- Reservado a parejas homosexuales
- La Verdad, 2009-02-15 # Sargento Emilia
Como cada mañana, el programa de televisión había reunido a un grupo de supuestos expertos para debatir asuntos de tribunales. La noticia seleccionada denunciaba que un hombre había sido condenado a ocho años de cárcel por robar un móvil. Los buenos samaritanos ponían el grito al aire ante una condena tan desproporcionada, por un botín de menos de 50 euros, y más teniendo en cuenta que obviamente el teléfono no debía de ser nuevo. Planteado el asunto por el conductor del programa, las intervenciones, entrecortadas y caóticas, se fueron sucediendo, argumentando los presentes, sin entrar en detalle ni aportar datos contrastables, la cantidad de asesinos, violadores y terroristas que cumplen muchos menos años de condena que el pobre infeliz protagonista de la noticia. Con la cota de indignación al máximo, el realizador daba entrada a un vídeo donde aparecía la esposa del penado, embarazada de varios meses y con otros dos chiquillos de corta edad, pegados a sus faldas. La mujer, al serle preguntado por su marido, empezó a explicar, con un lenguaje básico y repetitivo, lo injusto de una sentencia que condenaba al padre de sus hijos a ocho años de no poder estar con ellos, por un móvil de mierda, que ella no necesita, porque en su casa tenían muchos teléfonos. Después de intentar inútilmente que la mujer entendiera y contestara a las preguntas de los tertulianos, el presentador despidió la conexión, felicitando a la madre por su próximo alumbramiento y deseándole suerte para poder sobrellevar una injusticia que venía a añadirse a su vida de penuria.
Resulta que el hombre era especialista en delitos violentos, incluso perpetrados contra su propia esposa, y que había concebido a sus hijos estando en la cárcel a golpe de vis a vis. El móvil se lo había llevado después de intimidar a una adolescente con un cuchillo de cocina, para terminar golpeándola con saña, ante el escaso valor de lo único que llevaba encima. En la condena nada tenía que ver el valor de lo sustraído, sino su modus operandi y su reincidencia. El programa no se tomó la molestia de contar toda la verdad, que dejaría de ser noticia. Tal vez el interés del debate se podía haber centrado en discutir, aprovechando la cercanía de San Valentín, si una pareja, sin oficio ni beneficio y que se relaciona, reforzada por el sexo, a base de golpes verbales y físicos, es realmente adecuado para concebir hijos y educarlos, pero claro ese debate sólo tiene interés, si se reserva para parejas homosexuales.
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