- La txapela del relevo generacional
- Amets Arzallus puso alto el listón a Maialen Lujanbio en un disputado cara a cara final. «Hasta ahora ninguna mujer había llegado hasta ahí», le cantó 'Oranda' a la hernaniarra. Maialen Lujanbio se ganó al público con unos emotivos bertsos sobre los padres de dos niños con cáncer
- El Diario Vasco, 2009-12-14 # Félix Ibargutxi . Barakaldo
Lujanbio recibió la txapela de manos del bertsolari azpeitiarra Joxe Agirre 'Oranda', quien cantó un bertso que acababa «ez duzu meritu gutxi, emakumerik ez zen oraindik horretara iritsi» («no tienes poco mérito, hasta ahora ninguna mujer había llegado hasta ahí»). Previamente, había recibido la nueva obra 'Bertsolari', del escultor Xabier Santxotena, entregada por el presidente de Euskaltzaindia, Andres Urrutia.
Lujanbio, en el bertso de despedida, usó una música muy emotiva: 'Martxa baten lehen notak', de Mikel Laboa. El último bertso acababa así: «herri bat sortzen jarrai dezagun, euskaratik eta euskaraz» («sigamos creando pueblo, desde el euskera y en euskera»).
El segundo clasificado, Arzallus, recibió la escultura 'Eskuz esku' del artista ondarrutarra Xabier Laka, de manos del presidente de la asociación de bertsolaris, Iñaki Murua. En la despedida recordó a los encausados del 'caso Egunkaria'.
Cuando Egaña lanzó el bertso de despedida tuvo primero que esperar porque el público no paraba de corear su nombre. Luego, en el bertso se refirió a los voluntarios de la asociación de bertsolaris que hacen tareas como poner las sillas de ayer en el BEC. «Pasaré, con toda la naturalidad, de mencionar la silla de ordeñar a poner sillas en el campeonato de dentro de cuatro años», dijo, y a continuación volvió a tronar su nombre en el Bizkaia Arena. Egaña se refería a una silla que aparecía en una estrofa suya del campeonato de hace cuatro años, en el que dijo que «en Ikea seguro que no hay sillas de ordeñar». Entonces, el tema propuesto había sido precisamente «Silla».
Salva de aplausos
Hacia las 18.45 se dieron a conocer los nombres de los dos bertsolaris seleccionados por el jurado para el desafío final, para el uno contra uno. Por orden alfabético, Amets Arzallus y Maialen Lujanbio. El público acogió con una larga salva de aplausos la decisión de los jueces. Hubo comunión. Mientras los dos bertsolaris se abrazaban, y el campeón Egaña se levantaba de la silla y también los abrazaba afectuosamente. Era el signo de aprobación del gran maestro.
En ese mano a mano entre los dos mejores vinieron algunas de las mejores joyas de la jornada. Por ejemplo, cuando cantaron a su anciana madre, aquejada de anorexia; o cuando fueron unos padres que van a un prado a pasear y ven un cordero recién nacido. Lujanbio llevó el tema al terreno del humor, hablando de carneros, y Arzallus le siguió el juego mencionando ciertos cuernos.
Luego, a la hora de los 'kartzelako gaiak', ambos se enfrentaron a dos ejercicios. Por un lado, un bertso sobre «el fuego». Por otro, se les puso en la situación de la persona que va a un 'vis a vis' con un recluso y se encuentra con que se le obliga a desnudarse para llevar a cabo un cacheo. Realizaron muy bien su tarea. Lujanbio expuso la idea de que «los funcionarios no van a ser capaces de desnudar mi corazón». Arzallus, por su parte, dijo que volvía a casa «para tomar papel y pluma, porque esa es la manera en la que sé desnudarme».
Esa fue la última vez en la que se les propusieron temas relacionados con la cárcel. Pero antes había salido a relucir el tema varias veces. Así como el juicio que comenzará mañana en Madrid sobre el 'caso Egunkaria'. Los bertsolaris mostraron continuamente su apoyo a los encausados.
