- La defensa alega que el acusado tenía un "miedo insuperable a ser violado y asesinado"
- La acusación y el fiscal destacan la "brutalidad" y "crueldad máxima" con la que actuó el autor de los hechos
- Faro de Vigo, 2009-02-16 # Europa Press
En el juicio con jurado popular que se celebra desde hoy en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, la abogada de la defensa sostuvo que el acusado acudió al piso de las víctimas --Isaac P.T., de 27 años, y Julio A.L., de 32 años-- con el fin de "drogarse" y "continuar la fiesta" tras haber conocido a uno de ellos en un bar. "No iba armado, no tenía intención de matarlos, y no les conocía de nada", señaló la letrada.
La defensa afirmó que Jacobo P.R. actuó en "legítima defensa", ya que fue amenazado por las víctimas, quienes, según recordó, cuchillo en mano, pretendían obligarle a mantener relaciones sexuales con ellos. A este respecto, aseguró que el acusado "no es un delincuente", sino que "estaba en el lugar equivocado y en unas condiciones en las que no debía haber estado".
Así, la abogada recordó que Jacobo P.R. había estado consumiendo drogas y alcohol durante días, sin comer ni dormir y, por eso, estaba "confuso y alterado". Además, apuntó que colaboró con la Policía tras su detención y que estaba "impedido", debido a las drogas y a su "inteligencia límite" para prever las consecuencias de sus actos.
"Crueldad máxima"
Por su parte, la acusación particular, que pide una pena 60 años de prisión por los dos asesinatos y el incendio, además de otros 18 meses por un delito de hurto, recalcó la "crueldad máxima" con la que actuó el acusado que, según señaló, "tuvo cinco horas para prepararlo todo".
Este abogado apuntó que, de las más de 50 puñaladas, que Jacobo P.R. asestó a las víctimas, algunas "fueron por la espalda", por lo que no cabe alegar legítima defensa y destacó el "ensañamiento" del acusado, que degolló a Isaac P.T. y Julio A.L. "cuando ya estaban indefensos y desangrándose.
El fiscal, que pide una pena de 60 años de cárcel por dos asesinatos y un incendio, advirtió de "las pruebas abrumadoras" que existen contra el acusado, y rechazó las eximentes esgrimidas por la defensa --miedo insuperable, legítimas defensa e intoxicación--. En este sentido, recordó que las pruebas forenses evidencian la "brutalidad" de los asesinatos.
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