2009/04/05

> Berria: Abortua > CASTILLA-LA MANCHA: MIEMBROS DEL PSOE ABANDONAN UNA PROCESION EN CUENCA POR LOS LAZOS BLANCOS DEL PP

  • Miembros del PSOE abandonan una procesión por los 'lazos blancos' del PP
  • Alegan que se trata de una opción personal
  • El Mundo, 2009-04-05 # EFE • Cuenca
Los concejales socialistas del Ayuntamiento de Cuenca han abandonado esta mañana la Procesión del Hosanna, con la que se inician los desfiles en la Semana Santa, porque los ediles del PP se han negado a quitarse los lazos blancos que portaban para mostrar su rechazo a la reforma de la Ley del Aborto.

Según ha explicado el viceportavoz socialista en el Ayuntamiento de Cuenca, Ramón Pérez Tornero, los ediles han tomado la decisión después de solicitar al alcalde del PP, Francisco Javier Pulido, que dijera a sus concejales que se quitaran el lazo blanco que portaban y de que el regidor les haya comunicado que no iban a hacerlo al tratarse de una opción personal.

La de hoy era la primera procesión de la Semana Santa de Cuenca, declarada de 'Interés Turístico Internacional', en la que participa la corporación municipal incorporándose a la última parte del recorrido, desde la iglesia de San Felipe Neri hasta la catedral, situada en la Plaza Mayor donde también está la casa consistorial.

Antes de incorporarse, la corporación acompaña al obispo de la diócesis hasta la iglesia de San Felipe Neri, donde el prelado procede a la bendición de los ramos.

Pérez Tornero ha indicado se dieron cuenta de que los concejales del PP llevaban un lazo blanco cuando iban a comenzar el descenso acompañando al obispo, José María Yanguas, y advirtieron a la portavoz popular y presidenta de este partido en Cuenca, María Ángeles García, de que no desfilarían si no se quitaban este símbolo.

Advertencia al alcalde
Tras esta advertencia, todos los ediles 'populares' se quitaron el lazo menos una concejal, con lo que los socialistas accedieron a participar en la procesión.

Sin embargo, cuando esperaban que la procesión llegara a la iglesia los concejales del PP fueron paulatinamente poniéndose de nuevo el lazo blanco, ha asegurado Pérez Tornero, que ante esta situación se dirigió al alcalde para solicitarle que dijera a sus compañeros que se lo quitaran.

El regidor respondió que era una opción personal y que no le iba a decir a ninguno de sus concejales que se quitara el lazo, por lo que "ante esta situación nos hemos visto obligados a retirarnos, porque pensamos que la Semana Santa de Cuenca debe de estar por encima de todo eso", ha aseverado Pérez Tornero.

Ha puntualizado que no han llegado a incorporarse, sino que han esperado a que el obispo bendijera los ramos "y al empezar la procesión nos hemos apartado respetuosamente y hemos dejado que pasara el cortejo".

Pérez Tornero ha opinado que los ediles del PP "lo único que buscan es el enfrentamiento, dividir a los conquenses y a los nazarenos y politizar la Semana Santa".

En este sentido, ha destacado que "nadie más llevaba un lazo blanco", ni los responsables de la hermandad que organiza el desfile, ni los nazarenos, ni los representantes de la Junta de Cofradías, aunque han firmado el manifiesto del obispo contra la reforma legal.

"Nosotros vamos a la procesión bajo mazas, es decir representando a la institución y cuando representamos al Ayuntamiento dejamos nuestras ideas y nuestras creencias a un lado porque vamos representando a todos los conquenses, a los que nos votan y a los que no nos votan", ha dicho el edil socialista.

> Erreportajea: Eliza > LA VIDA EXAGERADA DE MARCIAL MACIEL

  • La vida exagerada de Marcial Maciel
  • El Papa ordena inspeccionar los centros de los Legionarios de Cristo para salvar la imagen. Su fundador, pederasta, tuvo amante y una hija secreta
  • El País, 2009-04-05 # Juan G. Bedoya • Madrid
Ironizó Einstein que Dios no juega a los dados, pero que a veces escribe en renglones torcidos. Debió pensar lo mismo el poderoso cardenal Joseph Ratzinger cuando tomó, el 19 de febrero de 1999, la decisión de no molestar al fundador de los Legionarios de Cristo, el carismático sacerdote Marcial Maciel. Ratzinger actuaba como presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sobre la mesa del ahora Benedicto XVI se acumulaban entonces decenas de denuncias contra Maciel por pederastia y abusos sexuales. Pero el fundador legionario, venerado hasta entonces como un santo, era íntimo amigo del Juan Pablo II y líder de uno de los grandes movimientos del catolicismo.

Muertos los dos -el papa polaco en 2005, y Maciel el año pasado-, el Vaticano ordena ahora una inspección de los Legionarios de Cristo. Además de abusar durante décadas de algunos de sus seminaristas, se sabe ahora que el fundador tuvo una hija con una amante. Esa hija tiene rostro desde hace meses, y el Vaticano no quiere más sorpresas. Fue el cardenal Tarcisio Bertone, número dos del Papa, quien ha llevado las gestiones, primero en una visita a México en la navidad pasada, y más tarde en Madrid, donde parece residir la hija secreta del fundador legionario. El secretario de Estado vaticano estuvo en España en febrero pasado.

Con la inspección -"visita apostólica" en el argot vaticano-, a cargo de un equipo de prelados en todas las instituciones de la congregación, el Papa busca limpiar la cara de los Legionarios. La otra alternativa era la disolución, pero Marcial Maciel tejió en su larga vida un conglomerado de organismos -universidades, colegios, centros asistenciales, etc.- muy difícil de suprimir sin causar daño a terceros y a la misma Iglesia católica. Los millonarios de Cristo, malician algunos de sus detractores.

