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• Errenteria: todas las agresiones son repudiables
• Noticias de Gipuzkoa, 2009-07-10 # Gerardo Carrere . Gipuzkoako SOS Arrazakeria

En Errenteria una mujer fue agredida sexualmente por dos personas. No es la primera vez que una mujer sufre violencia de género. El Estado español tiene un indignante récord en violencia contra las mujeres. Los agresores no tienen un patrón común. Hay jóvenes y viejos, varones con estudios superiores y hombres analfabetos, pelirrojos, altos, bajos, morenos, valencianos, madrileños, marroquíes, catalanes, cubanos, chinos, vascos…

Todas las personas que trabajamos por los derechos humanos repudiamos con energía cada agresión de la que es víctima una mujer.

El lunes, la Asamblea de Mujeres de Rentería convocó una concentración de protesta contra la agresión sexual sufrida días antes. Entre el numeroso público que mostró su repudio también se concentró una representación de una docena de personas del colectivo magrebí del barrio.

Y con la misma energía repudiamos las agresiones racistas. Desde el pasado viernes, un grupo numeroso de vecinos recorre las calles del barrio de Iztieta insultando y amenazando a las personas inmigrantes que ahí viven. Van de locutorio en locutorio al grito de "fuera, fuera". El lunes, una mujer que salía de un locutorio en el momento de la manifestación fue agredida por un grupo de "vecinos de bien". Las amenazas racistas se suceden y van a más. Las instituciones deben tomar cartas en el asunto. Los derechos humanos deben ser su guía de actuación. No es de recibo acosar e incluso agredir físicamente a personas por pertenecer a una etnia concreta. Eso es querer "ganar puntos" en una situación de grave conflicto social. Los poderes públicos han de defender los derechos de todas las personas. Ese cometido es innegociable.

Hemos hablado con las personas magrebíes de la localidad. Evidentemente todas ellas están contra las agresiones a las mujeres. Y del mismo modo, viven con miedo. Los insultos, las amenazas, son diarios. "Iros a vuestro puto país". El racismo está tan latente en nuestras calles como lo puede estar en cualquier otro lugar donde los conflictos sociales reales buscan chivos expiatorios entre los más débiles. Las agresiones sexistas y las agresiones racistas no tienen excusa. Son igual de repudiables. Ninguna es excusa para la otra. Aquellos vecinos y vecinas de Iztieta que participan de estas actitudes deben de recapacitar. Las manifestaciones racistas deben cesar ya para dar paso al diálogo de los problemas que nos afectan a todos y a todas. La convivencia entre personas de culturas diversas sólo puede incomodar al xenófobo. Los colectivos sociales de localidad están llamados a tender puentes. Ahí estaremos nosotros. Lo contrario es barbarie.