- Juez Ferrín: ¡Más madera, es la guerra!
- Hispanidad, 2009-01-08 # Eulogio López
Le comprendo, pero no se lo recomiendo esa actitud. A fin de cuentas, uno no puede dejar la cabeza y el corazón en la puerta, en el pechero, cuando entra en la sala de juicio, y no existe la lógica -o la moral- cristiana o laica: sólo la lógica. Además, como dicen los asesores de imagen gringos: nunca debes decir aquello que la gene no está dispuesta creer, aunque sea cierto. Por mucho que Ferrín repita que actuó como juez y no como católico nadie le va a creer porque la esquizofrenia abunda en el mundo moderno, y para muchos, por ejemplo para sus juzgadores, un católico está incapacitado para juzgar (un agnóstico, por contra, esta capacitadísimo).
Pero insisto en que lo más importante en el caso Ferrín es que, disfrazado de laicidad, esto no es más que un castigo para quien se ha atrevido a poner en solfa los contravalores en el foro público. O sea, para quien se ha atrevido a ser coherente con su conciencia. Esta es la cuestión. No está en juego la educación gay, que todos sabemos a dónde conduce: al manicomio.
Lo que está en juego es algo aún más importante: la libertad de conciencia, es decir, la libertad. Por tanto, a Ferrín no podemos dejarle sólo porque está dando la cara por todos los demás, por nuestra libertad. Le han quitado su profesión, en la que tanto creía, y su medio para ganarse la vida. Conclusión: hay que apoyarle y hay que darle medios para subsistir y para que pueda indemnizar -¡tiene bemoles la copla- a las dos lesbianas de marras.
Manos a la obra: a rascarse el bolsillo y las meninges. Estamos avanzando, pero aún no es suficiente.
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