2009/03/18

> Beria: Abortua > GRUPOS CONSERVADORES SE UNEN CONTRA EL ABORTO COMO EN LOS OCHENTA

  • Grupos conservadores se unen contra el aborto como en los ochenta
  • Un millar de científicos y académicos reabren el debate sobre el inicio de la vida
  • El País, 2009-03-18 # Mónica Ceberio Belaza • Madrid
"La polémica en torno al aborto continuó ayer con posturas encontradas de diversos sectores sociales. Asociaciones contra el aborto, médicos, representantes de la jerarquía eclesiástica y partidos políticos dieron a conocer duros comunicados en los que condenan rotundamente el proyecto que el Gobierno socialista intenta llevar adelante". Estas líneas podrían referirse a lo sucedido ayer en torno al debate sobre la reforma de la ley del aborto, pero aparecieron impresas en un diario el 28 de enero de 1983, cuando el entonces Ejecutivo de Felipe González preparaba la norma que despenalizó esta práctica por primera vez en España.

Veintiséis años después, la Iglesia, los llamados grupos provida y un nutrido grupo de científicos y profesores universitarios vuelven a cuestionar no ya la reforma de la regulación actual del aborto, sino la legitimidad del Estado para autorizar esta práctica. Un debate que muchos consideran superado por la sociedad española, especialmente teniendo en cuenta que durante los ocho años de Gobierno del PP -cuatro de ellos con mayoría absoluta- nada cambió sobre esta cuestión.

El debate actual era, hasta el momento, cómo debía reformarse la ley actual, pero distintos sectores han decidido volver a los orígenes, a la eterna pregunta: ¿Cuándo empieza la vida? Y la respuesta de casi un millar de académicos, investigadores, catedráticos y profesores de universidad que han firmado un manifiesto llamado Declaración de Madrid es clara: desde el momento mismo de la fecundación, "porque ya existe vida y es vida humana". El texto fue presentado ayer públicamente en un hotel de Madrid, tan sólo un día después de que la Conferencia Episcopal anunciara una nueva campaña basada en la asunción de que en España se protege más al lince ibérico que a los fetos y bebés.

En el manifiesto dejan clara su oposición a una ley de plazos y al aborto en general. Y aseguran que sus argumentos no son ideológicos sino "exclusivamente científicos", según las palabras del catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares Nicolás Jouve. La tesis es que el cigoto, el embrión y el feto tienen derecho a existir y la madre no puede, bajo ningún concepto, decidir interrumpir el embarazo. Sus propuestas no se refieren a cómo debe regularse el aborto sino sólo a cómo debe evitarse: facilitando la adopción y apoyando a las embarazadas.

Junto a este documento, 178 miembros de distintas Reales Academias presentaban su propio texto, en el que llegan a pedir una reforma de la Constitución para que la vida humana se contemple "desde la concepción a la muerte natural". Ellos mismos se califican como continuadores de la labor de los 1.400 académicos y profesores que en noviembre de 1981 defendieron por escrito su oposición a cualquier despenalización del aborto.

Más viajes en el tiempo. El presidente de honor del PP, Manuel Fraga, el mismo que en enero de 1983 -entonces presidente de Alianza Popular- pedía "a cada español" que "vea los restos de un aborto, que vea pequeñas manos, que vea trozos de cara, que vea lo que son restos de un ser humano destrozado", defendió ayer la campaña de la Iglesia y señaló que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, va a convertir el aborto en un "sustitutivo del preservativo".

El PP, como entonces Alianza Popular, insiste en sus críticas: se opone ahora a la reforma, a la ley de plazos y a la posibilidad de que las menores de 16 y 17 años puedan decidir por sí mismas si desean abortar. La portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, sin llegar a defender de forma explícita la campaña del lince de la Iglesia, aseguró ayer que no será ella "la que vaya a criticar".

El PSOE salió en tropel a defender su proyecto. El portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, tildó la campaña de la Iglesia de "demagógica y extremista", el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, acusó de "hipócrita" a la Conferencia Episcopal y el ministro de Sanidad, Bernat Soria, habló de "debate ya superado" por la sociedad.

Distintos portavoces de la Iglesia anunciaron sus próximos movimientos. La diócesis de Valladolid va a celebrar el 25 de marzo una "Vigilia por la vida" para la que prepara 10.000 dípticos y 500 carteles. El obispo de Santander calificó el aborto de "crimen abominable" favorecido en estos momentos por la actual "cultura de la muerte". Si se repiten los hechos de los ochenta, lo próximo serán las manifestaciones.

El consenso en torno a las menores
La posibilidad de que las menores con 16 y 17 años puedan abortar sin consentimiento de los padres se está convirtiendo en uno de los ejes centrales del debate sobre la próxima reforma de la regulación del aborto. La propuesta, contenida en el informe del comité de expertos del Gobierno, estará incluida presumiblemente en el anteproyecto de ley que prepara el Ejecutivo y ha sido fuertemente criticada por el Partido Popular, la Iglesia católica, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y distintas asociaciones de defensa de los valores familiares tradicionales, entre otros.

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, habló el lunes del necesario "consenso" para que la medida salga adelante. Pero un portavoz del ministerio explica que el Gobierno no está dando marcha atrás sino que Aído se refería al necesario consenso parlamentario. En principio, su intención es llevar en el anteproyecto de ley la reforma de la Ley de Autonomía del Paciente necesaria para que las menores puedan decidir por sí mismas. Una vez comience el trámite parlamentario, el grupo socialista tendrá que negociar con las distintas fuerzas políticas para sacar la norma adelante.

En algunas legislaciones europeas se plantean fórmulas intermedias para solucionar la cuestión de las menores. En ciertos países pueden decidir abortar por sí mismas, pero los padres o tutores deben tener conocimiento de lo que van a hacer. En otros, deben estar acompañadas por alguien de más de 18 años. Se trata de dejar en sus manos la decisión final pero que, de alguna manera, no pasen solas por el proceso; que tengan que consultar la decisión, o al menos comunicarla, con sus padres o con algún adulto.

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