Egaña y Lujanbio, favoritos
A las 11:05 de la mañana entraron los bertsolaris en el Bizkaia Arena, en fila, precedidos por la presentadora de la mañana, Alaitz Rekondo. Sonó entonces una ovación atronadora. Y tras subir al escenario, lo primero que hicieron los ocho protagonistas fue aplaudir al público. Cuando la presentadora pronunció los nombres de cada improvisador, el 'txalómetro' se disparó en dos casos, los de Andoni Egaña y Maialen Lujanbio. Quedaron claras las preferencias de las 14.500 personas que llenaban el BEC.
Luego, en los bertsos de salutación, la mayoría se refirió al euskera y al propio bertso. Unai Iturriaga, por ejemplo, dijo que «la lengua es no el lunch al final de una campaña» y remató diciendo que «lo de hoy no debe ser una mera anécdota». Egaña recordó a los inculpados del 'Egunkaria' que serán juzgados en Madrid. Dijo que «la solidaridad es un ungüento que, curar, no cura nada, pero sí reconforta». Entre los bertsolaris, había uno que llevaba la camiseta de 'Egunkaria libre': Unai Iturriaga.
En el primer ejercicio, en la modalidad de 'zortziko nagusia', los tres primeros temas propuestos tenían mucho de sociopolítico. El primero rezaba así: «Después de veinte años en la cárcel, vuestro vecino ha vuelto y ahí está delante de casa, dando diez pasos hacia un lado y otros diez hacia otro». En el segundo, se puso a los bertsolaris en el rol de unos encausados por el 'caso Egunkaria' en un puesto de venta de camisetas. Y en el tercero, la situación era una persona de edad moribunda que revela a su hijos que bajo el haya de delante de casa están los restos de dos fusilados de la guerra civil.
El primer momento de humor llegó al mediodía, cuando a Colina e Iturriaga se les pidió que fueran dos presentadores de televisión, y uno de ellos le pega con el pie al otro. Colina enseguida interpretó el gesto como una insinuación sexual, lo que provocó las risas del público. Y luego las risas fueron a más en el momento en que cantaron Lujanbio y Maia en el papel de dos amigos que están bailando en una boda. Al bailar, Maia se da cuenta de que Maialen se le arrima demasiado. El hombre, en un momento, exclama: «hau ez da agarraua, hau da urkatua» («esto no es agarrado, esto es ahorcamiento»).
A la hora de dar seguida a un comienzo de bertso impuesto, uno de los temas fue la prohibición de fumar en el recinto. Le correspondía cantar a Maia y dijo que «si alguno quiere echar unas caladas al cigarro, que suba aquí a la mitad del escenario». Ayer Egaña fumó lo habitual o más.
Donación de órganos
Otro momento intenso, y humorístico, fue cuando cantaron Lujanbio y Egaña acerca de una donación de órganos. Lujanbio había donado un riñón a Egaña, y en un momento, la mujer dice: ahora tenemos uno cada uno; empate, mejor sería si siempre fuera así. A lo que contestó Egaña que «en el futuro quizá yo te pueda dar también algo», mientras le miraba maliciosamente. Y Lujanbio le respondió que «tras la anestesia te has levantado con un humor negro».
