2009/01/14

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  • 'Skinheads' compiten con los 'búlgaros' para controlar la seguridad de las discotecas
  • El presunto asesino del portero búlgaro en la sala Heaven' era un conocido 'hammerskin' que utiliza la marca de 'Los Miami'. 'Los Miami' son un grupo que ya no existe pero que tuvo un largo historial de palizas, extorsiones, tráfico de drogas y crímenes. El asesino y el fallecido ya habían tenido problemas hace tres años.
  • 20 Minutos, 2009-01-14 # D. Fernández
El asesinato de Catalin Stefan Crasiun (alias Cata, rumano de 31 años y uno de los capos del ‘clan de los búlgaros'), tiroteado en la madrugada del lunes ante la discoteca Heaven por Carlos Monge (alias El Cuchillos, de 26 años), ha dejado al descubierto una guerra que se empezó a fraguar hace unos meses por el control de la seguridad nocturna en las salas de ocio y discotecas madrileñas.

Quien controla la puerta, controla el local, y por tanto, todo lo que pase en él, incluido el tráfico de drogas

Fuentes policiales han asegurado a 20 minutos que pequeños grupos neonazis están intentando hacerse con el control de los porteros de las discotecas, un negocio que desde hace años está en manos del clan de los búlgaros, que como publicó este diario el 19 de noviembre, está dirigido por Rafi Behyhan Renzi, alias Ivo el búlgaro.

"Tiene más de 100 matones distribuidos en las principales salas y discos de la comunidad. Son gente preparada: búlgaros, rumanos, albano kosovares, muchos de ellos con pasado y preparación militar", señalan las mismas fuentes. Cata era uno de sus lugartenientes. Por su parte, su asesino, Carlos Monge, era un conocido hammerskin, una de las ramas neonazis más peligrosas.

La firma de ‘Los Miami'
Carlos, El Cuchillos, fue a la sala Heaven, donde trabajaba Cata, "a intentar colocar a su gente en la seguridad del local. Quieren hacer competencia a los búlgaros". Para tener más éxitos, los grupos neonazis están intentando "regenerar la marca de Los Miami", un grupo que ya no existe pero que tuvo un largo historial de palizas, extorsiones, tráfico de drogas y crímenes.

Lo que no sabía Carlos es que allí se iba a encontrar con Cata, con el que ya tuvo problemas hace tres años. "El negocio va mucho más allá que la seguridad del local. Quien controla la puerta, controla el local, y por tanto, todo lo que pase en él, incluido el tráfico de drogas".

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