- Mapplethorpe sigue siendo fuente de inspiración 20 años después de su muerte
- El conjunto 'El momento perfecto' del fotógrafo mezcla tradición clásica con la sutileza del gris
- Noticias de Gipuzkoa, 2009-03-09 # EFE • Madrid
El sida condujo hacia la muerte a Mapplethorpe, quien ya en vida consiguió su deseo: ser un referente en la Historia de la Fotografía de finales del siglo XX, sobre todo tras la polémica que generó a título póstumo su retrospectiva The perfect moment (El momento perfecto).
En el verano de 1989, tras su muerte, su obra fue más conocida debido a la polémica política y moral que generó la intención de la Corcoran Gallery of Art, de Washington, de abrir esa muestra. Pero no fue posible, y además hasta el Congreso de EEUU puso en entredicho el apoyo de la Asociación Estatal de Educación Nacional (NEA, en inglés) por su financiación parcial de El momento perfecto . Esta oposición generó que la figura de Robert Mapplethorpe (Nueva York, 1946 - Boston, 1989) fuera reivindicada públicamente por artistas estadounidenses y se convirtiera en un símbolo de la libertad artística y de la libre opción sexual.
Pero más allá de esta controversia, la obra de Mapplethorpe es de obligado estudio por los interesados en la fotografía porque elevó al podio del arte las escenas de desnudos masculinos y femeninos, al copiar la armonía compositiva de la tradición artística clásica -desde la griega hasta la manierista-.
Así, por ejemplo, su instantánea Thomas and Dovanna (1986) se compara con la ejecución tanto en escultura como en grabado que diversos artistas han llevado a cabo de la escena mitológica del rapto de Sabina por un romano.
Pero, ante todo, Mapplethorpe vertió su talento en su sensibilidad intuitiva para captar la luz en sus dos principales etapas: en los años 70, el desnudo de sus amantes y amigos famosos, y más tarde, las flores, como sutil revelación de un erotismo alegórico y de gran elegancia de la Naturaleza vegetal primigenia.
Mapplethorpe conquistó a través de su lente la gama de grises de la piel de raza negra que le transmitieron sus modelos y en este punto es comparable con el trabajo de dos fotógrafas completamente diferentes: la germana filonazi Leni Riefenstahl y la española Isabel Muñoz.
Su educación visual en materia fotográfica fue autodidacta y entre sus maestros reconoció que le gustaba la obra de grandes clásicos como Julia Margaret Cameron, Nadar, Edward Weston, Man Ray, Cecil Beaton y F. Holland Day.
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