2009/04/07

> Iritzia: César Coca > ¿COMO ES POSIBLE QUE UNA UNIVERSITARIA HABLE TAN MAL?

  • ¿Cómo es posible que una universitaria hable tan mal?
  • El Correo, Divergencias, 2009-04-07 # César Coca
Estos días he leído unos cuantos post en distintos blogs que tratan sobre la ortografía. Uno tiene un declarado tono humorístico dentro de la seriedad del tema; otro nos recuerda que Franco, ese señor que nos decía qué podíamos y qué no podíamos hacer, escribía sin tildes; otro, en fin, hace mofa con el machismo de los signos de puntuación. Los tres insisten en el destrozo ortográfico habitual en nuestra sociedad.

Yo creo que la cosa va más allá. El destrozo es con el lenguaje en general. Quizá conozcan la anécdota de Wilde (probablemente falsa, como tantas otras). En una de las sesiones del juicio por escándalo que arruinó su vida, el fiscal presentó como prueba una carta en la que se hacían comentarios de índole sexual muy explícitos que lo implicaban en una relación homosexual. El juez, dirigiéndose a Wilde, le preguntó: “¿No es terrible lo que se dice en esta carta?” Al parecer, Wilde, sin alterar el gesto, respondió: “Peor aún, señoría: está muy mal escrita”.

¿Por qué les cuento esto? Por la conferencia de la profesora Gloria María Tomás y Garrido en la universidad de Alicante, a propósito de la homosexualidad, que en su opinión es una enfermedad indigna. Lo habrán leído en los periódicos y lo habrán visto en alguna cadena de TV. No voy a entrar a discutir las tonterías que esta señora dijo en su intervención. Pero sí me gustaría que vieran el vídeo. ¿No les asombra que una profesora universitaria hable tan mal? ¿Que sea incapaz de construir una frase correctamente, que diga lao, dañao, quitao, acompañao? ¿Que incurra en permanentes faltas de concordancia? Por supuesto, no me vale como excusa que sea profesora de Bioética. Es más, no sé cómo ha podido llegar a dar clase en la Universidad. Me parece que alguien con esa incapacidad para expresarse no debería impartir nunca una clase ni pronunciar una conferencia. Que se encierre en un laboratorio, que haga experimentos, que lea todos los libros del mundo (a ver si se le queda algo, de paso) y que escriba o que le es
criban libros y artículos. Pero, por favor, que no hable en público. El ejemplo que da a los alumnos es demoledor. ¿Cómo vamos a exigirles luego una expresión correcta y elegante? Sólo quiero añadir una cosa: ante esta profesora algunos de nuestros políticos parecen Demóstenes.

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