- Los detenidos por el asesinato de Marta enredan la investigación
- Tras retractarse el principal sospechoso, se busca el cuerpo en un vertedero
- El País, 2009-03-18 # J. Martín-Arroyo / R. Rincón • Sevilla
Pero después de haber confesado el crimen y haber mantenido su versión durante más de un mes, Miguel no sólo desvió ayer la culpa al menor. Además, relató al juez que ellos dos y Samuel Benítez (amigos de ambos y también detenido) arrojaron el cuerpo de Marta a un contenedor cercano a su casa y no al río Guadalquivir, tal y como había sostenido hasta ahora. Para contraponer las versiones, el juez ordenó dos careos entre Javier y Miguel, y entre Samuel y Miguel. Tras el primero, los investigadores restaron credibilidad al intento de exculpación de Miguel como autor material del crimen. En el segundo quedó en entredicho que Samuel no tuviera nada que ver en los hechos, tal y como afirma ahora. "Miguel se ha comido a Samuel en el careo", dijeron fuentes del caso.
La nueva versión de Miguel obligó a repetir la reconstrucción de los hechos en su casa. Ayer hacía justo un mes que Miguel explicó cómo golpeó a Marta con un cenicero y luego la envolvieron en una manta para transportarla hasta el río. Ayer nada de eso valía. Contó su nueva versión y el juez ordenó a la policía llevar a la casa un maniquí y una silla de ruedas como la que usaba la madre de Miguel -ya fallecida- y en la que el joven Miguel asegura ahora que transportaron el cuerpo de la chica hasta el contenedor más próximo a su casa. A la reconstrucción, que se prolongó durante cuatro horas, asistió también Francisco Javier, el hermano mayor de Miguel, en prisión preventiva por su implicación en los hechos. Mientras, los investigadores recuerdan que las pruebas de ADN inculpan al menor y Miguel en la escena del crimen.
Tras escuchar las nuevas declaraciones de los imputados, el juez que instruye el caso ordenó por la tarde a la policía que iniciara la búsqueda del cuerpo de Marta en la planta de tratamiento de residuos Montemarta-Cónica, ubicada en el término municipal de Alcalá de Guadaíra, a 28 kilómetros de la capital. Hasta allí va a parar la basura depositada en todos los contenedores de la capital y de varios pueblos del área metropolitana. En total, unas 1.300 toneladas diarias, por lo que en los 52 días que han transcurrido desde que desapareció la joven, esta planta ha recibido casi 68.000 toneladas de basura.
La policía ya visitó el lunes las instalaciones para interesarse por su funcionamiento. Los responsables de la planta le explicaron que la basura procedente de los contenedores de residuos orgánicos (como en el que Miguel dice ahora que arrojaron el cuerpo) se deposita en un foso y, desde ahí, una grúa la lleva a una cinta transportadora. En estas cintas, unos cilindros separan la basura por tamaño y unos operarios seleccionan los residuos reciclables (como papel, vidrio o envases) de los orgánicos. Éstos se usan para fabricar abono, aunque hay una parte que no puede ser aprovechada y se deposita en un vertedero controlado, del que se extrae biogás a través de conducciones.
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