- Reynald Ottenhof, vicepresidente de la Asociación Internacional de Derecho Penal y Doctor Honoris Causa de la UPV: "Las medidas severas que satisfacen a la opinión pública no son el mejor modo de afrontar la delincuencia juvenil"
- El influyente criminólogo francés Reynald Ottenhof fue investido ayer doctor Honoris Causa de la Universidad del País Vasco (UPV) en el Palacio Miramar de Donostia junto con su colega belga Tony Peters, presidente de la Sociedad Internacional de Criminología
- Noticias de Gipuzkoa, 2009-03-05 # Joseba Imaz • Donostia
El debate sobre la cadena perpetua ha vuelto a irrumpir en España tras el asesinato de una menor en Sevilla. ¿Entre los expertos del derecho penal también existe esa discusión?
Tanto para adultos como para menores, yo no observo ninguna utilidad a la cadena perpetua. Estoy en contra, porque significa negar que el castigo tiene una función de reinserción social. El debate sobre la cadena perpetua suele volver de forma cíclica. En Francia, por ejemplo, puede haber una sentencia de cadena perpetua, pero luego nunca se aplica.
¿Por qué no se cumple la pena en su totalidad?
Porque se dicta una sentencia de cadena perpetua para la satisfacción de las víctimas y de la sociedad. Cuando se trata de crímenes graves puede haber medidas de este tipo. Sin embargo, es distinto plantearse que deben ser cumplidas. Lo acepto desde el punto de vista de la ejemplaridad, pero desde cualquier perspectiva no es bueno aplicarlo en su totalidad.
¿Las penas de cárcel de muchos años no protegen a la sociedad?
He visitado prisiones en las que hay condenados a 40 años. Es un clima insoportable, porque los presos no tienen ninguna esperanza de salir durante esos años. Se agreden entre ellos, agreden a los guardas, intentan escaparse de la cárcel... Cuando en una prisión no hay ninguna esperanza de salir, el ambiente es insoportable.
¿Existe algún límite en cuanto a la cuantía de los años?
Debemos hacer uso de castigos bastante largos. Pero hace falta observar la evolución del criminal mientras cumple su condena. Cuando pasa cierto tiempo, como quince años, uno deja de ser hombre. La prisión arranca al recluso de la vida real y, al salir, vuelve a la libertad sin orientación. Es una catástrofe para la sociedad, incluso para la seguridad ciudadana, porque estas personas no han vivido en la sociedad y desconocen las reglas sociales.
¿Cómo convencer a la gente de que la reinserción es posible?
Es difícil, porque es una cuestión de mentalidad personal. Pienso que hace falta cambiar el discurso oficial y mediático sobre la peligrosidad y la seguridad. Cada vez que hay un programa televisivo que expone esto de manera racional y desapasionada, observamos que la gente puede cambiar de opinión. Un jurado popular, por ejemplo, debería visitar una prisión antes de juzgar a alguien.
Otro de sus ámbitos de estudio es la delincuencia juvenil, en aumento en toda Europa. ¿Es justo pensar que todos los menores que delinquen provienen de entornos sociales desfavorecidos?
Hay algunos que provienen de situaciones difíciles. Pero no siempre, porque depende de las formas de delincuencia. En el caso de la violencia física, sí. Los grandes entornos urbanos, las concentraciones de personas de origen extranjero y familias desfavorecidas, son un factor importante en el aumento de la delincuencia. Pero también se trata de una población más perseguida por los órganos de seguridad.
¿Cómo reacciona la sociedad ante los delitos juveniles?
Hay menos tolerancia ante estos casos que hace algunos años. También ha aumentado la severidad de las leyes y el funcionamiento de la justicia. En el caso de Francia, para los menores reincidentes, se han creado centros educativos cerrados que no están muy lejos de ser prisiones. Se les ofrece una acción educativa menos importante que la que teníamos antes en centros abiertos. Proporcionalmente, existen más centros cerrados que establecimientos sociales educativos para estos menores y que puestos de educadores sociales para los jóvenes.
¿Los resultados son buenos?
No, no, no. Estas medidas están hechas para satisfacer a la opinión pública, pero no son la mejor manera de enfrentarse a la delincuencia juvenil.
Tenemos la concepción de que un joven que ha sido víctima se convierte siempre en delincuente. ¿Es siempre así?
No siempre se cumple la idea del menor autor, menor víctima. Es verdad que el menor que haya sido víctima de malos tratos en casa tiene tendencia a ser violento, porque proviene de la cultura violenta. Cuando se convierten en adultos, o incluso en edad adolescente, desarrollan conductas violentas. También tenemos a las víctimas de abusos sexuales, que tienden a ser violentos y convertirse más tarde en autores de delitos sexuales.
- "He visitado muchas cárceles del mundo, pero nunca he visto algo parecido a Guantánamo"
Esta prisión es una violación completa de los derechos humanos, porque no respeta ninguna garantía. Se trata de una realidad basada en un derecho, una situación y unos problemas de excepción, que se suma a la mentalidad americana, en la que la opinión pública ha sido trabajada...
¿Conoce alguna prisión similar en el mundo democrático?
Es difícil. He visitado muchas cárceles en el mundo y no he encontrado ninguna situación parecida. Cuando entras en una prisión te das cuenta del ambiente que se respira en ella. Visité una prisión iraní donde había condenados a muerte -yo les mostré mi desacuerdo-, en América Latina también he estado en otras cárceles y yo nunca he conocido nada parecido ni peor que Guantánamo. Gente atada de pies y manos, sin haber tenido un juicio, muchos de ellos sin saber qué habían hecho para estar allí... Sin embargo, es cierto que existen centros de carácter excepcional en numerosos países.
¿El Tribunal Penal Internacional de La Haya tiene las manos atadas para actuar?
Según el estatus de la Corte Penal Internacional, o bien es el país quien juzga o bien es el Consejo de Seguridad el que ofrece competencias a este tribunal. Cualquier tribunal no es libre, pero la corte penal menos, porque existe un equilibrio político internacional que condiciona todo.
¿Su sola existencia no es un progreso?
La Corte Penal Internacional es un progreso, pero es algo perfeccionable. Lo veremos con el tiempo. Asimismo, pienso que existen crímenes que actualmente no competen a este tribunal y que sí lo harán en el futuro. Por ejemplo, el terrorismo. Pero es verdad que tiene menor libertad de actuación porque sus reglas son el resultado de un compromiso entre distintos estados.
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