- "La lucha final es que los seres humanos podamos decidir desde nuestra libertad"
- Noticias de Gipuzkoa, 2009-05-25 # Aitziber Salinas • Donostia
Pasó de ser militante feminista a feminista profesional y a crear Emakunde de cero. ¿Cómo se hace eso?
Pues se hace con mucho compromiso, con mucha ilusión y con mucha ayuda. Con un buen equipo. Creo que el éxito de los proyectos está en saber aprovechar lo mejor de todos los que tenemos alrededor. Para eso hace falta empatía, dar mucha libertad a la gente. Hay que intentar que la gente crezca en su trabajo y dar confianza. A mí me ha salido muy bien.
Pero partió de la nada.
Claro, el feminismo partía de trabajar en la clandestinidad, trabajando desde la teoría. Llegó el momento, prácticamente en todo el mundo, de introducir el tema de la igualdad en las agendas políticas. Un tema que, de ser privado, pasa a estar en las agendas políticas, pasa a la acción. Entonces te encuentras con el mundo real, no con el que tú quieres, sino con el que existe. Tienes que combinar los principios con la flexibilidad, es decir, actuar de forma que puedas incluir en esa realidad tan compleja sin perder los principios.
Decirlo es fácil.
Es muy difícil, pero cuando se tienen convicciones tampoco lo es tanto. Yo siempre he intentado convencer y hacerlo con buen temple, no ir en contra de nadie. Siempre he trabajado a favor de, no en contra de. Más aún en un tema que se lleva mucho al terreno personal. Fue difícil pero creo que acertamos porque entonces tampoco había estrategias, existía un debate entre trabajar actuando sólo en las mujeres o lo que nosotros elegimos: la transversalidad. Se trataba de que todas las políticas del Gobierno introdujeran la perspectiva de género en su quehacer. Algo muy difícil porque nuestros pensamientos son andrógenos. No estamos acostumbrados a ver el mundo desde los intereses de las mujeres y desde los intereses de los hombres. Y en esto estamos todavía.
¿Queda mucho por hacer?
Recientemente estuve en un premio de la Diputación. Era curioso cómo los niños y niñas reflejaban la realidad de su casa y una mayoría aplastante plasmaba a su padre llegando y sentándose en el sofá y a la madre trabajando en casa. Lo comparas con los datos del Eustat y ves que es así: de cada diez parejas sólo tres dicen que comparten. Pero también hay que tener perspectiva histórica y hay que ver que estamos pasando de un modelo a otro en una o dos generaciones.
¿Por qué es necesario que las instituciones velen por los derechos de las mujeres?
Es que están obligados y obligadas. Estamos en una sociedad injusta en la que más de la mitad de la población somos mujeres y los poderes públicos, si queremos una democracia, tenemos que entender que en una democracia representativa tienen que estar representadas las mujeres. Hay que trabajar por las mujeres porque somos más de la mitad de la sociedad. Pero hemos estado tan alienadas que ni siquiera nos dábamos cuenta de que estábamos discriminadas, y todavía hoy hay mujeres que no se dan cuenta ni dónde está nuestra falta de libertad. No tenemos suficiente autoestima como mujeres ni como pueblos. Qué les decimos a las mujeres que están en una situación de maltrato: "Empodérate, haz frente a quien te está sometiendo y dile 'adiós muy buenas'. No esperes a que te dé la libertad porque no te la va a dar nunca". Tienes que conseguir la autoestima que te han quitado a lo largo de siglos de sometimiento. Y esto vale para todo. Son relaciones de poder.
También lo aplica en política.
Yo creo que en los temas socioeconómicos hay que trabajar conjuntamente para mejorar las vidas de la gente. En el tema político, para los que nos sentimos abertzales y creemos que este pueblo tiene derecho a decidir democráticamente su futuro y, además, como es mi caso, los que creemos en un Estado vasco, la situación en la que nos encontramos es un paso atrás en el intento de ir avanzando en este camino.Yo creo que siglos de colonización no han conseguido asimilarnos del todo, pero la actual estrategia del PP y del PSE nos indica que están dispuestos a todo para conseguirlo: mentir, engañar... Y tendríamos que tomar buena nota porque mientras los que nos sentimos abertzales no nos unamos con un objetivo común como lo han hecho ellos, superando partidismos, seguiremos desperdiciando energías para terminar diluidos cuan azucarillo en un café.
¿La lucha hoy sigue siendo la misma?
Sí. La lucha al final es que los seres humanos, hombres y mujeres, podamos ser libres y decidir por nosotras mismas desde nuestra libertad. Y al final todo es lo mismo. Por eso digo que me siento un ser individual pero en una colectividad, me siento partícipe de un pueblo. La respuesta a mí, mujer, la que me da claves políticas y filosóficas para avanzar en mi libertad individual es el feminismo. Y lo que me da claves de lucha para avanzar como persona partícipe de un pueblo me la da el nacionalismo vasco, como a los nacionalistas españoles. Aunque ellos no reconocen que actúan desde el nacionalismo español.
Dijo usted que las jóvenes creen que se ha logrado todo y que no es más que un espejismo de igualdad.
Sí, es terrible y además puede ser adormecedor, puede generar un adormecimiento en la lucha de las mujeres y eso no lo podemos permitir. El pensamiento androcéntrico es en lo que nos hemos socializado los hombres y las mujeres y lo siguen haciendo las nuevas generaciones. Mi nieto de cinco años sigue recibiendo esos mensajes. En estos momentos estamos transmitiendo a chicos y chicas los valores masculinos, en una misma aula pero para transmitirles la cultura androcéntrica.
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