- «Izaskun vivía muerta de miedo»
- La mujer asesinada en Gernika, que se escapó de casa con 14 años para vivir con el que sería su verdugo, puso cinco denuncias por maltrato
- El Diario Vasco, 2009-03-26 # M.J. Tomé / I. Astui • DV • Gernika
«Es muy posesivo. Ni los gitanos más viejos tratan así a sus mujeres. Es un cabrón y un canalla. Algunas veces la amenazaba diciendo que iba a matar a alguno de sus hermanos». Pero, al final, fue Izaskun la víctima de las iras de Jesús Francisco Jiménez, 'Kubala', el gitano con el que se escapó de casa a los 14 años y se casó por lo civil con tan sólo 15. «Llevaban casados 29 años, pero a los tres meses ya empezaron los malos tratos y las amenazas», recordaba ayer José Ramón, uno de los nueve hermanos de la fallecida, muy abatido tras regresar del funeral oficiado por la mañana en Vitoria. Cinco puñaladas acabaron con esta mujer, de 44 años, que pasó más de la mitad de su vida «muerta de miedo» por las amenazas y humillaciones de su esposo. Su verdugo.
La noche del martes fue muy larga para los Jiménez Borja, un clan gitano oriundo de Tolosa pero afincado desde hace años en la capital alavesa. Más de un centenar de familiares de Izaskun estuvieron velando su cadáver hasta el amanecer. Sólo unas horas antes la habían despedido cuando se volvía a Gernika con Sinaí, su hijo pequeño de once años, con el que había pasado el fin de semana en Vitoria. Había ido a visitar a su madre y hermanos huyendo de Jesús. La situación en el hogar se había vuelto insostenible desde que Elizabet, la hija mayor, había decidido irse a vivir con su novio rumano. Y a su padre, el hijo del patriarca de los gitanos de Lodosa, no le gustaba. «Ese hombre no quería ni rumanos ni payos para sus hijas, sólo gitanos. Incluso animó en la calle a uno de mis hijos a que pretendiera a sus chicas», comenta una conocida de Izaskun, de su misma etnia.
Por si fuera poco, Graciela -la hija de 19 años que recibió varias puñaladas al tratar de defender a su madre- también había contrariado sus deseos al comenzar una relación con un joven de Gernika. Un payo. La mayor Joana, de 23, ya había pasado por lo mismo, hasta que decidió poner un océano por medio con su padre e irse a Argentina, donde vive con su novio. Según algunos allegados, las relaciones con el primogénito de los cinco hijos, un joven de 27 años, tampoco eran buenas.
Tras una fuerte discusión, Izaskun no pudo más y escapó el fin de semana con el pequeño Sinaí a Vitoria. No era la primera vez que huía, otras veces por más tiempo. «Hace muchos años también se fue de casa, pero él no paró hasta encontrarla», recuerda una antigua vecina de Lodosa. En 2004, cuando la familia vivía en esta localidad navarra, Izaskun denunció a su marido que fue condenado a dos años de alejamiento. Según fuentes judiciales, 'Kubala', de 48 años, había acumulado hasta cinco denuncias por presuntas agresiones a su mujer e hijos. «Tenía tanto miedo de que la matara que no fue capaz de dejarle definitivamente, era demasiado buena», dice su cuñado.
El lunes, Izaskun se armó de valor y volvió a casa con el pequeño Sinaí. «No quería que perdiera más días de clase», precisa José Ramón. El hijo mayor les acercó hasta Gernika y les dejó en el domicilio sobre las diez y media de la noche. Aparentemente todo estaba tranquilo. Pero 'Kubala' les estaba esperando y volvieron a discutir. Sólo que esta vez, el hombre fue más allá: cogió su navaja, empujó a su esposa contra la cama y le asestó cinco puñaladas mortales en el pecho y el cuello. Graciela trató de defender a su madre y también recibió varias cuchilladas. Afortunadamente su vida no corre peligro.
Sinaí lo presenció todo. Corrió despavorido hasta la calle. «Gritó dos veces pidiendo socorro», relata el camarero del bar Boliña, situado junto al portal. Javi estaba cerrando cuando oyó «los gritos de la mujer. Salí a la calle y vi bajar al chaval. Estaba desesperado. Pensé que el matrimonio habría discutido. El chico se fue corriendo y al poco rato salió Jesús. Entró al bar y me pidió tabaco», relata. Javi, que ya había apagado la máquina expendedora, echó mano a un paquete abierto que tenía junto a la caja. «Sólo quería que se fuese, me daba mala espina». 'Kubala', entonces, dio un violento puñetazo en la barra y le arrebató con furia el paquete. «Se fue calle abajo, fumando».
Un tipo «problemático» La Ertzaintza le encontró a pocos metros, sentado en los Arcos. Fumando. «Esto es lo que pasa cuando una mujer va por encima del hombre», se justificó después en comisaría. Javi, el barman del Boliña, se explica ahora por qué esa tarde vio a 'Kubala' algo nervioso. «Entró a tomar un café y le noté preocupado. '¿Qué pasa, Jesús?', le dije. Me explicó que tenía problemas con las hijas, por los novios. 'Tú tranquilo que estas cosas siempre cambian', le comenté, por calmarle. Se sentó fuera y se tomó el café. Quién iba a pensar que luego...»
Pero tampoco le extraña demasiado. El camarero del Boliña ya había sido testigo del «mal carácter» de Jesús, «un tipo problemático, nada sociable. En una ocasión tuve una enganchada con él por una tontería. Con la mujer se le veía poco. Una vez entró a tomar algo con ella». La chica, Graciela, también bajaba al Boliña, a comprar tabaco. «Su padre me preguntó un día si su hija fumaba. Le dije que no».
Ayer, la calle Barrenkalea, una artería peatonal del centro histórico de la villa foral, estaba tranquila, ajena al trajín de coches policiales, ambulancias y periodistas que alteraron su rutina el día anterior. La familia vivía aquí desde 2007, en un piso de alquiler social. «Era una mujer muy cariñosa, muy unida a sus hijos», asegura una vecina que la conoció en Lodosa, cuando trabajaba «en una fábrica de conservas de pimiento».
Desde hace varias generaciones, los Jiménez Borja se dedican a la venta ambulante y la construcción. Desde que llegaron a Gernika, la familia de Izaskun subsistía gracias a sus trabajos esporádicos como limpiadora. Elizabet es peluquera y Graciela estudia en el instituto de Amorebieta. Al presunto homicida no se le conoce oficio. «Encima de chulo, no trabajaba nunca, estaba a lo que le daban en casa», rabiaba ayer el hermano de Izaskun. «La pobre nunca venía cuando nos reuníamos todos por Navidad».
Ayer, más de cuatrocientas familiares le dieron el último adiós en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Vitoria. Izaskun, la primera víctima de la violencia machista de este año en Euskadi, ya descansa en el cementerio de El Salvador.