2009/04/02

> Iritzia: Carmen G. Hernández > DESPRECIO, LESBOFOBIA... ¿QUIEN APUÑALA AL BALONCESTO FEMENINO EN ESPAÑA?

  • Desprecio, lesbofobia... ¿quién apuñala al baloncesto femenino en España?
  • Levante, 2009-04-02 # Carmen G. Hernández • Ex portavoz del Col•lectiu Lambda y ex coordinadora del Área de Políticas Lésbicas de la FELGTB
Lo que ocurre con el baloncesto femenino en España es sencillamente doloroso. Tenemos una cantera fabulosa, algunas de las mejores jugadoras del mundo, equipos de gran nivel, una selección absoluta cada día más competitiva? Pero los apoyos son ínfimos.

A principios de marzo tuvo lugar en Salamanca la Copa de la Reina. Ni un solo partido, ni siquiera la final, fue retransmitida por televisión a nivel estatal. El desprecio a las grandes competiciones del deporte femenino en España no tiene nombre. ¿Dónde queda ese apoyo grandilocuente que tantas páginas llena las vísperas olímpicas? Se evapora al tocar la realidad de los cuatro años siguientes. De un modo injusto e inmerecido.

Si a ese desprecio le añadimos la lesbofobia que sufren las mujeres en el deporte (sean heterosexuales, lesbianas o bisexuales), las puñaladas son aún más profundas. No es algo nuevo. Para atacar a una deportista, tenga la orientación sexual que tenga, lo más fácil es llamarla lesbiana, bollera. Algo que en sí mismo no es un insulto, sino parte de una realidad. Pero quien grita desde la grada «¡lesbiana!» sí quiere usarla como un insulto: rellena la palabra de odio, como una bala. Y eso ya es diferente. Porque ese odio sólo consigue dificultar la vida de las deportistas que sí son lesbianas, de sus parejas, de sus familias.

Afortunadamente no suele ser tan habitual ver en el baloncesto escenas de violencia verbal como en otros deportes. Pero en algunas canchas se está convirtiendo en algo habitual, como en las visitas del valenciano Ciudad Ros Casares a la casa salmantina del Perfumerías Avenida.

Resulta triste ver a una gran afición como la charra atacar con tanta saña a las jugadoras del Ros, sin que nadie haga nada para evitarlo. La final de la Copa de la Reina fue un infierno -y eso que ni siquiera jugaba el Perfumerías-, donde se sobrepasaron todos los límites admisibles. Legales, incluidos.

Es hora de que alguien corte de raíz esta situación, con mucha formación y medidas sancionadoras. El odio en el deporte es un cáncer que debe ser extirpado. La orientación sexual no puede ser un objeto de mofa, de burla. Y así lo dice la ley. El equipo organizador de la Copa tuvo la obligación legal de poner freno a esos ataques y no lo hizo, incurriendo así en la vulneración de la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte. Si las multas no consiguen detener esta espiral, que les clausuren el recinto deportivo unos cuantos partidos. Y si siguen sin tomar medidas, toda una temporada.

Pero ya está bien de tanto desprecio. Las jugadoras, el baloncesto, no se merecen este trato. Bastante duro es ver cómo tu país no reconoce tu trabajo y tu valía para encima tener que aguantar insultos intolerantes y escupitajos. Creo que ya se ha sobrepasado el límite, señores y señoras. Es hora de que la sociedad civil exija responsabilidades. Y con más contundencia.

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