"El Santo Padre, consciente de los altos ideales que los animan y de la entereza y espíritu de oración con que están afrontando las actuales vicisitudes, los alienta a seguir buscando el bien de la Iglesia y de la sociedad", alababa el Papa a los Legionarios de Cristo en la comunicación de la inspección. Empezará pasada esta semana y durará varios meses. En 2005, poco después de la muerte de Juan Pablo II, el Papa ya castigó a Marcial Maciel con un retiro forzado en México, obligado a "una vida reservada de oración y penitencia, renunciando a cualquier forma de ministerio público".

Marcial Maciel Degollado (México, 1920-2008), iba para santo, antes de que los seminaristas de los que abusó cuando eran niños se unieran para denunciarle. Les costó décadas que Roma escuchase sus lamentos. "Es un guía eficaz de la juventud", opinaba de Maciel el papa Juan Pablo II. Sólo una semana antes de que un tribunal de la Santa Sede notificase la apertura de la investigación por abusos sexuales y pederastia contra el fundador, éste celebró sus 60 años de sacerdote en el Vaticano en un acto al que asistieron Juan Pablo II y su secretario de Estado, cardenal Sodano.

Muerto el papa polaco, en 2005, su sucesor Benedicto XVI ordenó que Maciel fuese obligado a renunciar "a todo ministerio público" (misa, confesión...), tras realizar un "examen atento" de las denuncias. Fue un mazazo inesperado para Maciel y los suyos, unos 70.000 entre curas, seminaristas y miembros laicos, muchos de ellos en España, adonde el sacerdote mexicano llegó para extender su fundación a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, protegido por el entonces ministro del dictador Franco, el democristiano Alberto Martín Artajo.

Marcial Maciel, que falleció el 30 de enero de 2008 en un lugar de Estados Unidos no dado a conocer, había nacido en el sureño Estado mexicano de Michoacán. En 1941, con apenas 21 años, fundó los Legionarios de Cristo y tres años después se hizo sacerdote y creó el Regnum Christi, el cuerpo laico de la orden. El Vaticano aprobó sus estatutos en 1983. Hoy suma 800 sacerdotes y 2.500 seminaristas. Entre sus apoyos en España destacan los cardenales Antonio María Rouco, Antonio Cañízares y Agustín García-Gasco, y políticos como Ana Botella y Ángel Aceves.

Los legionarios están presentes en 18 países. En España cuentan con seminarios en Ontaneda (Cantabria) y Moncada (Valencia), y también poseen la Universidad Francisco de Vitoria, en Pozuelo (Madrid), la red de colegios Everest y Cumbres, la organización Higlans, la cadena de centros Mano Amiga y la agencia de noticias Zenit. La potencia eclesial del grupo no ha parado de crecer, pese a que los problemas del fundador eran conocidos desde hace años. José Martínez de Velasco, redactor jefe de Efe, los desveló en los libros Los Legionarios de Cristo, publicado en 2002, y Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo, de 2004.

La primera demanda judicial contra Maciel se presentó en Roma en octubre de 1998 con este título: Absolutionis complicis. Arturo Jurado et alii versus Rev. Marcial Maciel Degollado. Planteada por ocho ex legionarios y su abogada, la austriaca Martha Wegan, tuvo dos planos: el de los abusos sexuales y la adicción a la morfina del fundador, y el que éste dominara la conciencia de sus víctimas mediante la dirección espiritual. Es decir, además de los delitos sexuales, que en 1998 podrían estar prescritos, Maciel había absuelto a sus muchachos en confesión. La figura de la absolución del cómplice, uno de los mayores delitos en la Iglesia católica, no prescribe y su examen quedó reservado a la Congregación para la Doctrina de la Fe.

"No se procesa a un amigo del Papa"
La pederastia y los abusos del fundador legionario ya fueron investigados entre octubre de 1956 a febrero de 1959, por encargo del cardenal Alfredo Ottaviani, entonces el gran inquisidor romano. La inspección la supervisó el claretiano vasco y futuro cardenal Arcadio Larraona. Durante ese tiempo, Maciel fue suspendido como superior general, y expulsado de Roma. Larraona envió a sus inspectores al seminario de Ontaneda (Cantabria), entre otros centros. No resolvió nada. Tampoco actuó en 1999 el cardenal Ratzinger, pese a las evidencias depositadas sobre su mesa de presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la inquisición moderna).

Alejandro Espinosa, uno de los denunciantes de Maciel, compara la "negligencia y complicidad" de las autoridades vaticanas con la actitud de los políticos "ante los paraísos fiscales". Lo que argumentó entonces Ratzinger es que "no se podía procesar a un amigo tan cercano y confesor del Papa, como Maciel". "Esperaban a que Dios les sacara del atolladero con la muerte de Juan Pablo II o la del acusado", dice. Así ha sido. Alejandro Espinosa tuvo la desgracia de ser "uno de los predilectos" del fundador legionario en el frío caserón de Ontaneda. Hoy vive retirado en el campo mexicano.

