- Crece la tensión en Errenteria por las protestas ante tiendas de inmigrantes
- Cientos de vecinos del barrio de Iztieta se concentraron ayer por cuarta vez frente a comercios regentados por extranjeros. La agresión sexual de un menor magrebí encendió la chispa
- El Diario Vasco, 2009-07-08 # Borja Olaizola
«Uno de estos días vamos a tener una desgracia». Anabel, una vecina de Errenteria emparejada con el palestino Walid, no oculta su preocupación por el rumbo que han tomado los acontecimientos. Los insultos, los malos gestos e incluso las agresiones han empezado a ser moneda corriente en Iztieta desde que el pasado sábado se produjo la primera movilización contra comercios regentados por extranjeros. «Cuando se juntan un centenar de personas en actitud amenazadora delante de la tienda de un extranjero sabes que puede pasar cualquier cosa. Basta que alguien malinterprete un gesto para que se abra la caja de los truenos».
También entre los vecinos de Iztieta hay inquietud. José Luis Martín, presidente de la Asociación de Vecinos de Iztueta-Ondartxo, dice ser consciente de que la crispación que reina en el barrio puede tener consecuencias indeseadas. Martín sostiene que la situación que vive Iztueta es el resultado de muchos años de abandono por parte de las instituciones. «Hay miedo porque cada día se producen más robos y la gente ni tan siquiera se atreve a salir de paseo o a dejar que sus hijas anden solas por la calle. El barrio se ha llenado de magrebíes conflictivos y muchos locales se han convertido en centros de venta de droga».
La chispa que ha desencadenado la ola de protestas saltó la pasada semana cuando un menor de origen magrebí fue detenido acusado de intentar violar a una mujer. El suceso activó un mecanismo de respuesta que tiene visos de prolongarse al menos durante toda esta semana. Martín, de la asociación de vecinos, lo explica así: «El sábado hubo una asamblea de vecinos y se acordó convocar una manifestación contra la inseguridad para mañana jueves a las ocho de la tarde. La gente, no obstante, salió de la asamblea con ganas de recuperar el barrio y todos estos días se han estado produciendo concentraciones espontáneas. Queremos dejar claro que no es un problema de racismo sino de convivencia entre personas».
A Mari Carmen Rivero, dueña de uno de los locutorios frente a los que se producen las concentraciones, la estrategia de los vecinos le parece muy simple: «Están intentando echar a toda la gente magrebí del barrio y como yo salgo con uno de ellos pues la han tomado también conmigo». Rivero y Rachid Fathi, propietario de otro de los negocios objeto de acoso, se sienten atemorizados y desamparados por las autoridades. «Ya no es sólo que espanten a todos nuestros clientes, es que incluso han empezado a insultarnos por la calle», se queja Mari Carmen.
Joaquín Acosta, alcalde en funciones de Errenteria, sabe que no hay soluciones mágicas para desactivar conflictos de esta naturaleza y hace un llamamiento a la calma. «Vamos a hacer todo lo posible para acercar a las partes enfrentadas y sobre todo se va a acentuar la presión policial contra los delincuentes», dice. Fruto de esa presión, la Policía Municipal desmanteló ayer unas chabolas en la zona del antiguo matadero que eran utilizadas entre otros por menores extranjeros fugados del centro de Deba.
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