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• Jugar a los médicos
• Noticias de Gipuzkoa, 2009-02-18 # Pablo Muñoz

Visto lo visto, algo habrá que hacer para que nuestros niños y niñas asuman sus pulsiones sexuales como personitas que son y no como animalitos. Quiero decir que en los animales racionales el recorrido de la práctica sexual es más largo, más tortuoso y más consciente que en los irracionales. Hace unos días, una parejita británica de 15 años ella y 13 él posaban ante la prensa mundial -se supone que tarifando- con el bebé fruto de su fornicio. La nena, por las pintas, podía pasar por madre prematura, pero el crío tenía todo el aspecto de ex alumno reciente de la guardería. Y ahí los tenemos, con el libro de familia. Relacionadas con el asesinato de la adolescente sevillana que estos días es trágica noticia, están protagonizando tertulias y reportajes unas chiquillas menores de edad, auténticas lolitas de barrio, que cuentan con desparpajo detalles de sus relaciones con el presunto asesino. O sea, que según se ve la cosa, ahora pasan del dodotis al condón directamente sin el intermedio del jugar a los médicos.
Amigos, amigas, que quede claro que nuestros preadolescentes follan, no sé si mal o bien, si con conocimiento de causa o a puro golpe de calentón. Y los padres y las madres, en la higuera creyendo que están haciendo juntos los deberes. El actual Código Penal fija la edad mínima para mantener relaciones sexuales consentidas en los 13 años, una edad que, imagino, se estableció por razones fisiológicas, por pura capacidad física para cumplir . Pero eso no garantiza ni la inteligencia, ni el criterio, ni la madurez para la práctica del sexo en condiciones.