- La homofobia se apodera de los países de la Europa del Este
- La Agencia Europea por los Derechos Fundamentales denuncia la «discriminación y acoso» de gais y lesbianas y el discurso «odioso» de algunos líderes políticos.
- La Voz de Galicia, 2009-04-07 # P. Soto • Colpisa
Según un reciente estudio de esta agencia, la «discriminación, intimidación y acoso» a gais, lesbianas y transexuales en el trabajo, los centros de estudio y la vida diaria no son un problema marginal. Muchos políticos utilizan un discurso homófobo «con contenidos odiosos» que suele tener el apoyo de una parte sustancial de la población, y «la prohibición de manifestaciones del Orgullo Gay» son moneda corriente. A diferencia de lo que ocurre en los países occidentales, en el Este no existe ninguna legislación que ampare a gais, lesbianas y transexuales.
El estudio de la UE establece una buena radiografía de los colectivos discriminados por su opción sexual y social en el ámbito laboral, educativo y sanitario y en el terreno de la libertad de expresión, manifestación y mediática, y pone de manifiesto que el rechazo hacia los homosexuales es mayoritario en Europa Central y Oriental.
Si sólo el 31% de los europeos comunitarios está de acuerdo con la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo, en Polonia esta proporción es del 7%. El matrimonio homosexual tiene más aceptación en la UE: el 44% lo aprueba. En España es el 56%, aunque los datos del CIS lo sitúan en el 65%. En Polonia, apenas el 16% de la población ve con buenos ojos que dos personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio.
En Rumanía, sólo el 11% de la ciudadanía se declara a favor del matrimonio homosexual, y el 36% asegura que no tendría ningún problema con tener un vecino gay, frente al 91% en Holanda.
Contexto social
El contexto social de muchos países del Este de la UE no es favorable a la libertad individual. Durante más de 40 años vivieron dictaduras comunistas muy conservadoras en el terreno de la moral y la sexualidad. Países muy avanzados como Checoslovaquia o la RDA sucumbieron a la ideología y las prácticas represivas de la denominada moral proletaria. La homosexualidad quedó tajantemente prohibida y muchos gais y lesbianas perdieron su trabajo, sufrieron prisión o fueron marginados socialmente.
Veinte años después de la caída del socialismo real, los países del Este han cambiado y, en general, se han modernizado aceleradamente. Los homosexuales salen poco a poco de las catacumbas y las manifestaciones multitudinarias son cada vez más frecuentes. El pasado 8 de junio, con motivo del Día del Orgullo Gay, unas 7.000 personas se manifestaron por el centro de Varsovia fuertemente protegidas por la Policía, que mantuvo a raya a unas cuantas decenas de exaltados de la ultraderecha y católicos integristas.
En el mundo del arte y la creación artística son cada vez más frecuentes las personas que desvelan su condición sexual. El pasado 19 de noviembre, el crítico de cine Tomasz Raczek y su compañero sentimental, el escritor Marcin Szczygielski, fueron los ganadores del premio La pareja más guapa, concedido por la segunda cadena de la televisión pública polaca (TVP 2), algo impensable hace unos pocos años.
El Gobierno conservador de Jaroslaw Kaczynski (2005-2007), alentado por la extrema derecha (Liga de las Familias Polacas, LPR), impulsó una campaña contra los homosexuales que chocó con la rotunda oposición de Bruselas. En esa época, la locura homófoba llevó a la defensora del menor, Ewa Sowinska, a plantear la prohibición de la serie de televisión infantil Teletubbies porque, según ella, tiene un contenido homosexual.
El entonces ministro de Educación, el ultra Roman Giertych, cuyo padre es un firme defensor de Francisco Franco, propuso leyes para despedir a los profesores que promovieran un «tipo de vida homosexual» y la «agitación homosexual» en los colegios.
El líder ultra del Partido de la Gran Rumanía (PRM), Vadim Tudor, antiguo poeta oficial del tirano comunista Nicolae Ceausescu, suele decir con frecuencia que «Rumanía no es Sodoma» en las manifestaciones antigais. En Bulgaria, Volen Siderov, que dirige la formación extremista Ataka, mete en el mismo saco su odio a los homosexuales, los judíos y la UE, y en las calles de Praga los grupúsculos nazis no pierden ninguna ocasión para manifestarse a plena luz del día contra los gais y los emigrantes.
Mucho peor es la situación de gais y lesbianas en países que todavía no han ingresado en la UE, como Serbia, donde las manifestaciones en las calles de Belgrado son reprimidas a golpe de porra policial y lanzamiento de huevos y piedras por grupos de exaltados.
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