- Adopciones monoparentales
- Conocemos la historia de Andoni y Amets, que se conocieron hace siete años en un orfanato de Ucrania y ahora constituyen una familia monoparental.
- EITB, 2009-02-02 # Ainhoa Etxebeste
Andoni optó por la adopción, se enfrento solo a la decisión "más difícil y más bonita que he tomado en toda mi vida". Reconoce que la vida no es siempre fácil pero el apoyo mutuo les ha ayudado a seguir adelante.
Recogió a Amets en un orfanato de Ucrania. El niño tenía siete años cuando se conocieron. Amets recuerda el primer momento como "tranquilo y divertido" a pesar de que estaba "muy nervioso". Jugaron al fútbol en aquella primera ocasión; recuerda con nitidez cómo le decían que su padre iba a ir a recogerlo.
Una vez afincado en Errenteria , aprendió euskera en apenas dos meses. Le ayudaron su aita y los compañeros de la ikastola y "poco a poco aprendí".
Para Andoni fue vital la voluntad y la edad de su hijo para poder comunicarse desde el principio "fue más positivo que negativo".
Las experiencias negativas que pueden acumular los niños que crecen en orfanatos retraen a los padres adoptantes, por eso Amets se alegra de que su padre "no tuviera en cuenta que ya tenía siete años" cuando se conocieron.
La homosexualidad de Andoni ha sido "una diferencia
añadida a la de ser adoptado y a miembro de una familia monoparental", para Amets "dificulta que la gente comprenda que somos una familia como las demás", argumenta.
Pero a su hijo no parecen afectarle tanto esas diferencias. "Todos somos iguales", dice, "sin importar donde hemos nacido o la pigmentación de nuestra piel".
Amets tiene claro que quiere ser padre en el futuro y Andoni anima hacia la adopción a quien tenga dudas al respecto: "la sonrisa de un niño cuando despierta para ir a la ikastola no tiene precio".
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