- Evitar y resolver problemas racistas
- Gara, 2009-07-16 # Victoria Mendoza . Psicoterapeuta
Hace ya tiempo comenté que la forma inadecuada de cómo se estaba estudiando, entendiendo y atendiendo el fenómeno de la inmigración daría como resultado que sucediera precisamente esto que se está dando en Errenteria, Donosti, Irun, Bilbo y otros municipios vascos. Durante muchos años insistí en que la sensibilización cultural debía ser recíproca y no de forma paternalista. Se debe ubicar a los migrantes comunitarios y extracomunitarios social, cultural, geográfica y políticamente, así como a los autóctonos acerca de lo que es realmente el fenómeno de la migración, con todas las complejidades por el sólo hecho de estar en el País Vasco, ya que por todos es sabido que existen viejas y nuevas migraciones, migrantes comunitarios y extracomunitarios, con más o menos derechos, mejor aceptados o más rechazados, con mejores actitudes de querer no sólo trabajar sino convivir de manera más sana o más inteligente, con más o menos posibilidades de encontrar trabajo, y muchos más matices económicas, sociales, culturales y sobre todo, políticas, a la hora de querer analizar y resolver problemas. No es lo mismo hablar de migración en Madrid que en el País Vasco, ni hablar de migración en Bergara o Errenteria, o en Hondarribia o Irun, y no podemos evitar que cada uno piense y sienta el problema de acuerdo a como lo vive actualmente, los inmigrantes dirán que «no es justo pagar justos por pecadores», los políticos mentirán con discursos bonitos e inciertos sobre diversidad cultural, los autóctonos dirán que las ayudas sociales nos las llevamos los inmigrantes y los gitanos, y habrá quienes defiendan a los «pobrecitos inmigrantes» y quienes defiendan a los «pobrecitos autóctonos», y, por supuesto que ninguno estará en lo cierto, un error tan común a la hora de definir posturas en un conflicto social o político, se da la razón a unos y se les defiende a la vez que se juzga a otros y se les ataca; un cuento de nunca acabar, así nunca evitaremos ni solucionaremos un conflicto, lo que sí es cierto es que muchas veces necesitamos de una crisis, de una catarsis, tener el problema al límite y al extremo para empezar a pensar, consultar, opinar, programar, planear, por supuesto mucho más costoso y difícil que cuando se intenta hacer algo para prevenir, pero al menos nos obliga a no quedarnos con los brazos cruzados. Algunas sugerencias que humildemente doy son las siguientes: No debe analizarse de forma aislada, se deben hacer foros donde puedan participar políticos, ongs, inmigrantes, autóctonos, empresarios, sindicatos, líderes populares, religiosos, administrativos, comerciantes, asociaciones de vecinos, abogados, psicólogos, investigadores, técnicos, educadores y agentes sociales, administrativos y de vigilancia -policía local y de extranjería-. Hay mucho que decir, mucho que debe ponerse al descubierto, mucho que debatir, discutir, analizar, opinar, sugerir y proponer, hay mucho que cambiar, quitar, mejorar y crear, pero no es una tarea de políticos de turno, ni la solución son cárceles y deportaciones masivas, debemos atrevernos a ir más allá en nuestro análisis y nuestra crítica y sobre todo en nuestras posibles soluciones.
Durante más de diez años hemos entendido y atendido equivocadamente el fenómeno migratorio, hemos cometido errores impuestos por los estados español y francés con estrategias políticas que nos separan y nos empobrecen, que nos quitan fuerza. Hemos aceptado leyes que no nos pertenecen y no nos favorecen, hemos copiado el mismo sistema racista de mentalidad de la conquista española donde podemos dividir pobres y ricos, negros y blancos, hemos aceptado como nuestros los principios migratorios de estados que les da lo mismo adueñarse de América que de Euskal Herria, hemos caído en la trampa de sus tan frecuentes estrategias españolas «separa, divide y vencerás» y sobre todo, hemos manipulado y utilizado los conceptos migratorios para que podamos manipular y utilizar a los inmigrantes como material de distracción, de boicot, de separación y de ganar más o menos votos según el discurso y la fotografía que interese.
Tres recomendaciones más: (1) Investigar en que consiste realmente la «resolución de conflictos», (2) consultar a todos los expertos posibles en el tema, principalmente, a los propios inmigrantes, (3) sumar conciencias individuales para poder crear una conciencia social honesta, adecuada e inteligente que mejore y apoye la convivencia multicultural. Las alianzas no deben ser entre inmigrantes contra autóctonos o visceversa, sino alianzas de trabajadores asalariados, desempleados, mujeres maltratadas, personas sin derechos, colectivos afectados por la crisis, padres y madres preocupados por el futuro de los hijo-as, hombres y mujeres que reclaman justicia social, laboral, económica, cultural y política.
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