- Los bomberos confirman que la casa pudo saltar por los aires
- El sargento que dirigió la extinción del fuego participa en la segunda jornada del juicio contra el acusado de matar a dos hombres en un piso de la calle Oporto de Vigo
- La Voz de Galicia, 2009-02-16
Durante la segunda jornada de la vista oral contra Jacobo Piñeiro Rial, que se celebra en la sección quinta de la Audiencia Provincial en Vigo, el bombero dijo que el fuego, con tres focos diferentes, fue «intencionado» y confirmó que los cadáveres de Isaac Pérez Treviño, de 27 años, y de Julio Anderson, de 32 años, estaban quemados, después de haber sido rociados con alcohol.
Según el testimonio del sargento, tras extinguir el fuego hallaron los cuerpos de los dos jóvenes con «múltiples heridas» y con un cable rodeando sus cuellos, degollados y maniatados. La vivienda, indicó este profesional, que permanecía muy revuelta estaba también «totalmente salpicada» de sangre de los dos jóvenes, que recibieron un total de 57 puñaladas.
Este bombero señaló que el gas estaba abierto cuando sofocaron el incendio e indicó que tuvieron que cerrarlo para evitar una más que probable explosión. A juicio de este bombero, por cómo se encontró la vivienda «daba la sensación de que se quería hacer un daño grande a la casa», dijo.
El bombero indicó que la casa de las víctimas estaba cerrada con llave cuando llegaron. Un policía científico indicó que en la casa se contabilizaron hasta cinco focos diferentes de fuego, sin continuidad los unos de los otros. La policía científica también constató gasolina impregnada sobre los cadáveres de Isaac y Julio.
En esta segunda jornada de juicio también testificó una vecina que se encontró al acusado en el portal del edificio con una maleta, en la que llevaba efectos personales de las víctimas, y una de las manos metida en una bolsa de plástico. «Iba impecable, como recién duchado», relató, al tiempo que dijo que le sujetó la puerta para que sacara la maleta a la calle.
Esta vecina relató que Jacobo iba perfectamente vestido y que le dio la sensación de que a irse de viaje. La mujer se percató de que Jacobo llevaba en el costado una mancha, aunque no pudo precisar si era sangre o no.
La testigo también indicó que sobre las 4:30 horas ó 5 horas, pese a vivir cinco plantas más debajo de la casa en donde se produjo el doble crimen, escuchó perfectamente «tres ¡ay¡» y «tres fuertes golpes» intercalados.
Los testimonios de varios policías científicos confirmaron la presencia de numerosos restos de sangre del acusado y de las víctimas por distintos puntos de la casa, a veces la sangre de los fallecidos estaba mezclada con la del acusado. Uno de los agentes explicó que en el pasillo de la vivienda había pruebas de arrastre, posiblemente, de algún cuerpo.
Durante esta mañana declararon varios amigos de las víctimas, que negaron que Isaac y Julio fueran pareja en el momento de los hechos. Un amigo explicó que pese a que «algunos podrían entender» que entre los dos había una relación de novios, en su opinión, compartían una relación «de amor y de amistad» que, agregó, era lo que ambos «daban a todo el mundo». Este amigo indicó que las víctimas fueron «dos de las personas más especiales» que ha conocido y que no se merecían lo que les ocurrió.
Varios amigos coincidieron en destacar que el acusado, cuando lo vieron en la casa de las víctimas horas antes de los hechos, les inspiraba «mal rollo» y que repitió «soy buena persona» y dio al grupo la mano. Precisamente, uno de los amigos dijo que Julio estaba «intranquilo» por la presencia del acusado y que llegó a decir que Isaac llevaba «toda la tarde con el chulo en la habitación».
También estuvo en la vista oral el agente que tomó declaración al acusado tras detenerlo y explicó que, antes del arresto, trataron de quedar con él en un bar a donde Jacobo nunca acudió. Durante el traslado del acusado de Marín, localidad donde lo detuvieron, hasta Vigo, Jacobo se mostró «normal», dijo.
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