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• Los gays y el proselitismo
• El Día, 2009-07-09 # Francisco Ayala

Cada vez que toco el tema en esta columna me llueven las "criadas respondonas". Una vez, tras exponer el respeto que me merecen algunos homosexuales, que no tienen la culpa de padecer esta tendencia a romper moldes, costumbres y comportamientos que impone la Naturaleza, me atreví a contradecir a aquellas personas que, lejos de demostrar públicamente lo que sienten, como hacían los homosexuales de antes -lean al doctor Gregorio Marañón-, muestran y exteriorizan con espectaculares y llamativas fiestas y demostraciones públicas el orgullo de ser lo que son. Yo decía, en tal ocasión, en esta columna que, al igual que los que sufren la citada anormalidad funcional, los petudos, por caso, sufren la suya pero no muestran, por eso, orgullo alguno sino que lamentan su padecimiento. ¡Pobre de mí! Desde las organizaciones feministas, donde me vigilan constantemente, hasta un colega que entonces tenía columna diaria en un periódico canarión editado en Tenerife, me pusieron como un trapo, pese a que dejé bien claro, y lo repito ahora, que he tenido, admirado, respetado y querido, amigos y compañeros en la Universidad, y hasta en este oficio, que padecían homosexualidad y ninguno estaba orgulloso de ello.

En Santa Cruz, con el patrocinio del Ayuntamiento, para más inri, se celebraron jornadas festivas del "Orgullo Gay" y en Madrid, a finales de la semana pasada, dicen que a los mismos festejos asistieron un millón de personas, como pude ver en la TV, pública y privada, que fue muy generosa con los organizadores y organizadoras de las concentraciones. En la noche del sábado Tele 5 emitió un programa extraordinario de "La Noria", que presenta el amanerado, pero buen profesional, don Jordi González. Se trataba el tema del "orgullo gay" y se comentaba que el PSOE, en el poder, le hace la rosca a ese colectivo para ganar votos. El debate, con personas supuestamente educadas, fue un guirigay barriobajero en que todos hablaban a la vez, quitándose el uso de la palabra unos a otros y sólo faltando que se fueran a las manos. El moderador llegó a amenazar con suspender el debate, y ni siquiera eso frenó a aquellas supuestamente destacadas figuras de la política y el periodismo, que se comportaron como procedentes de antigua ciudadela de pueblo.

Quedó claro el apoyo del Gobierno Zapatero a los gays y lesbianas, lo de la política de atracción de homosexuales en el aspecto turístico y del fomento de una partida de aberraciones. También, alguna persona sensata, las menos fogosas, criticaron lo semidesnudos que suelen presentarse los gays y, ante los telespectadores, el beso "de tornillo" y otras señales cariñosas de gays con gays. Todo un ejemplo, en especial para las nuevas generaciones.

E insisto, por las razones expuestas a lo largo de este "ladrillo", que respeto y comprendo a los homosexuales y me opongo a que sean discriminados, pero rechazo de plano que se dediquen a hacer proselitismo.