- Marijaia manda abrazos
- Con un pregón largo y algo alocado y un txupinazo que no ha estado exento de polémica, Bilbao estrenó ayer su Aste Nagusia
- El Diario Vasco, 2009-08-16 # Arturo García
«Nunca me he sentido tan bilbaíno y tan maricón porque, por fin, se ha hecho justicia», exclamó en medio del desmadre habitual: champán, harina, globos y confettis. Minutos después, una extraña etxekoandre, vestida de señora más alta del momento, no por conocida menos esperada y que no era Solozabal disfrazado, irrumpió en mitad de la balconada del teatro Arriaga, el recinto festivo convertido en escenario central de la jarana y donde se oyeron y sonaron pitos a base de bien. Marijaia abrió sus brazos para arropar a bilbainos y foráneos y dar paso a la semana más larga de Bilbao, mucho más larga, al parecer, con esto de la crisis, para más de uno.
Joseba Solozabal, de un amarillo chillón, trató en su intervención de silenciar el concierto de pitos ante el que se puso en pie ufano desde su concepto de la jarana: porque, hasta el próximo domingo, y si Dios no lo remedia, queda abierta la veda para momentos tan intensos y emotivos como intentar dar con la luz en la basílica de Begoña en medio de las alrededor de 12 misas que se ofrendan un día grande como el de ayer. Ojo, hay merchandising azul Bilbao, mucho y caro pero, con 'esto' de chufla, una de rabas y otra de harina, el desmadre asegurado hasta el próximo domingo lo ponen las comparsas y los recintos acondicionados en el resto de la ciudad. «Que el mundo sepa qué es Bilbao y olvidad las banderas», decía mientras tanto Solozabal.
Presupuesto a la bilbaína
Escuchar que las fiestas de Bilbao parten de salida con un presupuesto de 3 millones de euros mientras Donosti malvive con 890.000 euros resulta duro de pelar en medio del bullicio y el jolgorio para el personal foráneo. El pregonero Joseba, ajeno a todas estas disquisiciones, extendió y pidió aplicar a su manera unos muy sui generis diez mandamientos dirigidos a un personal que navegaba ajeno a los reiterados llamamientos contrarios al uso de harinas y demás condimentos.
Solozabal lo puso en limpio, y para resumir: «Amarás Bilbao por encima de todas las cosas, no robarás, no politizarás las fiestas, no harás caso a la Iglesia y que el mundo sepa que eres de Bilbao». Más o menos como el cañonazo de Donosti. Concluida su intervención, Sonia Polo encendió la chispa a todo trapo y en medio de una vorágine que abrió la veda para convertir Bilbao hasta el próximo domingo en el lugar idóneo para saltarse formalidades, no todas. Hasta entonces, autoridades, referentes y allegados deberán multiplicarse por los innumerables recintos festivos. Qué les sea y nos sea leve.
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