- «Les ha marcado la cara a arañazos»
- El Correo, 2009-06-07 # Sergio García • Bilbao
El drama se derramó ayer sobre el bilbaíno barrio de Bolueta cuando ni siquiera se habían levantado las persianas. De pronto, los vecinos escucharon los gritos desgarradores de una joven que estaba siendo agredida por, al parecer, dos individuos. Eran las siete y media de la mañana. Sus atacantes la habían arrinconado en un callejón donde, según el testimonio de la víctima fue violada. «Se oían los gritos desde casa», señalaban los residentes cuyos pisos dan a un escenario que hace las veces de patio interior. «Al principio, pensé que se trataba de otra pelea, es el pan nuestro de cada día», explicaba Mari Nieves. «Pero, hay gritos y gritos, así que mi hijo ha llamado a la Policía y bajado a la calle. Yo no me atrevía».
Quien sí lo hizo fue Arantxa. Escuchó a la joven pedir ayuda y bajó a la calle con lo puesto. Lo primero que le dijo es que «habían sido dos». Tenía la ropa hecha jirones. Abrazó a la víctima cuando todavía estaba tendida en el soportal donde se había perpetrado la agresión. «Repetía que la habían violado, pero que se defendió. Había logrado arañar en la cara a uno de los agresores y hasta morderle». La mujer dejó a la víctima el tiempo justo para subir a su casa y «coger una manta con la que tapar a la pobre, que estaba muy mala». Allí aguardaron hasta que llegó una ambulancia y trasladó a la joven a Cruces. «Ha venido también la Ertzaintza y han tomado huellas».
Las pesquisas de la Policía no tardaron en rendir frutos. Una vez en el hospital, y tras ser examinada por el médico forense, la joven facilitó información sobre los dos jóvenes -uno de ellos de 21 años- que le habían agredido. La Ertzaintza desplegó entonces un amplio dispositivo que se tradujo momentos antes de las dos de la tarde en la captura de los sospechosos cuando se encontraban en Bilbao La Vieja. Ambos mostraban arañazos por todo el rostro.
«¡Y a plena luz del día!»Arantxa, enfundada en un chándal rojo, aguantaba ayer el tipo como podía. «Me ha dicho que le daba mucha vergüenza y que no quería que sus padres se enterasen por nada del mundo. Yo trataba de consolarla, ¡pero sientes tal impotencia de no poder hacer nada!». Su indignación crecía a ojos vista, como si lo ocurrido no le causara extrañeza. «Fíjate que al principio yo también pensaba que estaban discutiendo. Estamos acostumbrados a que haya altercados y gritos a la puerta de casa. El barrio está dejado de la mano de Dios. ¡Cómo pueden pasar estas cosas! ¡Y a plena luz del día!».
Ayer, conforme iban pasando las horas, el barrio era un clamor. El dramático suceso había tenido lugar en el rincón apartado al que se asoman los portales 12, 14 y 16 de Pintor Losada, un bloque de cinco alturas que se yergue amenazador sobre el callejón, salpicado aquí y allá de colgadores de ropa que contribuyen a hacerlo aún más oscuro.
Olga, otra de las vecinas, ya no aguanta más. Lleva diez años en el barrio y dice haber perdido la cuenta de las veces que ha llamado a la Ertzaintza. «Es la gota que colma el vaso. Aquí estamos acostumbrados a ver cómo entran menores a fumar porros, trapichear con drogas y mear por las esquinas. La calle, a esas horas, en un trasiego constante de gente que viene de la discoteca muy pasada». «¡Y no les digas nada, porque encima te la juegas», interviene otra vecina, harta de la situación de abandono en que, dice, les tiene el Ayuntamiento. «La calle es un terreno particular de uso público. Vamos, que corremos con todos los gastos y no podemos poner una triste valla para estar a salvo de estos indeseables. ¿Que si viene la Policía Municipal? Sí, a poner multas a los que están mal aparcados».
No son las únicas reacciones. El colectivo Iduna y la Asamblea de Mujeres de Vizcaya ha convocado para mañana, a las siete de la tarde, una marcha de protesta con salida desde la Plaza de El Carmelo.