> Erreportajea: Indarkeria > DENTRO DE LA SECTA DEL ODIO


  • Dentro de la secta del odio
  • "No estaba permitido hablar o mirar a una persona del sexo opuesto, salvo a tu padre, a tu hermano o a tu marido". Los cuerpos de Salam y Rachid aparecieron atados de pies y manos. Estaban semidesnudos y los habían torturado. "Las mujeres usaban 'burka'. La lista de castigos, interminable. Menos en la cara, se nos podía golpear". Nueve meses después de su asesinato, las autoridades marroquíes no han detenido a ningún sospechoso
  • El País, 2009-04-05 # José María Irujo
La secta Takfir Wal Hijra, la más radical y extrema del yihadismo, ha echado raíces en Melilla. Fátima, de 18 años, revela a EL PAÍS como fue captada por sus dirigentes y el odio que le inculcaron. Ahora les acusa de ordenar el asesinato de su novio.

Durante un año, los ojos negro azabache de Fátima Mohand Abdelkader no se cruzaron con los de ningún hombre que no fuera su padre o el dirigente de la secta Takfir Wal Hijra (Anatema y Exilio), que la captó y aleccionó en el barrio musulmán de La Cañada, el más deprimido y abandonado de Melilla. Tras dejar sus estudios, rezaba en casas abandonadas, alejada de las miradas mundanas, vestía de negro, cubría sus cabellos y meditaba taparse con el pudoroso burka que su maestro le ofrecía una y otra vez. Sus amigas ya lo habían hecho.

A Fátima, que entonces tenía 16 años, se la tragó la tierra. Huyó de su novio y su familia y se entregó al servicio de la secta más clandestina y radical del yihadismo, la que odia a los musulmanes que no piensan como ellos, la que permite robar a los infieles y disfrazarse para no despertar las sospechas de los servicios de inteligencia. Un restringido y peligroso club del odio que cuenta con ácolitos en La Cañada y en el vecino barrio marroquí de Farhana, a tiro de piedra de la valla que separa España de Marruecos.



Salam Mohand Mohamed, su novio y ex miembro de la secta, fue el único capaz de sacarla de las garras de los takfiris, la corriente a la que pertenecían Mohamed Atta, el jefe de los suicidas del 11-S, y varios de los autores de la matanza de Atocha en Madrid. "Elige. O ellos o yo", le espetó el muchacho el pasado verano. Fátima dejó el grupo y a partir de entonces su vida fue un infierno. "Recibí toda clase de amenazas y presiones para que dejara a mi novio y para que volviera", confiesa ahora.

El pasado 8 de julio, su novio Salam fue secuestrado y torturado en Farhana, justo el día antes de que ambos se marcharan a Barcelona para iniciar una nueva vida y escapar de las miradas inquisidoras de los miembros de la secta que les llamaban "musrikin", los que atribuyen divinidad a otros además de Dios. El cadáver de Salam, de 21 años, fue descubierto semidesnudo y atado de pies y manos en un bosque en Buyafar (Cabo Chico), en territorio marroquí. Su rostro, cara y genitales estaban quemados con fuego, según la autopsia del Instituto de Medicina Legal de Melilla. Junto a él estaba el cuerpo de Rachid Chaib, un chico melillense de su mismo barrio que le acompañaba. Tenía lesiones similares y un disparo en la cabeza. Fátima acusa a los miembros de la secta y desvela a EL PAÍS los detalles del adoctrinamiento al que fue sometida por los radicales islamistas.

El primer contacto de Fátima con la secta que le aisló del mundo se produjo en La Cañada, su propio barrio, el lugar elegido por los grupos salafistas y takfiris para captar a sus acólitos. En este barrio musulmán se levantan centenares de viviendas ilegales y acumulan récords de paro y fracaso escolar. Algunos jóvenes viven del trapicheo y del tráfico de hachís. "Me juntaba con las niñas mayores del barrio. Yo iba con minifalda y camisetas de manga corta, pero empezaron a advertirme de que me tapara cuando fuera a verlas. Me decían: '¡Eres una chica! Tápate si quieres venir con nosotras'. Les hice caso porque eran mis amigas del colegio. Ellas entonces llevaban chilaba e hiyab".

Ese verano Fátima recibió la invitación para acudir junto a sus amigas a una casa abandonada. Le anunciaron que un ilustrado iba a hablarles del islam. "Dirigía la reunión el hermano de una de las chicas. Al principio te hablan de algo bonito y bueno. Te hablan de Dios, de lo que esperan de ti, de lo que te puede dar. Yo sólo tenía 16 años y todo aquello me gustó".

Las reuniones se hicieron periódicas y las reglas quedaron claras desde el primer día: "Él nos preguntaba a nosotras. Nosotras no podíamos preguntar sobre nada mundano, sólo acerca de dudas relacionadas con el islam. Allí me leyeron las normas básicas de la secta: no podía comer carne que no fuera sacrificada por ellos; estaba prohibido escuchar música, ir al cine o ver la televisión; no estaba permitido hablar o mirar a los ojos de una persona del sexo opuesto, salvo a tu padre, a tu hermano o a tu marido. Tus ojos no debían cruzarse nunca con los ojos de un hombre. Tenías que bajar la vista y mirar al suelo; tenías que vestir de negro o de colores oscuros, cubrirte la cara y usar guantes hasta los codos. Las mujeres de los miembros de la secta usaban burka y nos animaban a usarlo".

Fátima retiró en un armario sus camisetas y minifaldas ceñidas. "Empecé a vestirme de negro, aunque no me tapaba ni la cara ni las manos. Algunas lo cumplían todo y otras no. Entonces éramos seis chicas, y yo la más pequeña. Me sentía bien, pensaba que seguía la verdad, que hacía algo bueno. Dejé los estudios, aunque tenía ilusión de hacer el bachillerato, pero ellos no aceptaban que estudiara. Eso suponía mezclarse con mucha gente y no les gustaba nada".

