- Coordinación que salva vidas
- Noticias de Gipuzkoa, 2009-02-04 # Editorial
El Gobierno Vasco, Eudel, las diputaciones forales, el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, el Consejo Vasco de la Abogacía y el Consejo Médico Vasco firmaron ayer el nuevo acuerdo interinstitucional para mejorar la atención a aquellas mujeres víctimas de malos tratos. El compromiso reactiva la validez del primero, que está operativo desde el año 2001, y se moderniza mediante la inclusión de algunos parámetros, sobre todo jurídicos, que han ido apareciendo en estos ocho años. Leyes como la que regula las órdenes de protección, o las de igualdad efectiva de mujeres en los ámbitos estatal y autonómico ya están presentes en el nuevo documento. Pero lo que destaca de este compromiso es, aunque parezca algo obvio, que la voluntad de todas las instituciones implicadas se renueva. Y se refuerza a través de la actualización de los contenidos y su ampliación con nuevos ámbitos de intervención como el educativo, el jurídico y la coordinación de protocolos de actuación. Toda medida que consiga reducir la violencia machista será bienvenida, pero nunca será satisfactoria al 100% mientras muera una sola mujer en Euskadi. La dificultad que entraña mantener engrasado el mecanismo de intervención ante una agresión machista es evidente. Y sobre ello trabajan todos los especialistas implicados en la firma de este nuevo documento. Entre todos deben ser capaces de limar al máximo las aristas que impiden a las mujeres maltratadas llevar a buen término su denuncia o ser atendidas con todas las garantías sanitarias y de seguridad. Desde que una mujer es agredida por un hombre hasta que éste es detenido, se produce una concatenación de trámites detrás de los cuales hay siempre personas. Profesionales que atienden uno de los teléfonos de ayuda, policías que acuden al hogar donde se produce la agresión, sanitarios que atienden y curan las heridas, abogados y juristas que tramitan la denuncia y de nuevo agentes que consiguen detener al agresor. Este engranaje debe funcionar sin errores. Y el funcionamiento debe responder a protocolos compartidos entre todos los agentes implicados en asistir a una mujer agredida. De ahí que renovar el compromiso interinstitucional y adaptarlo a la realidad frenética del maltrato es algo fundamental.
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