- Fiesta gay en Río de Janeiro
- Un millón de personas provenientes de todo Brasil se congregó en Copacabana para besarse, bailar y manifestar su rechazo a la homofobia
- Crítica de la Argentina, 2009-11-02 # Bruno Bimbi
Los trenes del subterráneo se vaciaban en la estación Cardeal Arcoverde y garotos y garotas cariocas que hoy, más que nunca, están decididos a no esconderse, desfilaban con sus cuerpos infartantes, en sunga, bikini o con un improvisado taparrabo de hojas verdes.
La cantora travesti Jane Di Castro dio inicio al acto de apertura entonando las estrofas del himno nacional brasileño. “Ustedes saben lo que significa que una travesti sea la encargada de cantar esta canción que es símbolo de la patria”, advirtió uno de los organizadores antes de pasarle el micrófono. A su lado, con los brazos en alto y agarrados de las manos, el ministro de Medio Ambiente del Gobierno Federal, Carlos Minc, la secretaria de Cultura del municipio, Jandira Feghali, y el gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, también cantaban. Luego del himno, llegó la hora de los besos. “La homosexualidad es una forma de amor que no osa decir su nombre”, citaban desde el palco a Oscar Wilde. “Pero nosotros estamos aquí para decir el nombre y el apellido”, agregaban por artoparlante y convocaban a todos y a todas a besarse para mostrarle al mundo sus amores diversos.
A mediodía la lluvia empezó a ceder y arrancaron los discursos. Minc, el más provocador de los ministros de Lula, dedicó sus primeros dardos a la Iglesia: “Todas las religiones y todos los dioses predican el amor, de modo que no es posible invocar a Dios para predicar el prejuicio. Estos falsos pastores tendrán que rendir cuentas por sus pecados”.
También le respondió al gobernador de Paraná, Roberto Requião, quien había insinuado que la homosexualidad da cáncer. “Lo que da cáncer es el prejuicio y la única cura para su enfermedad es la solidaridad”, gritó Minc.
El gobernador Cabral, presentado por los organizadores como “el gobernador más aliado del movimiento LGBT”, aseguró que no está haciendo más que cumplir con lo que cree su obligación: “Tenemos que tener el coraje de asumir posiciones claras, porque queremos que Río de Janeiro esté a la vanguardia en la lucha contra la homofobia”, dijo, y quedó claro que es así.
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