Sus padres y Salam, el novio de Fátima, descubrieron pronto que había caído en las garras de los takfiris que deambulan por las empinadas calles de La Cañada, en el corazón de Melilla, una ciudad de 71.000 habitantes con la mitad de la población musulmana. La chica se negaba a sentarse a comer en su misma mesa, escondía su rostro y se encerraba en su habitación. Rezaba cinco veces diarias sobre una pequeña alfombra y no les dirigía la palabra. Salam había pertenecido a la secta y conocía el interés de sus dirigentes por Fátima. "La querían porque es una joven muy inteligente y pensaron que sería ideal para captar a más gente", confiesa un joven del barrio que pide se omita su nombre.

"Rompí la relación con mi chico por esta gente. Era incompatible estar con ellos y tener un novio. Me decían: 'Si quieres estar con nosotros, tienes que apartarte de todo'. Nadie es musulmán excepto ellos. El mundo se divide en creyentes y no creyentes, no hay judíos ni cristianos. El que no pertenece a la secta es un perro. Cuando alguien que no era del grupo pasaba delante de nosotros, ellos musitaban: 'Míralos, son peor que perros'. Al principio me impresionaba, luego pensaba como ellos", reconoce.

Los takfiris de Melilla y de la vecina ciudad marroquí de Farhana visten ropa occidental, no llevan largas barbas y usan deportivas. La clandestinidad es la obsesión principal de esta secta establecida en Melilla de la mano de un radical marroquí que apareció en La Cañada como caído del cielo. Un tipo que ha desaparecido de la misma forma que llegó. Todos los imanes de las mezquitas melillenses son marroquíes, pero los takfiris huyen de las mezquitas como de la peste. "Dicen que están llenas de malos musulmanes y vigiladas por la policía. Odian a los imanes y les llaman corruptos", asegura Mohamed, un joven del barrio.

Fátima tampoco pisaba las mezquitas de La Cañada. Las chicas rezaban en la casa abandonada, y los chicos, en el monte durante la noche y sin testigos. Siempre separados. Hombres y mujeres no pueden rezar juntos. "Sólo se ponían chilabas cuando rezaban a escondidas. Deberían usarlas, pero vestían al revés. Un día les pregunté: ¿Nos pedís que nos pongamos el burka y vosotros vestís como queréis? Y me respondieron: 'Lo hacemos para que no nos sigan la pista, para que la policía no se fije en nosotros'. Pero sus pantalones cortos, a veces, los delatan: "Decían que no pueden bajar de los tobillos. Que más largos son impuros".

Los primeros libros que recibió Fátima trataban sobre la mujer: la mujer en casa, la mujer con el marido, los deberes de la mujer. Un compendio en apariencia ilustrado de sumisión y vejación absoluta hacia las mujeres. "Su mensaje se resumía en que se puede maltratar a la mujer, se le puede golpear, pero nunca en la cara ni en las manos. Me hablaban de una mujer sumisa que no replica, que no responde jamás a su marido. La lista de castigos hacia la mujer era innumerable. Un día me rebelé y les dije: 'A mí no me pega nadie".

Irak y Afganistán eran el hilo conductor de muchas conversaciones clandestinas: "Si realmente fuéramos hombres, estaríamos allí ayudando a nuestros hermanos", repetían a veces delante de las mujeres. "De la yihad hablaban menos en nuestra presencia porque no se fiaban. Nosotras no podíamos opinar sobre nada", recuerda Fátima.

La joven pasó de la sumisión a la rebeldía. Su novio la reclamaba y comenzaron a verse en secreto. "Nos veíamos a escondidas. Nunca me recogía en casa, pero pronto nos descubrieron y comenzaron las críticas. 'Has vuelto con ese traidor; te hemos visto bajar de su coche. No tienes vergüenza'. Yo mentía y negaba". Les molestaba más porque Salam se había ido de la secta y ahora se llevaba a una de sus más fieles y prometedoras seguidoras, afirman varias personas del entorno de la pareja. "Son takfiris, el que entra a su grupo ya no sale", asegura Mohamed, un joven del barrio que asegura conocerlos.

Fátima decidió cortar con la secta. ¿Qué pasa con Fátima que no viene? ¿Está enferma? ¿Alguien sabe dónde para? Las preguntas de los jefes de la secta corrieron de boca en boca a ambos lados de la frontera, en especial bajo los burkas de algunas amigas y compañeras de colegio de la joven melillense que habían contraído matrimonio con miembros del grupo. "Empezaron los rumores de que nos íbamos a Barcelona a casa de la madre de Salam. Queríamos irnos para escapar de esta gente y de La Cañada. Hicimos trámites para casarnos en el juzgado".

El pasado julio, Fátima y su novio, Salam, ex miembro del Ejército, charlaban sentados en la puerta de su casa. Ella había vuelto a vestir como antes, ya no se tapaba, y llevaba semanas alejada de la secta. Dos takfiris pasaron en coche y les lanzaron miradas inquisidoras. Salam le dijo a Fátima: "¡Mira como te miran tus amigos!". Poco después, un pitido del móvil de Fátima le anunció la recepción de un mensaje: "Nos ridiculizas con tu actitud. Nos avergonzamos de ti", rezaba el texto.

El 8 de julio, Salam apareció en casa de Fátima. El chico había pasado la semana preparando su Volkswagen Golf VR6 de cristales tintados. Le apasionaban los coches y quería tenerlo a punto para su marcha a Barcelona. "¿Quieres un bocadillo?", le preguntó Fátima. "No. Tengo un encargo que hacer en Farhana. Me han llamado para ir a recoger un dinero y me ofrecen 4.000 euros de comisión". El encargo, según la versión de Fátima, se lo había hecho un miembro de la secta con el que Salam todavía guardaba alguna relación desde la época en la que perteneció al grupo. Le dijeron que ellos no querían pasarlo porque podían estar fichados por la policía.

