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• Las Valentinas, ateas del amor
• Nadie escapa de las garras del amor. Pero la Asamblea de Mujeres, Ehgam y 7menos20 quieren evitar el arañazo. Ayer, en Vitoria, criticaron con una parodia "este estado de dependencia. Las organizadoras del acto animaron con la parodia a romper con "el guión preestablecido del amor".
• Noticias de Alava, 2009-02-15

Suena la brava Rocío Jurado con su Muera el amor. Un chico y una chica se acaban de dar el sí quiero, y posan felices para las fotos de rigor con sus familiares. Algo no cuadra en este escenario. ¿O sí? O sí, responden las representantes de la Asamblea de Mujeres, de Ehgam y de 7menos20. Ayer, en el día del angelito con la flecha, ellas, las Valentinas, ni cantaron al amor, ni lloraron por amor, ni murieron de amor. Lo cuestionaron con una parodia. Su objetivo, advertir a la gente de que ese sentimiento universal, el que da sentido a la vida, el que engloba conceptos tan dispares como el sexo, el afán de supervivencia o el matrimonio, "nos termina sumiendo en relaciones basadas en la dependencia y en la renuncia personal". Abrasa, roba y arrasa, que diría la flamenca de marras.

Habrá quien diga que estas mujeres están amargadas. Y habrá quienes les den la razón, como muchas de las personas que se clavaron en la Virgen Blanca para ver el teatrillo-denuncia que montaron las tres asociaciones. Empezó por una pareja heterosexual -bueno, una chica disfrazada de chico y otra chica con un largo pelucón rubio- , celebrando su primer aniversario, con cena, cava y ramo de flores. En la siguiente escena apareció la misma pareja, esta vez a propósito del segundo aniversario, con cena, cava y un gran corazón de regalo. "Momento patrocinado por la Caja Roja de Nestlé", señaló Cupido, revoloteando en torno a la mesa. Pasó el tiempo y llegó el tercer aniversario, de nuevo con cena y cava, pero con un oso de peluche. "Momento patrocinado por el Corte Inglés". Y luego vino el cuarto, con apertura de la botella burbujeante, "momento patrocinado por Freixenet", y pedida de mano, anillo incluido.

A continuación pasó lo que tenía que pasar, el bodorrio. Al ritmo de Como yo te amo , los jóvenes se convirtieron por fin en marido y mujer. Ante Dios y ante los juzgados. Lluvia de arroz, besos... Todo era felicidad, hasta que aparecieron en escena don Sistema y el cura para recordarles que, a partir de ese momento, estaban bajo su control. Pasaban a ser el número 8945666 del registro civil y el 1966656 del religioso. Los dos empezaron a torcer el gesto y, sin previo aviso, se vieron esposados. ¿Eso era el amor? Indignados, decidieron vengarse de Cupido, clavándole, por la espalda, su propia flecha.

Los organizadores aplaudieron con generosidad la parodia. Algunos de los congregados, sin embargo, no dudaron en criticarla. "¡Menuda falta de respeto a los que hacemos libremente esa elección!", apuntó Maribel, una señora felizmente casada con Ernesto desde hace 35 años. La visión del amor de estos colectivos no es la habitual. Con el teatrillo, denunciaron "la heterosexualidad obligatoria y la monogamia como único modo de relacionarse" y se posicionaron en contra del matrimonio, que para ellas "es un contrato que tiene que ver con la propiedad privada, la acumulación de mercancías y la opresión del cuerpo".

A juicio de estas mujeres, el amor se ha convertido "en un guión preestablecido" al que se adscriben las vidas, un concepto que les ahoga. Así que han decidido romper con él y tomar aire. Ayer celebraron la decisión con gominolas, mojitos y, como elemento decorativo, un corazón con el lema "me cago en el amor".

Es una opción. Para el resto de los mortales, ¡arriba el amor y que vivan los novios!