- La laicidad da otro paso con el futuro nombre de las vacaciones escolares
- Pérdida de peso del cristianismo. Algunos colegios eliminan los ‘pastorets’ para «no herir la sensibilidad» de otras religiones y de los ateos. El cambio de las fiestas de Navidad por las de invierno coincide con el declive de la religión en las escuelas
- El Periódico de Catalunya, 2009-10-19 # Rafa Julve / Edwin Winkels . Barcelona
‘Pastorets’ y pesebres: Dos tradiciones puestas en jaque
Asegura Josep Maria de Ramón, presidente de la Coordinadora de Pastorets de Catalunya, que esta tradición está en plena forma. Aunque con varias diferencias con el pasado. «En su origen, los pastorets tenían una función catequizadora y ahora se han convertido más en un espectáculo que mantiene sus raíces pero en el que hay participantes de toda índole, de muy religiosos a agnósticos».
Pero la diferencia no acaba ahí. La cuna donde antiguamente nacía el interés por estas representaciones, la escuela, está empezando a darles la espalda. Algunos colegios públicos han eliminado estas funciones, y también los pesebres, «para no herir la sensibilidad» de familias de otras religiones o ateas, explica la directora de uno de estos centros. «Se trata de una postura errónea –critica Joan Estruch, director del centro de Investigacions en Sociologia de les Religions de la UAB–. Estas tradiciones tienen una dimensión más que religiosa y, siempre que no traten de adoctrinar, contribuyen a la integración». El presidente dela Federació d’Associacions de Pares d’Alumnes de Catalunya, Walter García, en cambio, opina que «si una escuela pública quiere hacer un pesebre, debería pensar si con ello excluye a parte de la comunidad escolar, por lo que tendría que planteárselo antes de montarlo».
El desconocimiento: La juventud suspende en cultura religiosa
Un maestro plantea si alguien sabe qué es santiguarse. Los alumnos dudan, pero al final responden que es hacerse una cruz sobre sí mismo. «¿Y quién se santigua?», pregunta el docente. «Los futbolistas», contestan, convencidos, los niños.
Esta situación real, recogida en el libro de Salvador Alsius Hem perdut l’oremus. Petita enciclopèdia de la cultura catòlica, refleja lo que el autor ha constatado en conversaciones con diversos enseñantes y lo que varios profesores de Historia del Arte han ratificado a este diario: los jóvenes ignoran nociones muy básicas de la religión cristiana. Un desconocimiento nada positivo, dicen los expertos, que impide a los escolares entender numerosas expresiones artísticas y lingüísticas. «Por eso es necesario enseñar cultura religiosa en las escuelas», reflexiona el sociólogo Joan Estruch. Una opinión que no critican las asociaciones prolaicidad, que añaden un matiz: piden que se enseñe la «verdad» de las figuras e historias cristianas y exigen que se tenga en cuenta que «es más importante que los niños controlen bien las matemáticas que que sepan quién era Abraham».
Bodas y comuniones: La expansión de las ceremonias civiles
El mundo académico no es el único en el que la Iglesia católica está perdiendo peso (solo uno de cada cuatro alumnos de la escuela pública cursa Religión). La generación actual de treintañeros ha dado la vuelta a las ceremonias matrimoniales. Mientras que en el 2001 aún se celebraban el 62% de las bodas en Catalunya por el rito católico, en el 2007 ya había bajado al 34%: 9.978 ceremonias religiosas contra 19.079 civiles.
Muchos hijos de estos matrimonios ya no pasan o pasarán por el bautismo y la catequesis. Pero ya que muchos niños siguen ansiando una fiesta como la de la primera comunión, se están celebrando cada vez más actos civiles o no comuniones, con banquete y regalos incluidos. Menos éxito tienen los bautismos civiles de algunos ayuntamientos. Al otro extremo de la vida, los funerales siguen siendo en un 93% católicos, pero el 5% de ceremonias laicas refleja una tendencia al alza.
Transformación social: Una laicidad que aún no está normalizada
Tras explicar que laicidad (reconocer la diversidad de creencias –y no creencias– sin dar más importancia a una sobre las otras) no es lo mismo que laicismo (anticlericalismo beligerante), el sociólogo Joan Estruch explica que Catalunya es una sociedad cada vez más laica, que no laicista. «Sin embargo, la situación aún no esta normalizada por nuestro pasado reciente. Aún hay gente que teme que vuelvan las sotanas, mientras que a la Iglesia le cuesta renunciar a ciertos privilegios».
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