2009/03/18

> Berria: Terminologia > LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA RETIRA "TONTO" COMO SINONIMO DE GALLEGO

  • La Real Academia Española retira "tonto" como sinónimo de gallego
  • La próxima edición del diccionario mantiene "tartamudo" y recupera expresiones
  • El País, 2009-03-18 # Silvia R. Pontevedra • Santiago
En 2013, cuando vea la luz la vigésimo tercera edición del diccionario de la Real Academia Española (RAE), "tonto" ya no será sinónimo de "gallego". Dentro de un par de meses, según José Manuel Blecua, secretario de la Academia, en la página de Internet (www.rae.es) ya se indicará que el artículo está enmendado. La RAE sigue sosteniendo que en el habla coloquial de Costa Rica se utiliza "gallego" con el significado de "tonto", pero ha decidido retirarlo porque no se han hallado "documentos escritos" en los que aparezca plasmado este uso.

En la edición actual del diccionario (2001), para la RAE, el término "gallego" quiere decir natural de Galicia, perteneciente o relativo a esta comunidad autónoma, viento cauro o noroeste, persona nacida en España o de ascendencia española que vive en América, tonto, tartamudo, lengua de los gallegos, lagartija de río que nada muy rápido, libélula, ave palmípeda parecida a la gaviota y dispositivo que aplana y nivela la caña de azúcar antes de ser molida.

Para los responsables de limpiar, fijar y dar esplendor a la lengua, las expresiones más vigentes en relación con esta palabra son las de "caldo gallego", "gaita gallega", "nabo gallego" y "trompa gallega". En este mismo diccionario existe el término despectivo "gallegada" (multitud de gallegos, palabra o acción propia de los gallegos), pero no se encuentra el equivalente de "catalanada", sino el mucho más culto de "catalanismo".

El gallego, en su histórica condición de emigrante, primero a Castilla durante la siega y después a todo el mundo y para toda la vida, ha ido acumulando acepciones desde el primer diccionario, el de Autoridades, del año 1734. Cela intentó sacar brillo a la palabra y consiguió eliminar, en la edición de 1992, el significado de "mozo de cuerda", que había entrado en 1936. Pero entonces, en el primer tomo de la RAE aún no aparecían las acepciones de "tonto" y de "tartamudo". Eso vino después, para abundar en el ensañamiento con este gentilicio, el único del Estado que aparece maltratado sistemáticamente desde el siglo XVIII. "En Costa Rica y El Salvador, respectivamente", según el colectivo Garipano, que lucha por la eliminación de las acepciones despectivas, "hace unos 60 años que no se usa gallego por tonto y por tartamudo". La Academia Costarricense de la Lengua acordó por unanimidad en 2007 sugerir a todas las academias del español, incluida la de Madrid, que eliminasen el significado de "tonto". Por su parte, hace tres años, el académico de El Salvador Matías Romero envió un correo electrónico a la RAE aclarando que el uso de gallego por tartamudo había sido residual y local, y la mayoría de los salvadoreños desconocían ese significado.

En cuatro años, la RAE barrerá "tonto" pero recuperará una expresión que ya aparecía en 1914 como sexto significado de la palabra, aunque luego se retiró. Es la de "mesa gallega" o "mesa de gallegos", que unas veces quiere decir "aquélla en la que falta el pan de trigo" y en otras ocasiones, precedida del verbo hacer, significa "llevarse todo el dinero del contrario en el juego".

Hace dos años, Mar López, una estudiante de Magisterio compostelana que acababa de cumplir los veinte, organizó una asociación con amigos para enfrentarse a esta "injusticia" después de saber que el BNG peleaba por lo mismo. Su colectivo, Garipano (que quiere decir "gallego" en barallete), se ha dirigido a todas las academias de América reclamando ayuda para fulminar las acepciones de "tonto" y "tartamudo", y para que se defina la lengua gallega con tanto detalle como el catalán y el euskera. Garipano pide también que se adelante la acepción del idioma, hoy en el sexto lugar, hasta el segundo o el tercer puesto. Ahora, "lengua de los gallegos" aparece detrás de "tonto" y de "tartamudo". Según López, "cualquiera que lo lea puede entender que es lengua de los tontos y los tartamudos". La 23ª edición, afirma Blecua, "revisará la definición de todas las lenguas" para no hacer distingos. Pero el idioma, como mucho, sólo avanzará hasta la quinta posición y eso gracias a la marcha de "tonto".

Garipano lleva a cabo en su web (aproldalinguagalega.org) una recogida de firmas. La asociación se queja también de que se intente ocultar que lo de "tonto" o "tartamudo" se refiere, en realidad, a los emigrantes españoles en general. Porque gallego es "español" en América Latina. Y los chistes de gallegos han sido siempre chistes sobre españoles.

"Cosa" y "tocino" antes que persona
Repasando todos los diccionarios de la RAE desde sus orígenes (1713), se comprueba que el trato que recibieron los gallegos no tuvo equivalente en ninguna otra zona de España. Porque "gallego" empezó siendo para los académicos "cosa perteneciente a Galicia, como Tocino gallego o Gente gallega" y así siguió siendo hasta 1803. Entonces, la definición se cambió por la de "natural de Galicia o lo perteneciente a aquel reyno". Y cuando los gallegos eran cosa, los catalanes y los vascos eran ya naturales.

En 1884, cuando aparece por primera vez la acepción de gallego como "dialecto", el catalán y el vasco ya eran considerados por la RAE como "lenguas". Hasta 1970, la Academia siguió minusvalorando el idioma de la nacionalidad histórica del Noroeste. Y nunca jamás el gallego, como lengua o como dialecto, logró avanzar puestos en la lista de acepciones. Si ahora aparece detrás de "tonto" y "tartamudo", antes figuraba tras la gaita, el nabo o esa "mesa de gallegos" que no tenían para comprar pan de trigo o se dejaban desplumar por el contrario en la timba.

Desde 1817 y hasta bien entrado el siglo XX, en las sucesivas ediciones se incluía este refrán: "A gallego pedidor, castellano tenedor". Y en 1992, para la Academia, Galicia (comunidad autónoma desde 1981) todavía era una "región".

Garipano llegó a preguntar a la RAE que, si de tópicos se trataba, por qué no recogía el significado de catalán como "tacaño", el de vasco como "bruto" o el de "español" como "facha", "que coloquialmente se usa bastante en Galicia". "Quizás sean algunos de esos términos los que haya que revisar", reconoce ahora Blecua.

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