- Marruecos secreto
- El Mundo, 2009-10-28 # Luis Antonio de Villena
Abdelá Taia, que desde hace años vive en París y escribe en francés (que no era su lengua materna, como no lo es de casi ningún marroquí y sobre todo de ningún pobre) no tendrá fácil y aconsejable retornar por ahora a su país, donde el islamismo cerrado crece, como en tantos países árabes. Taia, un joven bien parecido de orígenes humildes, decidió aprender francés y utilizarlo para luchar con las mismas armas –o casi- que los poderosos. Una beca le llevó a Ginebra en 1998, para estudiar con el gran crítico suizo Jean Starobinski, y ahí empezó a decir adiós a su país de origen, que va con él (quién lo duda) pero donde le será difícil volver por hipocresía sexual.
En Marruecos hay otro escritor gay –traducido en Europa- Rachid O., pero se trata de un pseudónimo y nadie sabe quién está detrás. Ahora Cabaret Voltaire acaba de editar la primera novela de Taia, “Mi Marruecos” que no es tal novela, sino la sencilla y muy emotiva evocación, en cortos y sabrosos capítulos, de su infancia y primera juventud marroquí en un pueblo humilde casi pegado a Rabat. Sentimos un mundo antiguo y muy humano, donde las familias viven hacinadas, y el amor y los hechizos, la religión y las prácticas superticiosas, se dan la mano. Donde las mujeres (fuertes y listas, como M’Barka, la madre del autor) valen menos que los hombres y donde –sin decir nada- el jovencito afeminado es objeto de placer sexual de hombres y machos tanto en el “hammam” (el baño público, donde se va por sexos) como en la escuela y aún en la familia, especialmente con el hermano mayor y más viril.
No acusemos de nada, esto es allí muy normal y por eso un chico no tiene porqué hacer ascos a un turista, pero siempre en silencio. En “Mi Marruecos” Taia sugiere más que cuenta, pero eso lo ha hecho ya en posteriores libros como “El Ejército de Salvación”, también editado en español pero en una minoritaria editorial vasca. El Fenómeno Taia merece ser seguido, porque va sugiendo despacio y firme un escritor de valía (que también quiere ser cineasta, “Mi Marruecos” sería una bella película) hasta su último libro por hoy, “Una melancolía árabe”.
¿Escritor francés o escritor marroquí? La pregunta comporta más de lo que parece. Taia ha abierto la puerta de un serrallo masculino, que si llamaba la atención ocasional del turista, era silenciosamente normal para la población local. ¿Y entonces? Otro escritor marroquí, ya fallecido, el muy putero Mohamed Chukri, al que conocí en Tánger, también apuntaba algo de eso en su novela biográfica “El pan desnudo”. Pero Chukri, aunque vividor y liberal, era heterosexual y escribía en árabe. Amigo de Jean Genet, por lo demás. “Mi Marruecos” nos lleva a un primitivo mundo de cálida intimidad y al joven que tiene que romper con él, para vivir (lejos) su identidad sexual.
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