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• En torno a las celebraciones civiles
• El Diario Vasco, 2009-10-29 # Iñaki S. Gastañares . Concejal de Ezker Batua-Berdeak en Legazpi

Señora Bald: En primer lugar una aclaración terminológica. En Legazpi hemos aprobado dos reglamentos reguladores de los acogimientos civiles y de los ritos funerarios civiles, y hemos puesto en marcha dichos servicios. No se pretende «bautizar» civilmente a nadie. Creemos sinceramente que todas las personas que no quieran dar un cariz religioso a los dos hechos trascendentales que marcan nuestra existencia, el nacimiento y la muerte, tienen que tener la oportunidad de hacerlo. Y creemos que los poderes públicos tienen -no sé si la obligación- pero sí el deber, en un Estado aconfesional y laico, de garantizar dicha oportunidad. Se trata de poder celebrar -quien así lo desee- un acto formal de bienvenida de un nuevo ser a la comunidad de la que va a formar parte, o de despedir a quien dejó de pertenecer a ella. Sinceramente no veo motivos para escandalizarse. Dice usted que para qué semejante pantomima si a los bautizados ya se les inscribe en el Registro Civil. Lo siento pero el argumento se vuelve en su contra: también las bodas religiosas se inscriben en el Registro y no por ello se queja usted de que haya bodas civiles. Entonces, ¿por qué lo hace con las acogidas o las despedidas?

Yo respeto que usted crea que el bautizo sirve para borrar todo signo del pecado original en el niño. Pero sinceramente, yo veo las caritas de mis hijos -tengo tres- y no atisbo indicio alguno de pecado, ni original ni inducido. A lo sumo lo que veo es que su venida al mundo constituyó lo más maravilloso de mi vida y yo no tuve la oportunidad de celebrarlo mediante un acto formal, regulado y público (bueno, ahora la tendré).

Señora Bald, yo respeto su opción. Respete, por favor, la mía.