- Albert Ferrarons: "Para el franquismo, los homosexuales no eran ciudadanos"
- El Periódico de Catalunya, 2009-04-07 # Teresa Pérez • Barcelona
--La persecución del colectivo es larga, pero empecemos por la etapa más siniestra, el franquismo.
--La homosexualidad se castigaba hasta con penas de tres años de prisión. En la Modelo había celdas para los llamados invertidos y en Nanclares de la Oca los homosexuales llevaban en la gorra dos barras cruzadas, símbolo de invertido. Además, perdían el nombre y recibían otro en femenino.
--¿Cuanto duró la represión?
--Hasta los años 70. En las cárceles, los homosexuales eran vejados, insultados, hacían los peores trabajos como lavar a mano la ropa de los demás... y todo con la aprobación de los funcionarios. A partir de los 70 se apostó por la reinserción.
--¿Cómo se reinserta la sexualidad?
--Según teorías de psiquiatras como Antonio Vallejo Nágera, utilizaban electrochoques. A los homosexuales se les mostraban imágenes sugerentes de hombres y mujeres. Con las femeninas no pasaba nada, pero con las masculinas recibían descargas eléctricas para causar rechazo.
--¿Y qué consiguieron?
--Nada, claro. Solo dolor, mucho dolor y una angustia, que aún perdura. Otros optaron por el suicidio.
--El franquismo no tuvo piedad...
--Los homosexuales no eran ciudadanos, ni se les debía respetar. Eran traidores a la patria.
--En ese contexto, ¿qué estrategias seguían para sobrevivir?
--La mayoría se refugiaban en el matrimonio, en la doble vida, en la clandestinidad y en ámbitos en los que el régimen era más permisivo.
--¿Había alguno?
--El mundo del espectáculo, pero también hubo denuncias por revanchas y celos. Otras veces eran vecinos o gente anónima los que daban nombres a la policía.
--También se hacían redadas.
--En los lavabos de la plaza de Catalunya y en bares. Eran arbitrarias y clasistas. Al que iba mal vestido lo detenían, y el que tenía dinero se libraba.
--El libro revela que seminarios y noviciados fueron destino recurrente de homosexuales.
--Hay muchos testimonios orales pero es difícil probarlo. La Iglesia ni lo acepta ni lo aceptará.
--¿Ahora cómo están?
--Perdura una devastadora homofobia. Aún debe nacer el homosexual que no la haya padecido.
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