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• Un problema de ética
• Información, 2009-04-07 # Cecilio Nieto • Catedrático de Filosofía

La conferencia que Gloria María Tomás y Garrido, titular de Bioética de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), ofreció el pasado lunes en el Paraninfo de la Universidad de Alicante, dentro del V Curso de Ciencia y Sociedad, sobre la homosexualidad, pone de nuevo el tema de la ética en el candelero. Un tema que está sometido a las fuertes tensiones que las ideologías producen. Una ética, sometida a una ideología religiosa intransigente, produce el tipo de afirmaciones problemáticas respecto a la sexualidad que esta conferenciante vertió. Hay temas que son propios de la ética, otros que son propios de la ciencia y hay otros que no son de ninguno de las dos. La bioética es de los temas que pertenece más al ámbito científico que al ámbito ético. Y mezclarlos sólo puede producir conclusiones que no son ni científicas ni éticas, sino ideológicas. Ese es el caso de esta mujer que no tiene empacho de actuar como un talibán católico, retrógrado y conservador, de espaldas a los avances científicos (ciencia) y a los valores sociales (ética). El aborto, la homosexualidad, la eutanasia, la libertad sexual, los anticonceptivos, la bisexualidad y otros temas semejantes no son temas científicos ni éticos sino ideológicos. Y con la ideología como bandera, sólo puede haber división de opiniones: la ideología conservadora los denigrará; la ideología progresista, los defenderá. Estos temas son preferentemente cuestión de valores sociales, más que de principios éticos y más que de descubrimientos científicos. Una sociedad libre, despojada de los tabúes ideológicos (cada pueblo tiene los suyos y nosotros, los nuestros), tiende a valorar el sexo conjugando utilidad y placer; una sociedad libre establece el tipo de familia y el uso de la sexualidad adaptándola a la evolución lógica de esa sociedad; no podemos tener una sociedad tecnológicamente evolucionada y, a la vez, anclada en el pasado respecto a los valores, entre ellos el valor del sexo. La ciencia nos pone en el camino de la comprensión de los mecanismos fisiológicos; nosotros decidimos qué tipo de uso hacemos; esa decisión, libre, constituye la moral de un pueblo, sobre todo si ese pueblo prefiere una moral autónoma a otra, producto de una imposición. Desde el siglo XVIII los países europeos se decidieron por una moral autónoma. Parece ser que en España, algunos no se han enterado todavía. Pero esta autonomía es imparable, por más que pese a grupos sociales influyentes, como son las iglesias. No se puede luchar contra el desarrollo social, material y moral, de lo contrario, te arrastrará en su devenir. Habrá quien ponga el grito en el cielo por los desajustes que se producen en el tránsito de las sumisiones ideológicas a la libertad de la autonomía moral. Es el mismo desajuste que nosotros vivimos en el paso de la niñez a la adolescencia, o en el paso de una sociedad agraria a una industrial. Las transiciones siempre son inseguras, pero necesarias para seguir avanzando en autonomía y responsabilidad.

La absurda polémica que se ha hecho con la Educación para la Ciudadanía, muestra hasta qué punto educar a nuestros hijos de modo autónomo y responsable es más problemático que educarlos en la sumisión y el palo. De igual modo, enseñar una moral que esté sometida a unos principios éticos universales, por muy racionales que sean, lo prefieren algunos a enseñar una moral que no depende sino de sí misma o, lo que es lo mismo, que depende de las decisiones axiológicas de la propia sociedad. Querer hacer propaganda ideológica de lo contrario, como hace la conferenciante de la UCAM, es ir contracorriente y eso es tan poco útil como pretender convencer a la audiencia que ir en carro tirado con mulas es mejor y más seguro que ir en coche, más rápido y más peligroso. Concluyo recordando que estos temas son delicados por las implicaciones ideológicas y su mezcla con la ciencia y con la ética. Hasta que nos las deslindemos convenientemente, hasta que no pongamos a los expertos adecuados en estos temas fronterizos, las barbaridades podrán seguir apareciendo en cualquier esquina, y de manera virulenta.