Pasada la una de la tarde llegó el ejercicio de 'kartzelako gaia'. Se trata de un mismo tema que se propone a los ocho improvisadores, por lo que son aislados en una zona aparte, y luego son llamados de uno en uno al escenario. El tema fue: «Eres periodista y sabes que ese artículo que estás escribiendo será el último». El primero en trabajar fue Iturriaga. Habló de «un Rey al que no se puede tocar» y de un ordenador que «a medida que escribo me va subrayando de rojo las palabras». Luego habló de Marruecos y el Sahara, y acabó: «España y Marruecos matarán a Aminetu». Luego, Aitor Sarriegi se metió en la piel de un periodista que ha trabajado 50 años, para a continuación decir que era periodista de 'Egunkaria'. Arzallus también se puso en el papel de un periodista de 'Egunkaria' que ha pasado cuarenta años en la profesión, para decir que «ahora, a la pluma, en vez de tinta, le mana un río de lágrimas», y finalmente dar el tema del artículo: «La frontera se ha disuelto, Eukal Herria es libre, no es verdad pero lo será en el futuro». En ese momento retumbó el BEC: miles de espectadores golpeaban el suelo con los zapatos. Colina se puso en el papel de un periodista de un periódico madrileño que presencia la salida de un joven de un juzgado con gestos de dolor y se entera de que se han producido torturas. Decide contarlo así, aunque sabe que será su último artículo, porque sus jefes se irritarán. Remató: «Askatasuna ez da erosten, baina prezioa dauka» («La libertad no se compra, pero tiene un precio»). Egaña caminó por un sendero inesperado: adoptó el rol de un periodista que ha sido testigo de unas negociaciones políticas en Copenhague, que desembocan en la aceptación de la independencia de Euskal Herria. Al final, lanzó un razonamiento que dio que pensar, porque no casaba con los anteriores: «El lehendakari me va a nombrar consejero de Cultura». Maia decidió convertirse en periodista de 'Berria' que al día siguiente va a ser encausado y finalmente encarcelado. Decide escribir ese artículo sobre la censura. Lujanbio eligió también el rol de periodista de 'Berria' con cuarenta años de oficio y que va a ser llevado a la cárcel, tras hacer un artículo sobre la censura. Luego recordó a Arnaldo Otegi y acabó diciendo que «esto lo arreglará la palabra». Mendiluze se puso en el papel de un periodista que escribe sobre el caso Aminetu, pero se le olvidó razonar por qué se trataba de su último artículo.
Un instante mágico
A las 16 horas dio comienzo la segunda parte del festival. En el bertso de saludo, Unai Iturriaga dijo que «esto parece más una ruleta rusa que una montaña rusa». Se refería a la imagen promocional del campeonato, en la que aparece esa atracción de feria, elegida como metáfora de la emoción. En el comienzo de la segunda sesión el 'txalómetro' estuvo más igualado. Los aplausos y vítores llegaron hasta la cara nueva de la final, Aitor Sarriegi.
Egaña e Iturriaga se toparon con un tema curioso: Egaña se encuentra con su abuelo (Iturriaga) deshojando una margarita y murmurando «me quiere, no me quiere». Luego, Maialen hizo de abuela que se levanta continuamente de la mesa en la Nochebuena, y Arzallus de hijo que le dice que se esté quieta disfrutando. En esa tanda de intervenciones, Lujanbio mostró claramente que podía llevarse la txapela. Jugó con expresiones como «los platos no van solos andando a la cocina».
La fase de la tarde más intensa fue cuando los bertsolaris debieron trabajar por separado, con métrica libre. A Maialen Lujanbio le correspindó este tema: «Eres una médico y ahora estás viendo a dos niños con cáncer haciendo carreras en el pasillo con sus sillas de ruedas». Ahí bordó tres versos cargados de emoción, con referencias sobre todo al dolor de los padres. Y acabó con la expresión: «Bizitzeko gogoa dunak bizitzea lortzen baitu» («el que quiere vivir acaba viviendo»). En ese momento se ganó al público. Fue el instante mágico de la tarde.
Egaña tuvo que jugar en el papel de un padre que está poniendo los regalos en al árbol y, de repente, se da cuenta de que por atrás ha aparecido la hija de cinco años, y está mirándole fijamente. Ahí saltó con una de sus genialidades, al decirle a la chiquilla que «han puesto un ERE en la empresa en la que trabaja el Olentzero». Se sintió que Egaña no tiraba la toalla, que quería lograr lo que ha declarado una y otra vez: poner el listón muy alto.
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