2009/01/13

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  • Pilar López de Ayala: "En derechos civiles, España gana a Francia"
  • El País, 2009-01-13 # Gregorio Belinchón
"Me gusta mirar lo que pasa". Para su desgracia, la autora de la frase, Pilar López de Ayala, es demasiado conocida en España; no puede dedicarse al espionaje. Cosas del cine. Pero no en Francia. Y su último estreno, Como los demás, le ha llevado a rodar al país vecino, y a poder escudriñar su alrededor.

Tras un año y medio de rodajes fuera de España, la actriz madrileña, que en septiembre cumplió 30 años, puede por fin disfrutar de su nueva casa en el centro de la capital. Por eso ha escogido un restaurante en el que nunca ha estado, pero cercano a su domicilio. Viene con hambre, y con la timidez proverbial y la fascinante mirada marca de la casa. A estas características, añade: "Soy bastante escéptica". En el último trimestre de 2008 se le han juntado los dos estrenos: Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes, y Como los demás, de Vincent Garenq. Mientras que en el thriller español -rodado casi íntegramente en México- López de Ayala encarna un personaje muy físico, una funcionaria que compagina su trabajo con el robo, en la comedia francesa interpreta a una inmigrante argentina que se convierte en madre de alquiler.

Ataca la ensalada de ibéricos con ganas y cuenta: "Es muy curioso cómo Francia, un país tan avanzado en unas cosas, está sin embargo por detrás de España en algunos derechos civiles". Se refiere al matrimonio gay y a la adopción de niños por parte de esas parejas, el leitmotiv de Como los demás, filme que cumple a rajatabla lo de "mano de hierro en guante de seda". "Reconozco que en Francia se me llenaba la boca hablando de estos derechos", en un rodaje en el que no sólo disfrutó del anonimato -"me paseaba por el plató viendo trabajar a los técnicos sin que nadie me reconociera"-, sino del placer de filmar en un idioma que no es el suyo.

"Para mí es muy gustoso, porque enriquece el trabajo. Te conviertes en una esponja idiomática, y acabas dando peso y color a palabras que a lo mejor originalmente no lo tenían". En aquel momento, aún no hablaba francés fluido. "Me entendía en inglés... y además, a veces es mejor no entenderlo todo". Y ríe alejándose un poco de su timidez. Cuenta lo mucho que está disfrutando de los viajes al otro lado de los Pirineos, de disfrutar en pantalla grande clásicos como Ariane, love in the afternoon, de Billy Wilder, o Imitación a la vida, de Douglas Sirk, de poder ver a Juliette Binoche bailando -"tiene un ángel, un misterio, es tan capaz..."-, o de asistir al estreno de la última de Amos Gitai.

De Francia ha traído, además del orgullo patrio de los derechos, un susto ("Casi atropellamos un día a Alain Delon, para mí un mito") y una sorpresa: "Respetan mucho a los actores, lo bien que organizan los rodajes para que no haya parones", y un sueño cumplido. "No hay que pensar que los actores sólo pensamos en rodar en Hollywood. Yo misma soñaba con Francia". Y a esperar próximos proyectos: la actriz es conocida por tomarse las cosas con calma. Así se ha tomado la carne y así ataca también el postre compartido. "Me gusta prepararme bien". Y por ello, por ejemplo, no tiene tan claro un salto al teatro. "Necesito que mi personaje me suene a nuevo y supongo que debería ser un personaje muy, muy atractivo para llevarlo al escenario cada día". ¿Alguno de ese estilo? "Me encantaría Antígona".

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