2009/07/18

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  • El Este discrimina a los homosexuales
  • Gays y lesbianas de países poscomunistas europeos sufren rechazo social y son víctimas de la violencia ultra y policial, la intolerancia de las iglesias y el menosprecio de los gobernantes.
  • COLPISA, 2009-07-18 # Paco Soto . Varsovia
El Parlamento de Lituania adoptó el martes pasado una ley de “protección de los menores” que prohíbe explícitamente hacer “publicidad” sobre las relaciones homosexuales, bisexuales y la poligamia. La ley fue criticada por Amnistía Internacional (AI). El presidente del Consejo de la Liga de Gays Lituanos, Vladimir Simonko, aseguró que la norma “institucionaliza la homofobia” en Lituania. Un estudio del pasado mes de abril de la Agencia Europea por los Derechos Fundamentales denunciaba la “discriminación, intimidación y acoso” a que son sometidos gays, lesbianas y transexuales en el trabajo, los centros de estudio y la vida diaria en Europa del Este, y que muchos políticos utilizan un discurso homófobo “con contenidos odiosos”.

Durante el comunismo, los homosexuales sufrieron leyes discriminatorias, represión policial, cárcel y rechazo social. Tras 20 años de democracia, a pesar de notables avances en materia jurídica y social, ser gay, lesbiana, bisexual o transexual en los países poscomunistas sigue siendo difícil. Los homosexuales son víctimas de la incomprensión social, la violencia de la ultraderecha y los cuerpos policiales, la intolerancia de las iglesias (católica, protestante y ortodoxa) y el menosprecio institucional. En Polonia, donde el anterior gobierno conservador de Jaroslaw Kaczynski llevó a cabo una ofensiva política y jurídica contra gays y lesbianas que escandalizó a la UE, la discriminación por orientación sexual es una realidad, y no existen leyes que amparen en derechos y deberes a los homosexuales. La homosexualidad fue despenalizada en Polonia en 1930, y el país cuenta con unos dos millones de gays y lesbianas –sobre una población de 38 millones-, pero los homosexuales son ignorados, rechazados, condenados o acusados de “perversos” y “enfermos”.

Derechos y respeto
Diversos colectivos reclamaron esta semana delante del Parlamento derechos y respeto a su orientación sexual. Mariusz Kurc, del colectivo Campaña Contra la Homofobia (KPH), dice: “Si somos personas jurídicas, también tenemos que tener los mismos derechos que otras personas; por ejemplo, si vivimos en pareja”. KPH mandó una carta en la misma línea al ‘premier’ polaco, Donald Tusk. Según el activista Slawomir Starosta, “el problema no es la ley, que es relativamente liberal, sino la actitud de la sociedad, que evoluciona lentamente”.

El activista pro-derechos humanos Marcin Lakomski destaca que “gays y lesbianas se enfrentan a la herencia homófoba de la Iglesia católica, y los pocos avances que ha habido se deben a las exigencias de la integración europea”. En efecto, en octubre de 2005, Bruselas hizo saber a Varsovia que perdería su derecho a veto en la UE, si seguía empeñada en discriminar a gays y lesbianas. En Chequia, la situación es mejor.

El profesor universitario Ivo Buzek cuenta a Colpisa que “los checos somos bastante tolerantes con los homosexuales. Claro que hay prejuicios y cierto desdén hacia ellos, pero no existe una actitud de homofobia agresiva como en Polonia”. Chequia dispone de una ley de parejas de hecho y medidas que favorecen a gays, lesbianas y transexuales. También ha crecido la tolerancia de la sociedad checa hacia los homosexuales, como indica un estudio del Centro de Investigación de la Opinión Pública.

La adopción de niños por parejas homosexuales no reúne, sin embargo, un gran apoyo: el 63% de la población está en contra. En declaraciones a Radio Praga, Jiri Hromada, ex presidente de Iniciativa Gay, consideraba que “la victoria más grande que hemos conseguido es el cambio de mentalidades”. Tanto es así que en los últimos años muchos homosexuales eslovacos, que viven una situación de mayor discriminación, se han planteado emigrar a la vecina Chequia.

Despenalización
En Rumanía, el artículo 200 del Código Penal, que consideraba como delito las relaciones homosexuales entre adultos, fue abolido en octubre de 2001. Esta antigua ley comunista instaurada por el dictador Nicolae Ceausescu, fue objeto de numerosas críticas de ONG y de la UE, de la que Rumanía es miembro desde 2007. Pero, según un sondeo realizado por Gallup Rumanía hace un año, el 74% de la población considera negativo tener un amigo homosexual y el 57% no quiere un colega gay o lesbiana en su lugar de trabajo.

Aún así, Rumanía ha hecho progresos notables en materia jurídica contra la discriminación y Human Rights Watch clasifica a este país entre los cinco del mundo que han llevado a cabo “progresos ejemplares en el combate contra los abusos por motivo de orientación sexual”. En agosto de 2006, Gemini, una organización homosexual búlgara, denunció que, “a pesar de ciertos progresos, las lesbianas, gays, bisexuales y transexuales búlgaros sufren aún discriminación”. La situación no ha variado, aunque han desaparecido casi todas las leyes discriminatorias, y las fuerzas armadas califican la homosexualidad de “aberración”.

En Hungría, el Parlamento adoptó en 2007 una ley a favor del matrimonio homosexual que fue bloqueada este año por grupos conservadores. Finalmente, el pasado 20 de abril, fue aprobado un nuevo texto que contribuye a la igualdad de derechos. Pero el rechazo a los homosexuales es una realidad en la sociedad, algunas manifestaciones de colectivos de gays y lesbianas son prohibidas por la Policía y sus miembros agredidos por jóvenes ultras. Mientras, en Eslovenia, aunque la homosexualidad no está prohibida, algunos psiquiatras tratan esta opción sexual como una enfermedad.

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