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• Eternos menores de edad
• Gaceta, 2009-02-18 # Nazareth Echart

El PNV ha estado acertado al presentar una proposición no de ley en el Congreso para elevar la edad de consentimiento sexual, que el Código Penal fija en los 13 años. A partir de esa edad, en España no se penalizan ni las relaciones sexuales entre adolescentes ni las que puedan tener lugar entre un menor (estamos hablando de menores) de 13, 14 años con un adulto.

Los nacionalistas han introducido esta propuesta dentro de un paquete de medidas de defensa de la infancia y lucha contra la pederastia. Es un contexto adecuado. Dicho esto, este asunto plantea un debate de importante calado social. Este debate va más allá de cuál debe ser la frontera legal en las relaciones sexuales. Como señalan algunos expertos, “la edad en que los menores pueden tener capacidad legal para hacer determinadas cosas está evolucionando de modo contradictorio”. Efectivamente, la ley ha ido elevando la edad para consumir tabaco o alcohol, por ejemplo. Tampoco es posible votar u obtener el permiso de conducir antes de los 18 años. Sin embargo, en materia de conducta sexual, se asume que los menores son dueños de una madurez que raras veces poseen. ¿Son capaces de comprender la naturaleza y las implicaciones de una relación de este tipo? No me refiero sólo a la posibilidad de que pueda terminar en un embarazo, sino a todo lo que significa mantener relaciones sexuales desde el punto de vista psicológico, afectivo, médico…

La pregunta no es tanto dónde poner el límite (los países de nuestro entorno lo establecen entre los 14 y los 16 años) como cuál es la vía para que niños y adolescentes adquieran una formación sexual que les permita conducirse con responsabilidad y se adentren en este terreno con la madurez que exige. Pero no todo el mundo está dispuesto a iniciar este debate. Algunos sectores políticos acudirán a viejos clichés: “Se recortan las libertades sexuales”, “vuelve el conservadurismo”. Nada de eso. Estamos contribuyendo a que muchos menores lo sean eternamente con las consecuencias (muchas veces graves) que eso tiene en cualquier sociedad.