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• Sólo durante el «Orgullo», más de un millón de visitantes llegarán a Madrid
• ABC, 2009-07-01 # Guillermo Daniel Olmo . Madrid

Un nuevo tipo de visitante prolifera en Madrid: el turista gay. La ciudad se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los destinos preferentes para homosexuales y transexuales de todas partes del mundo, atraídos por el ya emblemáticio barrio de Chueca y el resto de encantos de la ciudad. Además, debido a su elevado poder adquisitivo, este tipo de turista no está sufriendo tanto como otros las consecuencias de la crisis y no está renunciando a viajar.

Este reciente fenómeno se está revelando como altamente beneficioso para comercios y establecimientos hoteleros, tanto que seducir a este tipo de público se ha convertido en un objetivo preferente para los responsables de Turismo tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad. Los turistas gays son, en general, gentes de alto poder adquisitivo, por lo que su presencia es altamente deseada y muchos de ellos obedecen al perfil del turista de lujo. En palabras del consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad, Antonio Beteta, el objetivo del Ejecutivo Regional es el de «reforzar la promoción dirigida a este segmento».

Estos días, en los que el centro de la ciudad celebra el «Orgullo Gay», son los de mayor afluencia. Juan Carlos Alonso, de la Asociación de Empresarios y Profesionales para Gays y Lesbianas (Aegal), que participa en la organización de un evento que se ha convertido en multitudinario, descirbe con un dato el volumen de visitantes. «No hay más que ver lo difícil que está conseguir una plaza hotelera en Madrid estos días».

Madrid, ciudad tolerante
Alonso conoce bien el perfil de los visitantes gays que llegan a Madrid. «Los países de los que más visitantes proceden son Italia, Inglaterra o Alemania, aunque viene gente de todas partes». Para Alonso está claro por qué Madrid resulta tan apetecible para este público. La clave es el barrio de Chueca. «En Madrid saben que existe un barrio, con más de 250 establecimientos dedicados a ellos y con un sinfín de actividades todas las épocas del año». Pero hay otro factor cuya importancia no esconde Alonso, «Madrid es una ciudad tolerante con los gays y lesbianas, especialmente en el barrio de Chueca». Tanto es así, que, como cuenta Alonso, muchos homsexuales extranjeros se han convertido en los últimos tiempos en nuevos vecinos del barrio.

Madrid se suma así al elenco de capitales preferidas por el público homosexual. Ahora tiene que competir con otras con más arraigo en este segmento de mercado pero a las que ya ofrece competencia. El liderazgo, según Alonso, lo ostenta San Francisco, seguida por otras capitales europeas como Amsterdam o Londres.

En su mayor parte, los visitantes son varones con un alto poder adquisitivo y con estudios universitarios finalizados, tal y como explican los responsables de Turismomadrid, la sociedad pública dependiente de la Consejería de Economía que se encarga de fomentar el turismo en la región. Hace unos dos años, esta sociedad decidió destinar una parte de su personal específicamente al segmento de los gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, LGTB, en las siglas que manejan los expertos. Esta es una decisión coherente con el comportamiento del mercado. De hecho, muchas agencias de viajes han creado ya un departamento específico dedicado a satisfacer a sus clientes LGTB.

En Turismomadrid cifran en más de un millón el número de personas que se acercan a Madrid con motivo del «Orgullo», pero, según dicen, trabajan porque Madrid sea un destino competitivo durante todo el año. Para conseguirlo, además de organizar viajes para periodistas especializados, hacerse presentes en ferias, y organizar jornadas con touroperadores y agencias, estudian el perfil y el comportamiento de estos turistas. De este modo, han constatado que la estancia media en Madrid se prolonga durante unas cuatro noches. En Aegal, explican que son sobre todo varones. En Turismomadrid cuantifican entre 150 y 180 diarios lo que gastan durante su estancia en Madrid, una estancia que suele prolongarse por una media de cuatro noches.