2009/07/10

> Berria: Arrazakeria > GIPUZKOA: EL VECINDARIO DE IZTIETA EN ERRENTERIA PIDE SEGURIDAD SIN ACOSAR A COMERCIOS DE INMIGRANTES

  • Los vecinos de Iztieta piden seguridad sin acosar a comercios de inmigrantes
  • La promesa de más presencia policial hace que baje la tensión en Errenteria. Representantes del colectivo magrebí se sumaron a la manifestación de ayer. La incorporación de los magrebíes a la marcha fue acogida con aplausos. «No es un problema de racismo, sino de inseguridad y delincuencia»
  • El Diario Vasco, 2009-07-10 # Borja Olaizola . Errenteria
La tensión que se ha respirado toda esta semana en el barrio errenteriarra de Iztieta remite poco a poco. Lo que llevaba camino de convertirse en el primer conflicto de connotaciones xenófobas registrado en una población vasca empieza a transformarse en un simple problema de seguridad ciudadana. Las promesas de refuerzo de la vigilancia policial y el diálogo entre las partes implicadas han rebajado de momento la crispación en el barrio. En la manifestación de ayer, los vecinos reclamaron más seguridad sin protagonizar concentraciones ante comercios de inmigrantes extranjeros.

La marcha de ayer había sido convocada en una asamblea que tuvo lugar el pasado sábado. En la reunión salió a relucir la indignación del vecindario por el incremento de la delincuencia, especialmente a raíz de la detención de un menor magrebí acusado de intentar violar a una mujer. Tras adoptar el acuerdo de convocar la manifestación, la asamblea derivó en una concentración que empezó en la Plaza de la Diputación y que recorrió posteriormente algunos comercios regentados por inmigrantes. Fue una iniciativa «espontánea», según aseguró a este periódico el presidente de la Asociación de Vecinos de Iztieta-Ondartxo, José Luis Martín, guiada por la voluntad de los vecinos de «recuperar el barrio». Las movilizaciones se repitieron los siguientes cuatro días siempre con el mismo patrón. Hubo insultos, malos gestos y hasta agresiones. La chispa era ya una hoguera que amenazaba con propagarse por todo el barrio.

Las autoridades, alarmadas por el sesgo que adquiría el conflicto, decidieron tomar cartas en el asunto y el miércoles el Ayuntamiento anunciaba en un comunicado el refuerzo de las medidas de vigilancia policial. Además de comprometerse a instalar un dispositivo de control permanente de la Policía local en el barrio, el Consistorio comunicó que la Ertzain-tza estaba dispuesta a reforzar sus efectivos. El Ayuntamiento también asumió otras reivindicaciones de los vecinos que tienen que ver con la actividad que desarrollan determinados locales comerciales. Según el vecindario, algunas de esas tiendas son tapaderas de negocios relacionados con la prostitución. El Consistorio anunció inspecciones para verificar que los locales se destinan a aquellas actividades para las que obtuvieron licencia.

El último compromiso municipal guarda relación con la alarma que generan los menores extranjeros que delinquen, muchos de ellos fugados de los centros que tiene la Diputación por todo el territorio. El Ayuntamiento expresó su voluntad de reunirse con la responsable del servicio, la diputada Maite Etxaniz, para explorar fórmulas que atenúen la conflictividad que generan algunos de esos chavales.

Las promesas han tenido al parecer el efecto deseado y tanto en la concentración celebrada anteayer como en la manifestación que tuvo lugar ayer no se produjeron movilizaciones ante los comercios regentados por extranjeros. La marcha de ayer congregó a cientos de vecinos (el barrio tiene 3.500) que desfilaron en silencio por las calles tras una pancarta en la que se leía «Por un barrio más seguro y sin delincuencia».

La voluntad de conciliación entre ambas partes quedó reflejada cuando tres representantes de la comunidad magrebí, entre ellos Lahcen Ibiki, antiguo presidente de la asociación que dirige la mezquita de Iztieta, se sumaron a la cabeza de la marcha. El gesto fue acogido con un cerrado aplauso por parte de los manifestantes. Martín, de la asociación, tomó la palabra para asegurar que lo ocurrido «no es de ningún modo un problema de racismo, sino la lucha de todos los vecinos para acabar con la delincuencia y la inseguridad en nuestro barrio».

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