2009/07/06

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  • Orgullo ‘gayeconómico’
  • Diario Crítico de la Economía, 2009-07-06 # Alfonso Simón
Aunque hace unos años nadie lo pudiese creer, Madrid, a día de hoy, se ha convertido en una de las capitales gay del mundo, solo superada en Europa por Londres y Amsterdam. Pero, ¿por qué tiene tanto éxito?

Gracias a los avances en derechos sociales aprobados por el Gobierno Zapatero y a su mítico barrio de Chueca, la ciudad se ha convertido en lugar de peregrinaje homosexual que culmina en las fiestas del orgullo gay. Y eso tiene importantes repercusiones económicas.

Durante la pasada semana, nada más y nada menos que dos millones de personas vivieron las fiestas del orgullo gay, en los alrededores de Chueca, y fundamentalmente concentradas en la manifestación del sábado y su posterior juerga. Esa cifra deja mucho dinero en la ciudad, concretamente 100 millones de euros, según la organización.

No existen muchos datos de la procedencia de los participantes ni estudios sobre sus gastos. Es de suponer que la mayoría son madrileños, pero la Comunidad de Madrid asegura que un millón son visitantes de fuera de la región. Tal cúmulo de visitantes ha provocado que el volumen de plazas hoteleras llegara al 90% de ocupación.

Uno de los éxitos de los organizadores, quienes hace unos años no podrían imaginar en el acto masivo en el que se ha convertido lo que comenzó como protesta minoritaria, ha sido celebrar una manifestación estatal un fin de semana después de las que se organizan en el resto de provincias. Esto provoca un peregrinaje de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales del resto del país a una ciudad en fiesta.

Porque esta celebración se ha convertido en las verdaderas fiestas multitudinarias de Madrid. Dos millones de participantes significa una celebración mayor que San Fermín o que las Fallas. El éxito radica, en parte, porque los madrileños, incluidos los heterosexuales, ven en el orgullo el comienzo del verano alrededor de escenarios, barras, música, diversidad (incluida la sexual) y regodeo.

Madrid tiene además, en este caso para los turistas extranjeros y de otras partes de España, un atractivo para lo que los expertos denominan como ‘city break’. Es decir, viajes a una gran ciudad, durantes unos pocos días, donde se puede disfrutar de actividades de ocio, visitas culturales y compras. Así que para muchos homosexuales extranjeros, quienes aprovechan también las aerolíneas ‘lowcost’, una visita a la capital del país del sol y del matrimonio gay, se convierte en una buena idea.

No se puede olvidar, tampoco, el pequeño comercio situado alrededor de Chueca. 250 establecimientos enfocados al público gay, además, de multitud de tiendas de moda alrededor de la calle Fuencarral, donde todas las marcas quieren estar presentes. Otro estímulo para muchos jóvenes visitantes que disfrutan de las compras en rebajas en su ‘city break’.

Algunos se atreven a decir que, además, estos visitantes homosexuales tienen un alto poder adquisitivo. Los estudios muestran que es falso. Simplemente tienen otro tipo de gastos, normalmente (pero cada vez más es más cambiante) con menos costes familiares. Aún así, las autoridades madrileñas han encontrado un filón en estos turistas y ya realizan sus primeras campañas promocionales.

Los madrileños pueden estar orgullosos de haber inventado una reivindicación, que a la vez, se ha convertido en una fiesta global. Esperemos que la concejal Ana Botella, la de las peras y las manzanas, no cumpla su amenaza de dispersar de Chueca la fiesta para el año que viene. Veremos entonces si la celebración era una moda pasajera o una tradición, para espanto de la familia Aznar.

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