"Me sorprendió que le llamaran a él. Le dije que no fuera, que se la iban a jugar, que era una trampa. Yo los conocía muy bien. Se quedó pensando y me respondió que no me preocupara, que había pensado llevarse a su amigo Rachid para que le acompañara, pero que no iría. Que a las once de la noche volvería a cenar conmigo. Se subió al coche y se fue. Nunca me imaginé que no volvería a verle más", se lamenta Fátima.

La investigación policial en los dos países ha acreditado que Salam y su amigo Rachid, un chico de 21 años en paro, bajaron sobre las ocho de la tarde del día 8 desde La Cañada hasta un aparcamiento próximo a la frontera. Allí dejaron el vehículo y pasaron andando a Marruecos. Un coche los recogió y llevó al barrio de Farhana, donde fueron torturados hasta morir en una vivienda que todavía no se ha localizado. Una semana más tarde aparecieron sus cuerpos semidesnudos en un bosque cercano a la frontera española, junto a la carretera que une Mariquari y Yassine. Los dos jóvenes estaban atados de pies y manos. Los gendarmes marroquíes encontraron a 16 kilómetros la camisa y el chándal de Salam. "Habían cavado una fosa para enterrarlos y no les dio tiempo. Los montaron en un coche y los tiraron como a perros en un bosque", relata Abdesalam, de 48 años, el padre de Salam, un pintor melillense en paro.

Las autoridades marroquíes trasladaron los cadáveres al hospital Hassani de Nador, donde por orden judicial se les hizo una autopsia. Un primo de Salam lo reconoció por un pendiente que llevaba en la oreja. Su rostro estaba totalmente desfigurado por el fuego. "No sabemos si lo hicieron con un producto químico o con fuego. A mi hijo le quemaron también sus partes. Han tenido que sufrir muchísimo", dice Abdesalam mientras exhibe el último informe forense. Las familias de Salam y Rachid pidieron una segunda autopsia privada en Marruecos. Los cuerpos sin embalsamar atravesaron la frontera en dos cajas y en mal estado de conservación, según advierte la tercera autopsia del Instituto de Medicina Legal de Melilla. El informe describe su avanzado estado de putrefacción y afirma que los recibieron envueltos en sábanas y un plástico azul precintado. Los médicos establecen su muerte entre los días 8 o 9 de julio.

Abdelasam reconoce que su hijo le confesó que iba a cruzar la frontera de Marruecos para pasar dinero, y asegura que le advirtió del riesgo. "Ten cuidado. No pases en tu coche, no te vayan a meter droga y tengas un lío", le dije. "Necesitaba dinero para irse a Barcelona con su novia y le pusieron el anzuelo. Todo el mundo en el barrio sabía que era un chaval bueno y algo tímido. Un chico que jamás se metió en ningún problema. Su sueño era entrar en algún cuerpo policial, pero dejó el Ejército porque un capitán problemático le volvió loco. Yo intentaba meterlo en las obras donde trabajé, pero como no salía nada, lo manteníamos entre todos".

"No tenía un duro. Le prestaba dinero para echar gasolina. La gente que está en la droga maneja dinero, y él jamás", asegura su amigo Samir, de 23 años, militar. Rachid, de 33 años, camarero, destaca que su primo Salam no se movía en el mundo delincuencial. "Le di dinero para el carnet de conducir. Iba de casa en casa para comerse un bocadillo".



El padre de Salam y otros familiares apuntan también a los takfiris de Farhana y La Cañada como responsables de la muerte de su hijo. "Estuvo con ellos durante un tiempo. Le comieron el coco. No comía con nosotros, no nos hablaba. No veía la televisión ni escuchaba la radio. Todo era pecado. Sólo podía comer animales sacrificados por ellos. Tuve que mandarle a Barcelona para alejarle de aquella gente. Este grupo apoya las masacres, las fomenta y luego rezan como si nada. Para mí eso es incompatible. Se supone que la religión es contraria al terrorismo. Pero para ellos es diferente. Si no piensas como yo, te quito de en medio, ése es su lema. Quizá mi hijo sabía algo de ellos".

La familia de Rachid Chaib, el chico que acompañaba a Salam, piensa igual. Rachid había trabajado durante dos años en un restaurante en Alemania y acababa de regresar a Melilla. Su casa está a cinco minutos de la de Salam, y las mujeres se afanan en buscar una foto del muchacho para el periodista. Su hermano Mohamed, de 30 años, empleado en una zapatería de Melilla, lo resume así: "Los mandaron a Farhana para caer en una trampa. Los mataron el mismo día que fueron. Una muerte así sólo obedece a una venganza. Todos sabemos quién ha sido". Chaib, su padre, de 78 años, jubilado y ex militar en el Regimiento de Regulares número 2, asiente con leves movimientos de cabeza. "Le aseguro que eran buenos chicos", dice en voz baja.

En el centro de la ciudad, a 10 minutos en coche de La Cañada, el Servicio de Información de la Guardia Civil de Melilla investiga la desaparición de los dos jóvenes. No pueden indagar en los asesinatos porque fueron cometidos en Marruecos, pero por orden judicial han tomado declaración a familiares, amigos y vecinos del barrio musulmán. Fuentes próximas a la investigación aseguran que las líneas de trabajo se centran en el grupo islamista y en el terreno delincuencial. "Ambas están abiertas, incluyendo la sentimental", matizan. Algunos testimonios apuntan a que uno de los takfiris estaba enamorado de Fátima, la novia de Salam.

