- Aún siguen existiendo clases en el tratamiento del SIDA
- Convendría doblar el número de personas que se encuentran en tratamiento. Se calcula que en Sudáfrica hay cinco millones de infectados, uno de cada cinco adultos
- Soitu, 2009-07-22 # Lali Cambra . Ciudad del Cabo . Sudáfrica
Supondría, de acuerdo con diversos estudios debatidos en la conferencia, doblar el número de personas que se encuentran en tratamiento (por el momento son cuatro millones, cuando siete deberían ya haber iniciado la toma de antirretrovirales), "pero se reduciría la mortalidad y se reduciría la transmisión de la infección. Por cada persona infectada que inicia tratamiento, un mínimo de dos se han infectado. Esto hay que pararlo". Muntaner hace referencia a nuevos estudios que alertan de la virulencia de la infección en los primeros estadios de acceso a un cuerpo sano.
La diferencia entre los países ricos y pobres se detecta asimismo en cuándo se inicia tratamiento. En Occidente se asume que se sitúa cuando el recuento de CD4 (células blancas del sistema inmunológico atacadas por el VIH) alcanza un mínimo de los 350 por milímetro cúbico. En países pobres, el parámetro se situaría en los 200, aunque en Sudáfrica, por ejemplo, la media con la que los pacientes inician su tratamiento es de un bajísimo 87. "Recordemos que cuando se trata a la gente de forma correcta, no sólo se reduce la mortalidad, sino también la transmisión de la infección". Muntaner se declaró muy contrariado por la falta de cumplimiento de los países del G-8 en dotar de fondos para la lucha contra el SIDA y se manifestó porque sean los países del G-20, entre ellos España, los que demuestren liderazgo en esta causa, "no podemos aceptar que los fondos para el VIH sean víctimas de la crisis global".
Durante la conferencia, la ONG Médicos sin Fronteras ha denunciado además la falta de medicamentos de segunda generación (la resistencia a los de primera es habitual dada la mutabilidad del virus) y la inadecuación de algunos de primera, que se siguen utilizando en países pobres aún cuando han sido ya retirados en Occidente por perniciosos efectos secundarios. "Estamos regresando a la división entre el primer y el tercer mundo de hace diez años cuando luchamos por el acceso a la medicación de primera generación. Necesitamos acceso a los nuevos medicamentos", explicó Eric Goemaere, coordinador médico de MSF en Sudáfrica. Goemaere basa sus datos en el trabajo de MSF en el gueto de Khayelitsha, en Ciudad del Cabo, donde la ONG ha asistido, con el gobierno sudafricano a 12.000 pacientes desde 2001."Les dijimos que les acompañaríamos toda la vida con la medicación. Les estamos fallando. ¿Cómo los mantenemos con vida?".
En Occidente la supervivencia al VIH se encuentra en los 69 años. En los países pobres, de entre cinco y diez. Uno de los campos en los que se ha detectado cierto optimismo es en el de los microbicidas. Tras fracasos en la creación de un gel o anillo vaginal para proteger a la mujer de la infección (y no hacerla dependiente de la voluntad de su pareja en usar o no condones), existen tres microbicidas que inician experimentación en poblaciones femeninas y que, de ser exitosos, prevendrían la infección. La composición de los geles está basada en los antirretrovirales que tratan VIH-SIDA o previenen la infección de madre a feto.
Se calcula que, a finales de 2007, 33 millones de personas vivían con VIH, mientras que cerca de tres millones se infectan al año. El 67% de las infecciones se producen en el continente africano, con sistemas de salud muy saturados. La conferencia ha destacado que el dinero destinado a la lucha contra el sida ha robustecido los sistemas de salud de dichos países, pero todavía es necesario continuar enforteciéndolos para proveer de tratamiento a aquellos que lo necesitan. "Ahora es el momento, ahora es cuando hay que invertir en crear médicos y enfermeras, en mantener a la gente viva para que pueda seguir trabajando", aseguró Muntaner. Se calcula que sólo en Sudáfrica hay cinco millones de infectados, uno de cada cinco adultos, en un país de 45 millones.
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