- El Thyssen, entre Eros y David Beckham
- El museo madrileño mostrará el lado oscuro del erotismo en su primera gran exposición del otoño
- El País, 2009-07-29 # Angeles García . Madrid
Comisariada por el director artístico del museo, Guillermo Solana, es la primera vez que la fotografía y el vídeo cobran categoría artística en este museo. Solana explica que ha tomado prestado el título de la muestra de un libro de Georges Bataille, Les larmes d'Éros, y que también ha incorporado algunas de sus ideas sobre el erotismo.
Dividida entre la sede del Museo Thyssen y Caja Madrid, el núcleo central de la exposición se sustenta sobre la pintura y la escultura europeas del siglo XIX con clásicos como Canova, Ingres, Delacroix, Millais, Moreau, Rodin... hasta llegar al surrealismo y toda la estela que este movimiento trajo consigo. La mitología clásica y la tradición judeocristiana han inspirado incontables obras maestras de fuerte carga erótica.
La exposición arranca con un espacio dedicado al nacimiento de Venus: la famosa fotografía de Man Ray, Las lágrimas, y la Venus de Amaury-Duvel, darán la bienvenida al recorrido. Después, se irán sucediendo las sorpresas. Junto a La encantadora de serpientes, de Henri Rousseau El Aduanero, se mostrarán las fotografías de gran formato de Nastassja Kinski, retratada por Richard Avedon, o de Rachel Weisz fotografiada por James White con una enorme serpiente recorriendo su cuerpo desnudo.
Otra de las grandes sorpresas de la exposición será la contraposición de las clásicas mujeres misteriosas de Courbet o Corot frente a la concepción que del mundo femenino tienen la escultora Louise Bourgeois o el fotógrafo Robert Mapplethorpe, quien firma un impactante retrato de la cantante Patti Smith en blanco y negro.
Pero sin duda, la gran sorpresa la constituirá la proyección del vídeo de David Beckham. Filmado en 2004 en un hotel madrileño por la videoartista Sam Taylor-Wood, se expuso ese mismo año en la National Portrait de Londres. La visión durante una hora larga del rostro y el torso del jugador resucitó entonces la polémica de hasta dónde llegan las fronteras del arte. Taylor-Wood explicó entonces que había querido mostrar una imagen vulnerable del jugador, una imagen alejada del triunfador. El resultado es una mezcla sorprendente entre erotismo y belleza.
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