En Nador (Marruecos), Wariachi, sustituto del fiscal del rey, dirige la investigación de los asesinatos e intenta acumular pruebas. Hace varios días confesó a representantes del cónsul español Fernando Sánchez que no hay testigos. "Les faltan pruebas concretas para detener a alguien. Sólo hay sospechas", dicen en el consulado, frente al que se han manifestado los familiares de las víctimas.

Fátima está en tratamiento psiquiátrico, trabaja en un Burger King, cobra 745 euros al mes, y dedica todas sus energías a pedir justicia y denunciar a los que considera responsables de la muerte de su novio. "Han dicho a la Guardia Civil que conocen a Salam de vista, pero se lo habían llevado a rezar al monte varias veces, una vez, a Málaga, y otra, a Marruecos. Hacían acampadas que duraban varios días como si se retiraran al mundo rural. ¿Cómo pueden asegurar que no lo conocen? Cuando nos enteramos de que estaban muertos, hablé con uno de ellos y le dije: 'Sé que lo habéis mandado vosotros'. Se quedó impactado, empezó a sudar y me respondió: 'Si tú me hundes, yo te hundiré a ti. Me tiraré 30 años en la cárcel, pero me encargaré de que te quiten de en medio. ¿Por qué lloras por ese traidor? Te han hecho un favor".

Los takfiris de La Cañada no tienen trabajo conocido. "Roban y trafican con drogas", acusa Abdesalam. En los últimos años, varias casas de La Cañada han sido saqueadas. Cuando sus dueños regresaron, encontraron el televisor dentro de la bañera repleta de agua. "Todos pensamos que eran ellos. Predican que se puede robar a los no creyentes. ¿Qué clase de islam es ése?", se pregunta Rachid.

  • La secta de los asesinos de Anuar el Sadat y del 11-S
La secta Takfir Wal Hijra (Anatema y Exilio) está implantada en España. Informes del Centro Nacional de Inteligencia aseguran que esta secta, nacida en Egipto en 1969, cuenta con, al menos, ocho mezquitas, cinco en Barcelona, dos en Valencia y una en Melilla. En la mayoría de los casos no son templos tradicionales ni ornamentales, sino humildes viviendas acondicionadas como lugares de culto para garantizar la principal obsesión de sus miembros: la clandestinidad. Sus imanes son marroquíes y argelinos. Mohamed Atta, el jefe de los suicidas del 11-S, así como los principales autores del 11-M eran takfiris, según han revelado sus familiares, amigos y varios confidentes de la policía.

El movimiento takfir fue inspirado por Shukri Mustafá, un ingeniero agrícola que propagó un anatema contra los musulmanes "renegados" que no comulgaban con sus ideas radicales sobre el islam. En 1978 fue ejecutado bajo la acusación de instigar el asesinato de Mohamed al Dhahabi, ministro egipcio de Asuntos Religiosos. La muerte del fundador de este movimiento provocó el victimismo de sus seguidores, entonces más de 5.000 personas, que salieron de sus ciudades y se refugiaron en los montes. Allí renegaban de la modernidad e intentaban regresar a la vida rural. Los asesinos de Anuar el Sadat, presidente egipcio muerto en 1981, eran takfiris. Este y otros ataques propagaron sus ideas por Europa y el norte de África. En los años noventa, el Grupo Islámico Armado (GIA), un movimiento argelino, les dio su apoyo. El Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, sucesor del GIA y hoy reconvertido en Al Qaeda en el Magreb, los acoge en su seno. Meses antes del 11-S los takfiris criticaron a Osama Bin Laden por apoyar a los talibanes que reclamaban el reconocimiento de la ONU. Para los takfiris, la ONU es un organismo enemigo. El jefe de Al Qaeda pidió ayuda a Omar Mahmud Othman, Abu Qutada, un clérigo palestino residente en Londres, el principal referente de los salafistas en Europa, y éste escribió una fetua en su apoyo. El principal vivero de los takfiris en Europa está en la delincuencia, según expertos de los servicios secretos franceses. La delincuencia está permitida en el restringido club takfir si es para la yihad.

> Iritzia: Soledad Gallego-Díaz > VERGUENZA PARA KARZAI

  • Vergüenza para Karzai
  • Los derechos de las mujeres afganas son la moneda de cambio a la hora de conseguir apoyo contra el terrorismo. Hay que impedir que en Afganistán se aprueben leyes que legalicen, justifiquen y amparen la esclavitud
  • El País, 2009-04-05 # Soledad Gallego-Díaz
Lo que está haciendo Occidente en Afganistán es vergonzoso. Es humillante y deshonroso que los mismos Gobiernos que acaban de anunciar una nueva estrategia para "revitalizar los esfuerzos comunes" y ayudar a transformar ese país en un régimen aceptable internacionalmente, se mantengan en completo silencio ante la aprobación de una ley que condena, de nuevo, a las mujeres afganas a la peor de las esclavitudes. "El silencio de Occidente está siendo desastroso para los derechos de las mujeres en Afganistán", protesta la responsable de la Comisión Independiente de Derechos Humanos, Soraya Sobhrang.

