- Otra vez el circo mediático
- Noticias de Gipuzkoa, 2009-02-19 # Editorial
El trágico caso de la adolescente sevillana Marta del Castillo, al parecer asesinada por su ex novio con la implicación de su hermano y dos amigos, uno de ellos menor de edad, ha vuelto a situar a los medios de comunicación en su realidad más sórdida, la que no respeta las normas deontológicas y hace saltar por los aires toda ética periodística. Esto ocurre cuando los profesionales de los medios abandonan el camino del rigor y el respeto y deciden adentrarse en el fango del morbo y el sensacionalismo, especialmente, como en este caso, cuando los protagonistas de la historia son menores. La información tiene, siempre ha tenido, límites y uno de ellos debe ser preservar la privacidad de los aludidos y cuando se trata de víctimas, respetar su dolor. No todo vale bajo el paraguas del derecho a la información de los ciudadanos y es obsceno contribuir con un periodismo amarillo a convertir la tragedia en espectáculo o, como en este caso, la muerte de una menor y la detención de sus presuntos asesinos en un circo mediático. Nada justifica el tratamiento que algunos medios, especialmente televisivos, destacando entre ellos el canal privado de mayor audiencia, están haciendo de este caso. Apelar a la expectación que despierta en la opinión pública es sólo una excusa hipócrita para ocultar la voracidad por captar audiencia. Si los padres y otros familiares de la joven decidieron, desesperados, salir en televisión para sumar fuerzas en su búsqueda no tiene nada que ver en la prolongación del morbo sentando en el plató a menores relacionados con el presunto asesino, asunto éste que está siendo investigado por la Fiscalía. Tan criticable como estas morbosas entrevistas televisivas es la decisión de difundir y publicar mensajes y fotos de la joven y su presunto asesino extraídas de la red juvenil Tuenti , sin tener en cuenta el daño que esa difusión causa en la imagen de la víctima y en sus familiares. Han sido muchas las voces que estos días se han alzado pidiendo respeto y protección para los menores, y desde asociaciones de la Prensa se ha alertado del exceso de algunos medios que confunden el puro morbo con la información. La actitud miserable de algunos profesionales y la ambición codiciosa de quienes controlan sus medios deben indignar a todos los ciudadanos de bien.
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