2009/08/06

> Berria: Eliza > GASTEIZ: DEVOTOS DE LA RELIGION Y LA FIESTA

  • Devotos de la religión y la fiesta
  • Fieles y noctámbulos vuelven cada año más multitudinarios la Procesión de los Faroles y el Rosario de la Aurora
  • El País, 2009-08-06 # Txema G. Crespo . Vitoria
La Procesión de los Faroles salvó la catenaria del tranvía. No fue un milagro, aunque pudiese parecerlo a los ojos de las miles de personas que seguían el acto religioso en la noche del martes. Uniendo fervor y fiesta pura, esta celebración creyente ha ido tomando fuerza año tras año, al igual que el Rosario de la Aurora, que a primera hora de la mañana de ayer, día grande de Vitoria, atrajo a unas 30.000 personas, entre creyentes, noctámbulos e insomnes que decidieron sumarse a este acontecimiento.

Con una puntualidad y un rigor que ya casi sólo se ve en algunas celebraciones religiosas, los 247 faroles y las 20 carrozas que conforman el Rosario iluminado más completo del mundo salió en la noche del martes por las calles de la capital de Euskadi. Entre cachis de cerveza, cuadrillas en las que eran bien visibles los efectos del cava bebido horas antes en el chupinazo y familias enteras vestidas de forma impecable, 300 de los 3.600 cofrades que tiene la Virgen Blanca iluminaron la ciudad con sus rezos marianos.

Entre ellos figuraba un vitoriano de 88 años de los que lleva 50 viviendo en Washington y que no quería perderse este acto aprovechando que regresaba a su ciudad natal, como precisaba Ricardo Sáez de Heredia, abad de la Cofradía de La Blanca.

La Procesión de los Faroles se remonta a finales del siglo pasado, cuando un grupo de miembros de la citada cofradía, fundada en 1613, decidió dotarse de unas linternas que les acompañasen durante el rezo de un rosario público. Todos los misterios estaban presentes con sus correspondientes avemarías, hasta completar esas 247 luces que, sin duda, sobrecogían en aquella época en las que las noches, hasta las de verano, invitaban al retiro hogareño.

Los tiempos cambian, como la indumentaria de quienes van en procesión, ahora vestidos informalmente, pero, eso sí, ataviados con el imprescindible pañuelo de fiestas. También se ha transformado el ambiente, ya que el viernes el rezo monocorde del rosario ha de hacerse un hueco entre las músicas de una ciudad en fiesta.

De esta manera, también el Rosario de la Aurora se ha incorporado a un programa festivo laico y su desarrollo se ha mezclado con la primera madrugada de fiesta de la ciudad. Poco a poco, sus devotos han ido ganando espacio público y ahora superan incluso a los militantes de la noche y la juerga. Desfilan con radios con auriculares por los que siguen el rezo y ya no hay ni enfrentamientos con los ateos. "Pasamos por el gaztetxe. Ellos nos respetan, nosotros les respetamos y la relación es pacífica", explica Ricardo Sáez de Heredia.

No es de extrañar: 30.000 devotos, de lo que sea, suponen una fuerza de seducción notable.

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