La ley que acaba de ser firmada por nuestro gran aliado, el elegante presidente Hamid Karzai, retrotrae a las mujeres a la peor época de los talibanes, pero eso no parece alarmar a nuestros gobernantes, que tienden a considerar a las mujeres afganas, y a sus derechos, como una moneda de cambio razonable a la hora de conseguir apoyo contra el terrorismo. Si Karzai necesita los votos de los shiíes y éstos le exigen la nueva ley, Occidente cierra los ojos y mantiene la boca cerrada.

Conste aquí que los políticos reunidos en la Conferencia de Alto Nivel sobre el futuro de Afganistán, celebrada en La Haya el pasado 31 de marzo, que han sido capaces de negociar con Karzai sin pedir la previa, inmediata y total derogación de esa ley, se han mantenido en un vergonzoso silencio frente a algo que sólo tiene precedentes en la legislación antisemita de la Alemania nazi.

El texto exacto de la ley se mantiene en secreto, pero se sabe que ya ha sido firmada y que obliga a las mujeres afganas a pedir permiso a sus maridos para salir de casa y a depender completamente de ellos para poder recibir ayuda médica, educación o buscar trabajo. Tampoco pueden rehusar tener sexo con sus cónyuges. Los políticos occidentales aceptan, en general, que si una mujer es obligada a tener sexo con su marido se está produciendo una violación, pero ese principio no rige, por algún extraño motivo, para las mujeres afganas, cuyos derechos humanos no tienen nada que ver con los derechos de las mujeres del cualquier otra parte del mundo civilizado.

Es totalmente inaceptable que por ningún motivo, excusa o justificación cultural se abandone a las mujeres de Afganistán y se consienta que las autoridades de ese país sustraigan de cualquier negociación o acuerdo el derecho de las mujeres a ser consideradas seres humanos autónomos. No se trata de la dificultad de luchar contra costumbres arraigadas, sino de algo mucho más simple: de impedir que se aprueben leyes que legalicen, justifiquen y amparen la esclavitud.

Resulta increíble que ocho años después de establecer una fuerte presencia occidental en Afganistán, de miles de millones de dólares invertidos en ese país, todavía haya que recordar a nuestros dirigentes que no es posible ningún acuerdo con Afganistán que no incluya el respeto a los derechos humanos de las mujeres. Dejarlas salir libremente de sus domicilios, sin permiso de nadie, debe ser una obligación legal. Es desalentador y vergonzoso tener que repetir ocho años después: "No sin las mujeres".

Los responsables políticos occidentales no pueden escudarse en que esta nueva ley les haya cogido por sorpresa. En los últimos tiempos, los pasos atrás en la situación de las mujeres han sido constantes. ¿Hemos exigido la puesta en libertad del estudiante Sayed Pervez, cuya condena a 20 años de cárcel por difundir información favorable a las mujeres acaba de ser ratificada por la Corte Suprema afgana? ¿Hemos protestado por la expulsión del parlamento de la diputada Malalai Joya, que osó comparar la cámara con "un establo de animales"? Silencio. (En otro orden de cosas, ¿somos conscientes de que nuestra actitud timorata y falta de convicción ha hecho que lleguemos a una situación en la que nadie se atrevería a escribir hoy día Los versos satánicos, de Salman Rushdie, y mucho menos a publicarlos?).

El Gobierno español, que ha vinculado buena parte de su cooperación internacional a programas de género que ayuden a las mujeres en países poco desarrollados, mantiene, sin embargo, un completo silencio sobre Afganistán. Rodríguez Zapatero siempre ha considerado que la presencia de nuestras tropas en ese país es legítima e, incluso, en la mencionada conferencia de La Haya ha ofrecido ampliar esa participación, con el probable envío de guardias civiles que colaboren en el mantenimiento del orden y la seguridad. ¿De quiénes? ¿Está, acaso, más justificado salir de Kosovo que de Afganistán? ¿Por qué?

> Erreportajea: Indarkeria > AFGANISTAN: ¡VUELVEN LOS TALIBANES!

  • ¡Vuelven los talibanes!
  • Una nueva ley legaliza la violación dentro del matrimonio en Afganistán. Las mujeres necesitan permiso para estudiar, trabajar o ir al médico. Karzai cede por intereses políticos
  • El País, 2009-04-05 # Angeles Espinosa
Esta vez, la alarma no la ha suscitado el avance de la milicia talibán, sino una ley recién aprobada en el Parlamento de Kabul y firmada por Hamid Karzai, el presidente de Afganistán. Si la presión de los activistas dentro y fuera de ese país no lo remedia, la entrada en vigor del nuevo Código de Familia Chií va a condonar la violación dentro del matrimonio y anular los avances legales logrados por las afganas desde el derribo del régimen talibán, hace siete años. El Gobierno de Kabul no se ha atrevido aún a publicar el texto, pero quienes han tenido acceso a ese documento acusan a Karzai de haberse vendido a los integristas.

"Partes de esa ley van en contra de los derechos fundamentales del ser humano". Lo denuncia Fawzia Koofi, diputada por la provincia de Badakhsan. Ella, como el resto de las parlamentarias afganas, se ha sentido estafada por su aprobación. El texto pasó con inusitada rapidez y sin apenas debate, lo que impidió que se introdujeran cambios. "¿Cómo ha sido posible? Pues porque la mayoría de los diputados son fundamentalistas que están en contra de los derechos básicos de las mujeres y no creen en la igualdad de género ni en los derechos humanos", asegura a través del correo electrónico. Algunos de los que levantaron la voz fueron acusados de estar contra el islam y han recibido amenazas.

