2009/08/14

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  • El sadismo y la lujuria de la Iglesia Católica
  • La Tercera, 2009-08-14 # Rolando Jiménez
Sadismo, lujuria, bestialidad y pedofilia son los calificativos con que la Iglesia Católica ha asociado a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en un libro denominado “Homosexualidad Juvenil, orientaciones educativo pastorales”.

De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española el sadismo es “perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona”; la lujuria, el “vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los deleites carnales”, la bestialidad es la “brutalidad y la irracionalidad” y la pedofilia la ”atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia un niño”.

Al respecto pregunto: ¿le tendría usted respeto y comprensión a quienes son acusados de prácticas sexuales sádicas, lujuriosas, bestiales y pedófilas? De seguro que no, sin embargo, en el mencionado libro “educativo”, la Iglesia sostiene que rechaza la homofobia y promueve la no discriminación hacia quienes son homosexuales, es decir hacia quienes cuyo comportamiento está asociado a delitos, enfermedades y atrocidades repudiadas en todo el mundo.

La contradicción de la Iglesia, o de al menos de los autores de este libro; que fue lanzado luego de que el Movilh produjera un manual educativo sobre la diversidad sexual; es una horrorosa legitimación del odio, del prejuicio, así como una violación a los derechos humanos de quienes aman a personas de su mismo sexo y/o que tienen una identidad de género diversa.

La homosexualidad y la transexualidad no son delitos en Chile. Más aún la Asociación Americana de Psiquiatría y la Organización Mundial de la Salud han señalado expresamente que cambiar esa orientación sexual o identidad de género es perjudicial para la dignidad de las personas, pues sólo provoca trastornos y graves problemas que derivan en suicidios.

Sí un joven o un adulto que producto de la presión social y la discriminación tiene problemas en asumir su homosexualidad o transexualidad, su vulnerabilidad y baja autoestima se agudizará si llega a tener acceso a un libro donde su identidad es asociada a crímenes o patologías. Ello, empero, poco parece importarle a la Iglesia Católica en su afán por herir con calificativos violentos a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, así como a las familias y amigos y amigos de ellos o ellas.

Sí las ciencias dicen que las minorías sexuales no son enfermas y la legislación no considera, al menos a los adultos de esta población, como delincuentes, la pregunta de fondo es si ¿válido y moral que la Iglesia Católica diga lo contrario sólo con el objetivo de mantener poder y opinión en terrenos donde cada vez tiene menos seguidores o creyentes?

En el manual “Educando en la Diversidad: orientación sexual e identidad de género en las aulas”, el Movilh trató la realidad homosexual y transexual de manera seria, pacífica y respetuosa, incluso del parecer de la Iglesia Católica.

En cambio, en el libro de la Iglesia la odiosidad y la violencia es gravísima. ¿O acaso usted no se sentiría violentado si lo asocian a la bestialidad, la pedofilia o el sadismo?, apreciaciones que por donde se mire no tienen nada de cristianas, ni menos sustento científico o social.

Está claro, y así se lo he explicado en una carta enviada hoy al presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Alajandro Goic, que entre el movimiento de la diversidad sexual y la Iglesia Católica simplemente no hay acuerdos en torno a lo que entendemos por homosexualidad y transexualidad.

La Iglesia, en función de creencias redactadas por sus propios representantes, bien puede entonces, como todo chileno y chilena, expresar su parecer. Pero expresarlo, no tiene relación con ofender y dañar a otros sólo por amar a personas de su mismo sexo. Ello no puede pasar, pero sigue sucediendo. Como efecto, ya para nada sorprende que cada día menos personas se declaren católicas, pues entre tanta contradicción, no puede haber amor y respeto a la diversidad, por más que se diga lo contrario.

  • Rolando Jiménez es presidente del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) y director de la Asociación Chilena de Organismos no Gubernamentales ACCION.
  • También es coordinador en Chile de la Red de Minorías Sexuales del Mercosur y de la Federación Chilena de la Diversidad Sexual (Fedisech), además de integrar la Red de Libertades Laicas y la Red contra el Abuso de Poder.
  • En su calidad de dirigente social, trabajo que ha sido destacado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se desempeña también como profesor del diplomado "Sexualidad Humana", organizado por el Centro de Estudios del Cambio y el Centro de Estudios de la Sexualidad-Chile.
  • El trabajo se Jiménez se ha caracterizado por el desarrollo periódico de campañas ciudadanas, estudios y acciones de incidencia política y social en los tres poderes del Estado para prevenir y enfrentar todo tipo de discriminación y/o violación a los derechos humanos, así como para combatir el consumo abusivo de drogas .
  • Durante la Dictadura, el dirigente desarrolló una activa labor política de base cuyo fin era la recuperación de la democracia.

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