Sus sumas barrocas están hechas de restas lúcidas. El poema es esa dicción de lo entrevisto.
"Mas las palabras del cantor quien no las cree no las entiende", escribió. Le debemos la fe que puso en nuestra libertad.