La lectura de la ley que hace Koofi, como la del resto de los activistas, es demoledora. El nuevo código niega la necesidad de consentimiento para las relaciones sexuales dentro del matrimonio, aprueba implícitamente las bodas infantiles y establece que las mujeres necesitan permiso de sus padres o maridos para estudiar, trabajar o acudir al médico. A las afganas, les suena familiar: aún no han olvidado las restricciones que sufrieron durante el régimen talibán (1996-2001), cuando no podían salir a la calle sin la compañía de un hombre de la familia.

"Es un insulto a las mujeres y a los derechos humanos", manifiesta por su parte Aziz Rafiee, director del Foro para la Sociedad Civil Afgana. En su opinión, "todo es política". A nadie se le escapa la precaria situación en la que se encuentra Karzai de cara a las elecciones del próximo mes de agosto en Afganistán. De ahí que el presidente busque votos en todos los rincones del país, incluso entre los más retrógrados de cada comunidad.

Los chiíes representan casi una quinta parte de la población y la Constitución les otorga el derecho a tener un código de familia específico basado en la jurisprudencia de esa rama del islam. No obstante, la ley llevaba olvidada más de un año cuando el Gobierno la presentó en el Parlamento, justo en medio del debate constitucional sobre la legalidad de que el presidente extendiera su mandato -que concluye el 21 de mayo- hasta la fecha de los comicios.

Tanto los clérigos del poderoso Consejo de Ulemas chiíes, como los dirigentes hazaras (el grupo étnico al que pertenecen la mayoría de los chiíes afganos) llevaban tiempo reclamando la ley. Sacarla adelante constituye un guiño a quienes van a orientar el voto de esa comunidad, que suma el mayor número de indecisos ante las elecciones presidenciales.

Con todo, no deja de ser paradójico que la nueva ley haya sido promovida por los líderes políticos y religiosos de los hazaras. Los talibanes, extremistas suníes, consideran herejes a los chiíes y durante su gobierno se ensañaron con esa comunidad. Pero en lo que respecta a los derechos de la mujer, el peso de siglos de patriarcado parece unir a todos los fundamentalistas, sean del signo que sean.

"La mayoría de los hazaras no son conscientes del daño que puede hacerles este código, porque es la primera vez que vamos a contar con uno", se lamenta Sima Samar, presidenta de la Comisión Afgana Independiente de Derechos Humanos y ex ministra de Asuntos de la Mujer. Samar, que fue la primera mujer hazara en obtener el título de médico en la Universidad de Kabul, declara a este periódico que la ley debe cambiarse.

Afganistán sigue siendo un país patriarcal y los avances varían mucho en función del nivel socio-económico, la exposición al exterior, la comunidad étnico-cultural de origen y si se vive en núcleos urbanos o rurales.

A pesar de ello, la nueva Constitución, aprobada en 2004, consagró la igualdad de derechos de las mujeres. "Y ahora la nueva ley ni siquiera les permite maquillarse sin permiso del marido", se queja Koofi, la diputada, poniendo de relieve lo peligroso de la situación. Aunque el código sea específico para una de las comunidades religiosas, sienta un precedente a favor de los sectores más conservadores.

Pese al sigilo con el que ha procedido, Karzai no se ha librado de las críticas. Durante la conferencia sobre Afganistán celebrada en La Haya el martes pasado, los ministros de Exteriores escandinavos le preguntaron por el artículo de The Guardian en el que se revelaba su visto bueno a la ley. También la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dejó claro el malestar de su país. "Es un asunto de gran preocupación para Estados Unidos. Mi mensaje es muy claro. Los derechos de las mujeres son una parte fundamental de la política exterior de la Administración Obama", declaró Clinton.

Resulta difícil calibrar qué peso puedan tener estas presiones. Hace tiempo que Hamid Karzai perdió el apoyo incondicional de Washington, y por extensión, de Occidente en general. Además, cualquier exigencia para modificar una ley sería vista en Afganistán como una injerencia intolerable en un país soberano.

> Berria: Indrakeria > IRAK: MAS HOMOSEXUALES ASESINADOS MIENTRAS ESTADOS UNIDOS NIEGA QUE EXISTA UN PROBLEMA

  • Más homosexuales asesinados en Irak mientras EE. UU. niega que exista un problema
  • Dos Manzanas, 2009-04-05
Dos homosexuales más han sido asesinados en la barriada chií de Sader City, en Bagdad. Sus cuerpos sin vida fueron encontrados el jueves, y el hecho de que nadie los haya reclamado todavía apunta a que pudo tratarse de un crimen de honor perpetrado por su propia familia. Otros cuatro cuerpos sin vida, también de iraquíes asesinados por ser homosexuales, fueron encontrados enterrados el pasado mes en la misma barriada.

La caza del homosexual se habría vuelto especialmente virulenta en esta zona de Bagdad después de las repetidas condenas de la homosexualidad lanzadas por Sattar al-Battat, un clérigo chiíta local. Y es que la situación de los homosexuales en el Irak post-invasión es terrible, tal y como se describía en un post que publicábamos hace pocos días en el que recogíamos la denuncia de la organización Iraqi LGBT.

Denuncia que, por cierto, ha sido calificada como “completamente falsa” por John Fleming, un portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, que ha insistido en que “la homosexualidad hoy día no es un crimen en Irak” y ha manifestado que, en los casos de los ciudadanos que en la actualidad esperan una condena a muerte en ese país, ninguno lo hace en relación a su orientación sexual. Fleming ha llegado a expresar que, en su opinión, se trata de un tema “irrelevante” para los iraquíes. “Francamente, hay otros temas sobre los que están más preocupados, como la superviviencia básica y conseguir agua y comida. Es un lujo para el iraquí medio preocuparse por la homosexualidad”, ha dicho.