- El juez condena a seis jugadores del Bada-Bing a penas de cárcel de hasta 6 años por racismo
- Un castigo ejemplar. Violencia y xenofobia en el fútbol
- El Periódico de Catalunya, 2009-10-30 # Sergi López-Egea . Barcelona
Según la sentencia, dos de los jugadores del Bada-Bing, los hermanos Valentín e Israel Moreno Gómez, que permanecen encarcelados desde el altercado, fueron los autores materiales de las agresiones. Por esta razón, el juez condenó ayer a Valentín Moreno a 6 años, 9 meses y 18 días de internamiento por los delitos de lesiones, amenazas, coacciones y desórdenes públicos con el agravante de racismo. Su hermano Israel también fue castigado con una pena similar, a un total de 6 años y 9 días de prisión.
Daños morales y físicos
Jonatan Padilla, otro de los jugadores del Bada-Bing juzgado en Barcelona, deberá cumplir una pena de 3 años, 3 meses y 27 días por lesiones, coacciones y desórdenes público. José Luis Espada, por idénticos delitos, fue sentenciado por el juez a un total de 3 años, 3 meses y 18 días de prisión. Las dos condenas menores, pero que implican asimismo penas de cárcel ineludible, afectan a Carlos Raya (2 años y 11 meses) y Efrén Simón, futbolista y presidente del Bada-Bing, castigado con 2 años y 1 mes por coacciones y desórdenes públicos. El juez absolvió al séptimo de los implicados, David López, porque no quedó suficientemente probado que había participado en la agresión.
Los seis condenados deberán pagar al Rosario Central un total de 18.420 euros, en concepto de daños morales y físicos. El juez Paulí consideró que en ningún caso se trató de la típica pelea entre dos equipos, que tantas veces se ha producido en un partido de fútbol de categorías inferiores, sino de un «ataque racista» en virtud de los insultos y agresiones que sufrió la plantilla del Rosario Central. Fueron determinantes para redactar la sentencia el informe del delegado federativo que acudió al encuentro, el acta arbitral, el atestado de la Guardia Urbana y las declaraciones de los 30 testigos.
Informe de la guardia urbana
Según el juez, la Guardia Urbana acudió primero al vestuario del Bada-Bing, sin ningún desorden y donde les gritaron que «con Franco esto no pasaba» y que no debían proteger a «los del otro equipo». En cambio, en el vestuario del Rosario Central había heridos y «mucho miedo». La policía municipal también certificó que encontró palos a la puerta de este último vestuario, lo que ha servido al juez para interpretar «que no hubo pelea, sino agresiones».
«Respecto al delito racista –dicta la sentencia– ha quedado más que justificado por los numerosos insultos habidos, sobre todo en la segunda parte del partido, que se dirigían a menospreciar la nacionalidad de los contrarios».
El juez recoge en la sentencia varios de los insultos que se profirieron el 10 de enero para demostrar el carácter xenófobo del ataque sufrido por la plantilla del Rosario Central, integrada por jugadores suramericanos, principalmente originarios de Argentina y Uruguay.
«Esta sentencia demuestra que las instituciones y el estado de derecho funcionan. Se ha hecho justicia y queda en evidencia que quien la hace la paga», explicó ayer Ernesto Sukerman, presidente del Rosario Central, que también fue agredido durante el encuentro.
Los cuatro jugadores del Bada-Bing que permanecen en libertad no deberán ingresar en prisión hasta que la sentencia sea firme, ya que se prevé que sea recurrida por sus abogados.
- Un equipo muy conflictivo
- Sin protección policial. El Rosario Central solicitó a la Federación Catalana de Fútbol protección policial cuando supo que el 10 de enero se enfrentaba al Bada-Bing, un conjunto que era muy conflictivo. Un error burocrático (un fallo en la dirección de correo electrónico) originó que los Mossos d’Esquadra no tuvieran conocimiento del auxilio del Rosario Central. En la segunda parte de ese partido se profirieron insultos racistas y a continuación fueron agredidos diversos jugadores del Rosario, principalmente C. S. B., que necesitó asistencia hospitalaria.
- Antecedentes penales. El Bada-Bing acudió al encuentro con varias fichas falsas. El dorsal 88, que la fiscala atribuyó a la simbología nazi, lo portaba Valentín Moreno, que en el 2002 fue condenado a ocho años de internamiento por haber dado una paliza mortal a Carlos Javier Robledo, lo que se conoció como el Crimen de la Vila Olímpica. Moreno, por unas horas, era entonces menor de edad. Pudo jugar con el Bada-Bing, el 10 de enero, porque se encontraba en régimen de libertad vigilada. Desde entonces permanece otra vez en prisión, al igual que su hermano Israel Moreno.
- Insultos y amenazas. La plantilla del Rosario Central, todos ellos de origen latinoamericano, recibió amenazas de muerte e insultos de carácter racista durante el partido, sobre todo en la segunda parte hasta que el encuentro tuvo que ser suspendido por el árbitro, instantes antes de que se produjeran las principales agresiones. El colegiado, natural de Perú, también fue insultado de forma xenófoba durante el encuentro por parte de algunos jugadores del Bada-Bing, equipo que fue inmediatamente expulsado del campeonato.
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