2009/07/29

> Berria: Indarkeria > BIZKAIA: APUÑALA MAS DE VEINTE VECES A SU PROPIA HIJA EN PORTUGALETE

  • Apuñala más de veinte veces a su propia hija en Portugalete tras llegar a casa borracho
  • Los vecinos del piso de al lado cerraron la puerta al ver al padre que aún seguía a su hija y la atendieron en su casa
  • Deia, 2009-07-29 # Gessamí Forner . Portugalete
La joven de 20 años que casi fue asesinada en la medianoche del lunes al martes a manos de su propio padre en Portugalete contó que él estaba borracho. Éste fue el único detalle que pudo darles a Mari Carmen Quintela y José Antonio Canales, los vecinos que la socorrieron y la acogieron en su casa hasta que llegó la ambulancia y la Ertzaintza. En el cuerpo llevaba más de veinte puñaladas, 26 según un vecino que escuchó hablar a un ertzaina, pero por suerte sobrevivió al brutal ataque y se encuentra estable en la unidad de reanimación del hospital de Cruces.

En la calle Ruperto Medina los vecinos estaban conmocionados y todos coincidieron en describir a la joven como una mujer tímida, educada, alta, delgada y guapa. Siempre se recogía el pelo con el pañuelo que llevan las mujeres musulmanas en la cabeza, como su hermana. La familia es magrebí. Desde hacía aproximadamente un año vivía en el número 9 de esta calle, en el bajo derecha, junto con su hermana, su hermano y su padre. Era la mayor de los tres hijos. Nadie sabe dónde se encuentra su madre. Algún vecino aseguró que el padre había perdido el empleo recientemente. Otros sugirieron la posibilidad de que ella se hubiera echado novio, aunque nadie la ha visto con un chico que no fuera su hermano.

Fueron sus hermanos quienes la a manos de su padre. “Nos tocaron a la puerta, ella venía sangrando y estaba muy mal, el padre venía detrás, también con la ropa ensangrentada, y yo cerré la puerta. Le impedí el paso. Tengo una niña pequeña y sólo pensaba en ella”, explicó Quintela. En la entrada de su casa tumbó a la joven e intentó pararle las hemorragias aplicándole varias toallas en el pecho. “Tenía puñaladas en todo el torso y en los brazos”, recuerda todavía impresionada.

“Se tiró al suelo y nos pidió ayuda. Sangraba mucho y también me pidió que la cogiera de la mano. La hermana tenía un corte en los dedos y el hermano estaba lleno de golpes porque se había caído por las escaleras”. Al parecer, todos intentaron detener al padre, de 43 años, y en esa lucha familiar terminaron con diversas heridas leves. La joven se encuentra estable dentro de la gravedad, informó el hospital de Cruces. Fue intervenida quirúrgicamente de diversos navajazos y un neumotórax. “Jamás habíamos escuchado gritos de esa casa”, concluyeron los vecinos que auxiliaron a la joven.

Agentes de la Ertzaintza detuvieron en el mismo edificio al padre, al que le decomisaron la navaja que llevaba en el bolsillo, con la que probablemente apuñaló a su hija. No era de grandes dimensiones, por eso afortunadamente las heridas no fueron muy profundas. Al lado del portal donde vive la familia magrebí se encuentran dos bares, pero en ninguno supieron indicar si esa noche el padre había estado bebiendo alcohol.

Los vecinos ofrecían diversos detalles que, sin embargo, no son suficientes para aclarar el móvil del caso. Hay quien aseguraban que la discusión entre padre e hija comenzó por la tarde. Otros añadían que él le decía a ella: “¡Yo trabajar!”. La quiosquera, que empieza su jornada laboral a las cuatro de la madrugada, explicó que todos los días veía pasar a la joven y a su hermana sobre las 5.30 o las 6.00 horas. Volvían sobre las doce del mediodía o bien pasadas las dos de la tarde. “Regresaban cansadas”, apuntó otro vecino. Sin embargo, nadie sabe si iban a trabajar, si iban a casa de otros familiares o en qué ocupaban ese tiempo.

El alcalde de Portugalete, Mikel Torres, condenó la agresión y señaló que desconoce si “el choque cultural entre el padre y sus hijos” tuvo algo que ver. El padre de la víctima fue detenido por un delito de homicidio en grado de tentativa y dos delitos por lesiones (las heridas causadas a sus otros dos hijos).

Cinco hijas muertas
El pasado año se registraron en el Estado español 114 casos de muertes por violencia doméstica y de género, y 121 personas heridas, un 2,5% más que en 2007. En el 74% de los casos las víctimas fueron mujeres. De entre las 90 mujeres fallecidas, cinco eran las hijas de los agresores. Los hijos incluso superaron este número: ocho niños y un hijastro. El resto de víctimas mortales en casos de violencia doméstica eran ocho padres, seis madres, dos padrastros, dos suegros, cinco hermanos, una abuela y un nieto. La relación paterno filial, por tanto, ocupa el 26% de los casos. En el 37% de los casos el agresor era extranjero y en el 37% lo era la víctima.

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