2009/02/27

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  • Atrapados por el lado oscuro
  • De los místicos a Bin Laden, Élisabeth Roudinesco traza una historia de la perversión. El libro funciona como un breve catálogo de infames y proscritos. Sade se horrorizó de sus transgresiones cuando el terror las hizo realidad. Roudinesco: "Las políticas para erradicar el mal sólo provocan más mal". "Osama representa el asesinato por el asesinato", afirma la autora
  • El País, 2009-02-27 # Ignacio Vidal-Folch • Barcelona
Elisabeth Roudinesco (París, 1944), historiadora y docente en la universidad de París VII, ha escrito un ensayo histórico sobre “Nuestro lado oscuro”, recién editado por Anagrama, donde reúne algunos casos señeros de lo que a lo largo de los siglos se ha considerado la cima de la perversión.

Se trata de un breve catálogo de infames y proscritos, que empieza con los místicos medievales flagelantes cuando empiezan a convertirse en un problema de orden público y religioso y a ser vistos como poseídos por las pasiones demoniacas que pretendían vencer; que prosigue con Gilles de Rais, el noble francés y soldado caballeresco que asesinó de la forma más cruel y repulsiva a más de trescientos niños, y al que Georges Bataille dedicó un ensayo seminal; continúa con la aventura patética del marqués de Sade, fabulador deseoso de transgresiones que cuando vio realizadas por el Terror de la Revolución le horrorizaban; prosigue con los paradigmas de perversión en el mundo positivista del siglo XIX; con algunos de los grandes criminales del régimen nazi, entre los cuales destacan el doctor Mengele y Rudolf Höss, comandante de Auschwitz y exterminador bienpensante -según su autobiografía, redactada mientras era juzgado en Núremberg- de judíos, gitanos y malhechores a los que afirmaba creer que hacía un favor al matarlos. Y por fin se centra en algunas figuras de la contemporaneidad que pueden ocupar el lugar abandonado por las conductas y colectivos -masturbadores, homosexuales o brujas- desclasificados de la lista de las perversiones. Entre esas figuras, la de los transexuales: "Después de escribir un libro sobre La familia en desorden, me preguntaba quién, qué colectivo, una vez que el homosexual se libera de la condición de perverso y entra en el ámbito de la familia, encarnaría a partir de ese momento la idea, el papel de lo perverso. La transexualidad es una cuestión muy extraña relacionada con la capacidad de transformar el propio cuerpo, como los místicos de antaño", sostiene Roudinesco, en conversación ayer con este diario.

Nuestro lado oscuro es un libro en la estela de Foucault. El autor de Vigilar y castigar solía hacer una investigación histórica sobre un tema determinado para, a partir de esa investigación, tratar de encontrar una idea que se saliera de lo establecido por el sentido común, alguna idea renovadora. Roudinesco opera también así, y de hecho se remite a Foucault, quien en su Historia de la sexualidad había previsto un capítulo sobre los perversos, que no llegó a escribir. En su ensayo se pregunta quiénes son los perversos, cómo se les señala, se les detecta, se les define como tales, qué cambios históricos afectan a esas definiciones, como se desclasifica tal o cual perversión. "Antes de empezar ya tenía muy clara la idea de partida y es la siguiente: a partir del momento en que se quiere evacuar el mal del cuerpo social y formar una sociedad tranquilizadora, segurizante, libre de pecado, que en vez de dejar actuar la heterogeneidad que mientras haya humanidad siempre existirá lucha contra ella con la idea de una tolerancia cero, que se erradicará del todo el mal, empezamos a construir una sociedad perversa. Yo no soy ni mucho menos laxista ni relativista, pero creo que cuantas más políticas de erradicación del mal se orquesten, más se fabrica el mal. Hay que dejar al sujeto la posibilidad de cambiar. Una sociedad como la nuestra que profesa semejante culto a la transparencia, la vigilancia y la abolición de su parte maldita es una sociedad perversa, en la que teorías de liberación que de entrada pueden ser muy justas se vuelven lo contrario".

En la galería de personajes de Nuestro lado oscuro destaca el caudillo de Al Qaeda, Osama Bin Laden, adalid de "la representación del asesinato por el asesinato". Bin Laden recuerda a aquellos genios nihilistas de las ficciones subculturales que deseaban destruir el mundo. Pero según Roudinesco, el líder de Al Qaeda recuerda más bien al protagonista de la novela El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde: un hombre de la mejor sociedad, educado en la excelencia, entregado a todas las depravaciones, vicios y perversiones, permanece físicamente juvenil e intocado por ellas, que se reflejan sólo en su retrato al óleo. El personaje Dorian Gray es de una gran belleza física, de una gran inteligencia, como Bin Laden, que de joven era muy guapo, creció en una familia muy próspera, conoció y apreció la civilización occidental... y en su interior empezó a germinar la inversión de lo que había sido, la metamorfosis.

"No sé si usted se ha fijado", dice Roudinesco, "pero cada vez que filman a Bin Laden se vuelve más y más feo. El crimen se muestra en los rasgos de la cara. Fíjese en las fotos. No es sólo cuestión de que envejezca. Es un personaje inquietante, diabólico".

Como geniecillo menor de la perversión y resumen de su tesis Roudinesco comenta la deriva del fiscal Starr, el que le hizo la vida imposible al presidente norteamericano Clinton y buscó desesperadamente una mancha de semen en un vestido de Monica Lewinsky: "Un gran perverso. Todos los grandes fiscales, fiscales del alma, que quieren sanear el fondo de nosotros mismos están forzosamente habitados, ellos mismos, por el diablo, hechizados por el mal que ven en los demás. El puritanismo es una teoría perversa".

  • Galería de abyectos
  • Margarita María Alacoque se alimentó de vómito y en una ocasión se introdujo en la boca los excrementos de una disentérica subrayando que aquel contacto suscitaba en ella una visión de Cristo.
  • Catalina de Siena declaró un día no haber comido nada tan delicioso como el pus de los pechos de una cancerosa.
  • Gilles de Rais, mariscal de Francia, hacia sufrir las peores sevicias a niños secuestrados y los sodomizaba en plena agonía.
  • El marqués de Sade preconizó el sexo libertino y acciones extravagantes como encular un pavo (entre otros).
  • Rudolf Höss, comandante de Auschwitz, entra en la cámara de gas ansioso de saber qué se siente. La experiencia, escribe, le tranquiliza.
  • Peter Singer, filósofo australiano, considera un acto criminal comer animales y aboga contra los "inmundos comedores de bocadillos de jamón". Llevando al extremo sus creencias, hace apología de la zoofilia y defiende el matrimonio con las bestias.

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